Hace unos días os preguntaba que por qué tienen que ser Roma o París las ciudades del amor y no Madrid. Pues hoy traigo otra pregunta. ¿Por qué Nueva York tiene que ser la moderna, la que nunca duerme? ¡Claramente esa, también es Madrid!
Siempre ponemos de ejemplo otras ciudades: que si esta es más bonita, que si esta es más moderna, que si está tiene más cosas para ver, que si esta, la otra… ¿Acaso somos conscientes de lo que tenemos? Los madrileños somos unos afortunados.
Nos apuntamos a todas las modas, por no decir a todas las fiestas. Quizás somos un poco tardíos. Pero dicen que más vale tarde que nunca. Hacemos las cosas después que los demás, pero las hacemos mejor. Y lo sabes. (Ahora te estarás imaginando la cara de Julio Iglesias y su dedo apuntándote).
Nueva York siempre tan famoso por ser futurista. Y por las pintas de la gente, no me digáis que no. Pero ¿y Madrid qué? Será que paseando por Malasaña no te encuentras “pintas”. Desde la más influencer que se lo pone todo: animal print, pantalones campana, deportivas extravagantes y las gafas de sol más grandes del mercado…, hasta el típico que se planta sus calcetines blancos y las chanclas de dedo. Y ahora, ya no les miramos. Nos gusta la gente con pintas porque así, si queremos bajar a por el pan en pijama, podemos hacerlo sin pudor alguno.
¿Y qué me dices del ir hablando “solo” por la calle? Ya somos conscientes de que quien lleva cascos y habla, está manteniendo una conversación, pero nos ha costado aprender a quitar la cantosa mirada. Recuerdo la primera vez que viví esa situación. Mi madre estaba aparcada en la puerta de mi Conservatorio esperando a que saliera de mis clases de danza. Cuando crucé la puerta me la encontré en el coche gesticulando como si no hubiera mañana, y un hombre que pasaba por ahí la miraba súper extrañado, pensaría: ¿y esta loca que hace hablando sola en el coche? Bueno, quien dice hablando, dice descojonada perdida. Y es que se había comprado un Manos Libres. Era un Motorola con luz azul, parecíamos la policía secreta. Poca gente sabía que ese chisme existía, pero ella era la más moderna. Por cierto, sí, a veces en Madrid llamamos chisme a los aparatos u objetos.
¿Y la moda de los audios? Nos ha costado. Nos ha costado porque pocos nos gustamos, es más, solo se gustan los que tienen la voz de Mario Casas, el resto seguimos horrorizados. Pero al final recurrimos a ellos, son prácticos. Lo de ir por la calle grabándolos es lo más. Al principio sientes esa vergüenza típica de: me van a mirar todos y encima se van a enterar de lo que voy a contar. Y así es. La primera vez que grabé uno recuerdo que iba andando por la Calle Mayor de Alcorcón. Pasé vergüenza porque me miraban, pero me volví a atrever, y fue curioso. Estaba en Xanadú, iba de tienda en tienda y mientras, intercambiaba audios con mi prima, cuando salí al parking miré a mi alrededor y ¡vi a dos personas haciendo los mismo! Me dieron ganas de reírme y de aplaudir: ¡nos hemos modernizado!
¿Y dicen que Nueva York es la ciudad de la evolución? Perdonad, ¡para evolucionada Madrid!
El tema de las fiestas es cosa aparte. Dicen que Nueva York es la ciudad que nunca duerme, pero no lo comparto. Por sus fiestas desde luego que no será. Si nosotros nos llevamos el trofeo, nos llaman los “adopta fiestas” y eso lo saben allí, en China y aquí. Y si no mira la última: St. Patrick’s Day en el Florida Retiro de Madrid. Y el próximo mes de mayo la Fiesta de Abril en el WiZink Center. Encima eso, se llama de abril y la celebramos en mayo. ¿Somos chulos o no? Madrid es la ciudad que nunca duerme. No solo adopta fiestas, sino que no se acuesta ningún día. Puedes pegarte la misma fiesta un sábado o un lunes. Y eso pasa en pocos sitios. Pero esta parte os la cuento otro día. Hoy me vale con que sepáis que para moderna Madrid, para fiestera Madrid y para chula también.
Madrid sirve para ir de museos, de cañas, para espectáculos, para buenas comidas, para vistas espectaculares, para fiestas y para enamorarte. De su gente o de ella, pero para enamorarte. Y no me canso de decirlo.