Llega el otoño, el frío, el humo de las chimeneas… y las ganas (más) de sentarse y disfrutar de un buen vino. Algo de lo que sabemos mucho en nuestra región, donde la Denominación de Origen Protegida (DOP) Vinos de Madrid tiene una historia rica y arraigada en la tradición vitivinícola española, con orígenes que se remontan ya a la Edad Media
Este reconocimiento oficial, que asegura y protege la calidad de los vinos madrileños, fue aprobado inicialmente en marzo de 1986 por el Ministerio de Agricultura, y fue en noviembre de 1990 cuando se le otorgó el estatus de Denominación de Origen, consolidando a Madrid como una región de prestigio en la producción de vino de este «oro rojo» (o blanco).
Actualmente hay en la Comunidad unas 12.000 hectáreas dedicadas al cultivo de uva de vino, 8.850 dentro de la D.O., un 78% de la superficie vitivinícola de la región. En definitiva, casi 3.000 viticultores en Madrid en un que área alberga 51 bodegas y unas 110 marcas. De ellas, 11 de ellas operadas bajo una estructura cooperativa, que participan activamente en la producción de vinos de calidad.
El prestigio (merecido) de los vinos de Madrid
Aunque suene a frase hecha y a un poco de autobombo, lo cierto es que en Madrid se hacen buenos vinos. No lo decimos nosotros, sino todos los paneles de cata, las guías, los reconocimientos, premios y medallas internacionales y ese 30% de ventas con dirección a todos los rincones del planeta.
¿Necesitáis más ejemplos? Por ejemplo en los «Oscar» de la enología, los premios Bacchus 2024, la Bodega Nueva Valverde obtuvo el Gran Oro con su vino ‘750 Máximo Décimo’. Asimismo, otras nueve bodegas madrileñas recibieron medallas de oro, incluyendo vinos como Tinta Castiza (2022), El Regajal Selección Especial (2022), Fabio (2019) y Val Azul (2019), entre otros. Además, el vino Y Volarás (2021), de la Vinícola de Arganda, recibió el Gran Oro en la competición VinEspaña 2024.
Quizá tenga algo que ver que los primeros viñedos en Madrid datan del siglo XII, principalmente en el término municipal de Pelayos de la Presa, actualmente parte de la subzona de San Martín de Valdeiglesias. Durante los siglos XIII y XIV, la vitivinicultura comenzó a consolidarse, y los vinos de Madrid empezaron a ser reconocidos bajo la denominación «Vinos de Tierra de Madrid«, En este periodo, los concejos municipales poseían y gestionaban sus propias viñas, y en la capital, existía una figura oficial llamada «viñadero», encargado de la vigilancia y protección de las viñas comunales.
El prestigio de los vinos de Madrid se fue consolidando en los siglos siguientes, hasta alcanzar el siglo XV con una destacada reputación, incluso mencionada en obras literarias, como las del Arcipreste de Hita. A medida que el renombre de estos vinos crecía, también se hizo necesaria la implementación de medidas de control para proteger su calidad y evitar el fraude en su comercialización, además de proteger la producción local frente a la competencia externa.
Fue sin embargo a principios del siglo XX cuando llegó el auténtico punto de inflexión para los viñedos madrileños, ya que en 1914, apareció la filoxera en la región de San Martín de Valdeiglesias, causando una crisis en la producción y una considerable reducción en la superficie de viñedo. La superficie total pasó de 60.000 hectáreas a solo 33.448 en 1935. Esta crisis se vio agravada por los estragos de la Guerra Civil Española, que impactó fuertemente a la economía y a los viñedos madrileños, disminuyendo su extensión a 30.652 hectáreas para 1939. Sin embargo, con el tiempo, y especialmente tras el mencionado reconocimiento oficial de la D.O. en 1990, los vinos de Madrid han ido recuperando su lugar y relevancia en el panorama vitivinícola.
¿Dónde se cultivan los caldos de la Denominación de Origen Vinos de Madrid?
Dentro de la DOP Vinos de Madrid existen cuatro subzonas diferenciadas, cada una con características particulares que aportan singularidad a los vinos de la región:
- Subzona de Arganda del Rey: Es la más extensa y cuenta con 30 municipios, 28 bodegas y 1.415 viticultores. Esta zona es crucial para la producción de vino en Madrid, ya que representa una parte significativa de la superficie total de viñedo y la producción anual.
- Subzona de Navalcarnero: Comprende 19 municipios ubicados en el centro-sur de la Comunidad de Madrid y es la más pequeña en extensión, representando el 15% de la producción anual. Cuenta con 5 bodegas y 337 viticultores.
- Subzona de San Martín de Valdeiglesias: Localizada en la parte occidental de la región, incluye 9 términos municipales y concentra 18 bodegas y 775 viticultores. Esta área destaca por su historia, que incluye menciones literarias y una larga tradición vinícola.
- Subzona de El Molar: Es la más pequeña en cuanto a producción y superficie, con cuatro bodegas y 23 viticultores. Las Cuevas del Vino de El Molar, de origen árabe y datadas en los siglos IX y X, son testimonio de una antigua tradición vinícola en esta región, cuya actividad se ha mantenido hasta la actualidad.
Una familia de una veintena de tipos uvas… y creciendo
La DOP Vinos de Madrid cuenta con una gran diversidad de variedades de uva, tanto autóctonas como internacionales, que aportan matices únicos a los vinos de cada subzona. Las variedades principales o preferentes son las que definen la personalidad de cada una de estas áreas.
En cuanto a las uvas blancas, la variedad Malvar es predominante en las subzonas de Arganda, Navalcarnero y El Molar, mientras que en San Martín de Valdeiglesias destaca la Albillo Real. La Malvar produce vinos de contenido medio-bajo en alcohol y acidez, ideales para las elaboraciones tradicionales sobremadre. La Albillo Real, por su parte, produce vinos con alto contenido en alcohol y acidez baja, caracterizados por un perfil muy particular y apreciado.
En cuanto a las uvas tintas, la Tinto Fino o Tempranillo es predominante en la subzona de Arganda, mientras que la Garnacha Tinta es característica de Navalcarnero, El Molar y San Martín de Valdeiglesias. La Garnacha Tinta constituye alrededor del 75% del viñedo en estas tres subzonas, produciendo vinos con buena acidez y alto contenido alcohólico, especialmente cuando alcanzan su maduración completa. Además de estas variedades principales, existen otras variedades autorizadas, como Negral, Graciano, Merlot, Syrah, Cabernet Sauvignon, y Petit Verdot en tintas, así como Airén, Moscatel de Grano Menudo, Torrontés, Macabeo, Parellada y Sauvignon Blanc en blancas.
A la lista de variedades de uva madrileñas podría añadirse un nuevo miembro, ya que investigadores del Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA) han descubierto cepas de la uva Hebén. Esta variedad, de origen centenario y pensada como una reliquia de museo, se creía extinta en la región, por lo que su hallazgo ha sido recibido con gran interés.
El descubrimiento ocurrió luego de que un agricultor solicitara una evaluación para identificar la vid de una muestra que poseía. Tras confirmar la autenticidad de las viñas, el IMIDRA solicitó la inclusión de la Hebén en el Registro Nacional de Variedades Vegetales. Si la solicitud es aprobada, esta uva podría ser empleada en la producción de vinos de la región.
Redescubriendo Madrid a través del vino
Hay muchas excusas para perderse en los rincones de la Comunidad de Madrid y, sin duda, después de todo lo que hemos visto, el vino puede ser una de ellas.
En la actualidad se puede visitar una veintena de bodegas y viñedos que se encuentran a lo largo de toda la región, y tomándolas como base el portal Madrid Enoturismo propone una serie de interesantes itinerarios, que ofrecen la oportunidad de participar en un proyecto colectivo, conocer el proceso de elaboración del vino, así como relacionarnos e intercambiar oportunidades con otros aficionado y profesionales.
En primer lugar, encontramos una ruta denominada «La llegada del Imperio Romano«, que se extiende desde Alcalá de Henares hasta Titulcia y cuenta con tres bodegas repartidas a lo largo del camino: Orusco, Tagonius y Villabayona.
Seguimos con «El valle de las iglesias y el legado del Císter«, aquí encontramos una ruta más larga que tiene su inicio en Pelayos de la Presa para concluir en Villa del Prado, con bodegas visitables como Bernabeleva, Las moradas, Luis Saavedra y Valleyglesias.
La siguiente ruta parte de Villarejo de Salvanés para terminar en Castillo de Oreja. Es la denominada «El Tajo y los vinos de la orden de Santiago«, que ofrece la oportunidad de visitar las bodegas de Andrés Morate, Jesús Figueroa, Jesús Díaz, Pedro García y Solera.
«Camino de Reyes» realiza un recorrido menor, desde Navalcarnero hasta Aranjuez, pasando por bodegas como El Real Cortijo, Ricardo Benito y Andrés Regajal para sentirnos como verdaderos reyes. Y si eso nos sabe a poco, podemos pasar a visitar las bodegas de Pablo Morate y El Señorío de Val Azul en la ruta de «Las crónicas de Francisco de Goya», que tiene su inicio en la Vega del Jarama y su fin en Valdelaguna. Para finalizar, en la ruta de «Los tiempos del Ferrocarril«, de Madrid hasta Pozuelo del Rey, podremos visitar las bodegas de Castejón, Gonsalbez Orti, Tagonius y Vinícola de Arganda.