Después de unos meses de prueba, el pasado sábado 16 de marzo, comenzaron las sanciones por acceso indebido a Madrid Central.
El momento que muchos deseaban que no llegara, llegó y como era de esperar, los alrededores de Madrid Central se colapsaron al completo. Mientras que en el Paseo del Prado apenas circulaban coches, la zona de Atocha estaba atropellada.
El trasiego de vehículos, que se ha podido ver este fin de semana disminuido en la almendra central, no ha estado acompañado por el objetivo principal de su implantación: la reducción de contaminación. Según refleja el boletín diario sobre la calidad del aire que facilita en su web el Ayuntamiento de Madrid, 20 estaciones (todas excepto: Casa de Campo, El Pardo, Juan Carlos I y Tres Olivos), superaron el domingo 17 de marzo los 40 microgramos de Dióxido de Nitrógeno permitido por metro cúbico en la capital.
A pesar de que las restricciones no están del todo claras y para quienes no conocen la ciudad, resultan aún más confusas, no han saltado las alarmas por número de multas durante estos primeros días de implantación.
Se mencionan las calles restringidas sin tener en cuenta que hay quien no las conoce, no se ofrecen rutas alternativas cuando llegas a un punto en el que no puedes continuar y, por tanto, la única opción es incumplir la normativa. Los carteles, para quienes desconocen Madrid y van pendiente de por dónde tienen que ir, no resultan lo suficientemente vistosos.
Entre los comerciantes, prácticamente los más afectados, continúa el descontento porque su clientela sigue descendiendo, de hecho, muchos de ellos han confirmado que este fin de semana se ha notado aun más la bajada de clientes. Sin embargo, los taxistas y conductores de VTC, por extraño que parezca su acuerdo, confirman que este plan mejorará notablemente la contaminación. Aun así, ellos mismos reconocen notar más el tráfico y afluencia de coches en los alrededores de la almendra central.