Hay ciertos lugares que quizá no hayamos visitado porque “son demasiado obvios”. Tanto, que jamás hemos ido. ¿Cuántos han visitado el Palacio Real o el Parque del Capricho? No se requiere que todo madrileño campe a sus anchas por las callejuelas del Madrid de los Austrias, ni que conozca cada restaurante de moda de Chamberí, pero hay un mínimo que cumplir. Sitios en los que comer que, por rocambolescos o tradicionales, debe conocer, también sitios para tomar un refrigerio o un combinado, planes culturetas o propuestas para que no aburra a esa persona especial.
Madrid es Noticia le presenta los 10 lugares que creemos que todo madrileño debe conocer.
1. Contemplar el atardecer desde el Templo de Debod
El Templo de Debod se alza sobre la montaña del Príncipe Pío, y está situado entre Plaza de España y Príncipe Pío. El templo está dedicado a los dioses Amón e Isis y Egipto lo donó a España en el año 1968. El precioso entorno se potencia con el misterio que le da el templo. Un acierto si quiere sorprender a ese ‘amigo’, puesto que la paleta de naranjas, rosas y morados harán que se quede tan embelesado, ojiplático, boquiabierto o atontao que facilitarán el achuchón.
2. Cenar tallarines en El Rey de los Tallarines
El Rey de los Tallarines se sitúa en la Calle San Bernardino, 2, y es uno de los restaurantes más concurridos de la zona. Siempre hay gente. ¿La razón? Cocinan una gran variedad de tallarines que están deliciosos. El lugar es bastante rocambolesco. Antes de que fuera El Rey de los Tallarines era una marisquería, hoy en día se funde la decoración típica de un restaurante de esas características -motivos marinos, pececitos y moluscos- con la decoración asiática. Una delicia.
3. Admirar los frescos de Goya en la Ermita de San Antonio
La pequeña ermita de San Antonio es un edificio sobrio y discreto, incluso humilde. Se sitúa en la zona de Príncipe Pío y la ribera del Manzanares. Sin embargo, esta ermita encierra un tesoro de valor incalculable: unos frescos del gran maestro de la pintura universal Francisco de Goya. En la pintura, que está en la cúpula, el genio relata un episodio de la vida del santo. Una curiosidad es que frente al altar descansa el cuerpo del pintor.
4. Visitar la Iglesia de San Antonio de los Alemanes
En pleno barrio de Malasaña se levanta una auténtica joya del Renacimiento español -si es que podemos hablar de Renacimiento- que tras sus sucesivas reformas también adoptó distintos motivos barrocos. La cúpula de San Antonio de los Alemanes es una de las más impresionantes de la ciudad. Además, cuenta con unos frescos que no le dejarán indiferente. Se construyó a principios del siglo XVII.
5. Ir a Microteatro
El ‘Microteatro por Dinero’ es un plan original que entusiasmará a cualquiera. Pequeñas piezas teatrales a precios reducidos en espacios reducidos. Las salas son pequeñas, muy pequeñas: algunas incluso son habitaciones de las antiguas casas que en ese espacio había. Las representaciones suelen durar más o menos 15 minutos y, si se queda con ganas, puede asistir a otra. Podrá encontrarlo en Calle de Loreto Prado y Enrique Chicote, 9.
6. Pasar la tarde en el Real Jardín Botánico
Si tiene alergia es mejor que posponga un poco el plan, aunque si no es así, déjese de excusas y diríjase al Real Jardín Botánico de Madrid. Este Jardín Artístico contiene aproximadamente 5.500 especies vivas, una muestra enorme teniendo en cuenta que en la Península Ibérica contamos con 7.000. Hay bastantes singularidades, y es que el Jardín que inauguró Carlos III a finales del XVIII, cuenta entre otras cosas con una colección de bonsáis del ex Presidente Felipe González o con un itinerario de plantas de ‘El Quijote’.
7. Recenar en el Café Teatro Lady Pepa
Este lugar difícil de definir se encuentra en la Calle San Lorenzo, muy cerca de Tribunal. Su horario dice mucho de su público: de 12 de la noche a 6 de la mañana. Música en directo templada por un piano, al más puro estilo ‘Casablanca’. Lo más habitual para acceder a este peculiar local es decirle al gorila de la entrada que vas a comer, una vez dentro es recomendable tomar los espaguetis boloñesa que sirven en cazuela de barro y una Mahou.
8. Ir a bailar a Costello
Costello Club es un local que en no mucho tiempo se ha proclamado como una leyenda viva de la noche madrileña. En la planta de abajo podrá disfrutar de un concierto, con una acústica envidiable que ha sido testigo de grandes actuaciones de grandes artistas, o también bailar hasta las tres de la madrugada como un salvaje. La planta de arriba es más para tomar una copa y charlar tranquilamente.
9. Ponerse tibio a langostinos en el Mercado de la Cebada
No es un plan que la gente controle mucho, pero por el nivel de disfrute que le puede ofrecer y también por encontrarse en un sitio auténticamente madrileño -el Mercado de la Cebada, en plena Latina- no debería dejar de conocerlo. Podrá comer marisco a precio de mercado y acompañarlo por un rico vino blanco o una cerveza, apoyado sobre mesas de palés o en las escaleras del Mercado. Todo vale aquí.
10. Cantar hasta que amanezca en el Toni2
El Toni2 puede presumir de contar con el piano más popular de la capital. Probablemente también sea uno de los más largos. La característica principal del Toni2 es que cuenta con un precioso piano de cola por el que pasan tres músicos cada noche y, gracias a que cuentan con un público muy activo, que constantemente está pidiendo canciones y cantando sin parar. Un plan ultra divertido en un lugar auténtico en el que los camareros tienen pajarita y se puede encontrar desde personalidades de la política nacional hasta músicos o actores.