Ya han pasado cuatro años desde aquel 2022 en el que un grupo de escritores, movidos por el espíritu de Cervantes, cambiaba las plumas y la máquina de escribir (seguro que aún hay quien la usa) por las botas de fútbol para convertirse en la Selección Española de fútbol de Escritores y Escritoras y representar a nuestro país en la Feria del Libro de Fráncfort de ese año.
Lo que en principio iba a ser un único partido (que, por cierto, fue una derrota), se convirtió en la primera piedra de un proyecto, La Cervantina FC, como prefieren llamarse, que se mantiene hoy más vivo que nunca. Tanto que, del 6 al 9 de junio, regresarán a tierras germanas; esta vez será para participar en la Eurocopa que se disputará en Berlín con la presencia, además de España, de Alemania, Inglaterra, Austria, Italia, Polonia, Francia y Suecia.
La selección española dará inicio a su participación enfrentándose a Inglaterra el viernes 7 de junio a las 18 horas en el Sportsground Berolina. Al día siguiente, el sábado, jugará contra Austria a las 11 en el Sportsground Rennbahnstraße, seguido por un encuentro contra Alemania a las 13:20. En caso de clasificar, disputarán la semifinal el domingo 9 a las 12, con la final programada para el mismo día a las 14:20. Cada partido consta de 50 minutos, divididos en dos partes de 25 minutos.
Virtuosos de la palabra escrita… y del balón
La lista de convocados es un verdadero «Dream Team»: Álex Grijelmo, Pablo García Casado, Antonio Agredano, Jorge Bustos, Nuria Labari, Pedro Zuazua, Olga Capdevila… Una cuidada representación patria que buscará regresar de Alemania con un nuevo entorchado para uno de nuestros combinados nacionales.
Todos ellos, por supuesto tienen espejos literarios y también futbolísticos. Gabi Martínez nos dice que le gustaría parecerse a «Andrés Iniesta. O, por ser más actual, Pedri». Eso sí, si le preguntamos a quién cree que se parece no lo tiene tan claro: «ya me gustaría parecerme a alguno», bromea.
Un poco más claro lo tiene Pablo García Casado, el «2» de La Cervantina. Aunque al cordobés le gustaría ser «una mezcla entre Uli Stielike y Franco Baresi», cree que más bien es un mix de Pablo Alfaro y Sergio Ballesteros.
Por su parte, Manuel Marsol tiene a Baggio como referente, aunque cree que su estilo se asemeja más al de Ceballos, y Enrique Criado Navamuel, diplomático además de escritor, y actualmente destinado como Cónsul General de España en Fráncfort, asegura que «como gustarme, me encantaría parecerme a Toni Kroos, capaz de hacer maravillas sin apenas esfuerzo físico aparente, a base de pura calidad técnica», pero que se teme que no se se parece «a ninguno de primera división». Hace poco me dijo un amigo con el que juego de vez en cuando que «en mi tosca manera de buscar el gol se aprecian trazas de calidad»», confiesa.
Otra pregunta obligada a estos futbolistas escritores (o al revés, no nos acordamos) es qué les pone más «nerviosos», si una hoja en blanco o ese momento preciso justo antes de que el árbitro pite el inicio del partido.
Gabi Martínez asegura que «disfruta ambos momentos, inauguran un tiempo de pasión. Por delante hay juego», mientras que a García Casado le da más vértigo el campo porque «la hoja en blanco tiene vuelta atrás, se puede tirar a la basura y se puede corregir. Después del silbato, todo lo que venga es irreversible«.
Enrique Criado subraya que ninguna de las dos puesto que «tanto la literatura como el fútbol forman parte de esas cosas que hago porque me dan la gana«. Puntualiza, eso sí, que una vez que comienza a escribir o a jugar trata de hacerlo lo mejor que sabe.
Manuel Marsol, que ha diseñado el cartel oficial del campeonato, tira por una respuesta más filosófica (y pragmática) y si bien cree que los nervios siempre están en ambas facetas, «hay que aprender a quererlos». «Encontrar el equilibrio entre la indolencia de Faubert (que no Flaubert) y el black out de Lopetegui», nos explica.
Su mejor obra sobre el césped
Para terminar, les preguntamos sobre su mejor «obra maestra» sobre el césped, una pregunta de difícil respuesta. Al menos para Martínez, que recuerda que lleva «toda la vida jugando, imposible quedarme con un instante. Guardo con cariño cuatro pichichis (jugué de delantero muchos años) pero, más qué goles, recuerdo cuánto me gustaba hacer croquetas a lo Laudrup».
Pablo García echa la vista muy atrás y recuerda un gol «de pequeño, un gol de chilena en 3º de EGB. Ya más mayor, un gol desde el centro del campo producto de un despeje. Con La Cervantina, una salvada en área pequeña en el partido de vuelta frente a Alemania. Le quité un gol cantado a un poeta alemán. ¿O era novelista?».
Criado tira de recuerdos profesionales y nos habla de «un partido de una liguilla de funcionarios en el que jugábamos el equipo de los diplomáticos contra el de los inspectores de hacienda marqué de chilena el 2-1 de la victoria. Yo tuve la sensación de que me había elevado un metro del suelo, pero luego vi el vídeo que alguien hizo desde la banda con un teléfono y mi espalda apenas se separaba un palmo de la hierba».
Cerramos este análisis no puramente deportivo de La Cervantina con la obra maestra de Marsol, que no es otra que aquella vez en la que le expulsaron por doble amarilla en un lapso de diez segundos. «La primera tarjeta fue por adelantarme al silbato del árbitro al ir a lanzar una falta. La segunda, al reiniciar el lanzamiento, por hacer otra vez lo mismo. Solo pensaba en colocarla en la escuadra y no llegué ni a chutar».
Confiamos en una redención el próximo domingo 9.