El próximo 23 octubre, el actor italiano Cosimo Fusco volverá a las plataformas con la segunda temporada de 30 monedas, la serie de terror del cineasta Álex de la Iglesia, que revolucionará HBO poco antes de Halloween. El director y productor bilbaíno, con reconocimiento nacional e internacional por producciones como ‘El Día de la Bestia’ (1995),  ‘La Comunidad’ (2000) y que rompiera esquemas con sus ‘Mirindas asesinas’ (1991), regresa con una nueva entrega de esta reinterpretación de la historia entre Jesús y Judas.

En la segunda temporada de 30 Monedas, la mayor parte del pueblo de Pedraza está loco, encerrado en un psiquiátrico. Elena yace en coma, en una oscura cama de hospital. Paco, destrozado por los remordimientos, intenta cuidar de ella, pero no es fácil. A medida que el horror crece a su alrededor, nuestro grupo de héroes deberá enfrentarse a un nuevo enemigo. Alguien tan perverso que hasta el mismo demonio le teme… Pero, ¿Qué es del padre Vergara? ¿Ha muerto, junto con su archienemigo, el cardenal Santoro? ¿Dónde se esconden, las almas torturadas?

Cosimo, que da vida al demoniaco Padre Ángel, cerró la primera temporada con más poderes que nunca. Tras su paso como protagonista de Veneciafrenia, este año vuelve con más peso y lleno de nuevos proyectos. Hace unos días, mantuvo con nosotros una divertida entrevista telefónica sobre la serie, el estado del séptimo arte en la actualidad y su carrera como actor clásico formado en Actors Studio.

Has comentado que “es un privilegio volver de la mano de Álex de la Iglesia con este proyecto tan brutal”, ¿Qué podemos esperar de la segunda temporada de 30 MONEDAS?

Esta vez mi personaje va a jugar a un juego diferente. Haciendo una metáfora podríamos decir que muestra sus cartas, ya sabemos quién soy… Pero en esta temporada mi personaje ha sido muy distinto durante el rodaje. El espectador tiene que esperar algo muy loco.

Álex ha planeado una historia muy fantástica, más grande… con muchos más actores conocidos a los que amamos y que ofrece una gran narrativa. Viajamos a países diferentes. Va a ser muy emocionante y estoy muy ilusionado con ser parte de este grupo de gente.

¿Cómo es trabajar con Álex de la Iglesia? Entre una temporada y otra de 30 Monedas, habéis rodado y estrenado también Veneciafrenia…

Con Álex hemos conseguido trabar una relación de amistad y de trabajo. Lo quiero muchísimo, por lo que hemos vivido. Empecé a trabajar sin hablar español… (risas). Trabajar juntos ha sido, en cierta medida, un regalo del destino. Lo que estoy viviendo con él es maravilloso y sólo podemos hacerlo mejor juntos, porque nos conocemos mucho más. Ahora sabe que puedo darle más como actor y yo lo conozco mejor también, así que es una relación muy buena. Hay mucho respeto, amor… Son mi familia, así que todo va muy bien.

Hablas muy bien español…

Ahora no vivo en España, pero mi sueño sería pasar una buena temporada allí, aprenderlo mucho mejor y hablar y pensar en español. Con el idioma pasa eso, tengo que ir haciendo la traducción instantánea, así que, no puedo hablarlo como vosotros…

«Soy un actor clásico, un romántico»

Cuando actúas, según te he escuchado, intentas buscar tu propia voz dentro de cada proyecto. Creo que eso ayuda a conseguir muy buenos resultados, como el logrado con este personaje. ¿Cómo consigues esa mirada propia en cada uno de los personajes?

Como a mí me gusta trabajar es de una manera muy libre. Libre para imaginar las cosas dentro de un espacio vacío, para, a partir de ahí, experimentar. Temas como la voz, la actitud… Pero siendo un personaje muy poderoso, lo que me intrigaba y me gustaba era explorar con él la utilización del poder. Saber cómo funciona un personaje sobrenatural y tan poderoso. No es humano, y actúa como tal, pero su cabeza está en otra parte del mundo, del universo. Esta idea la encuentro fascinante y me ilusiona. La utilización del poder, conocer cómo el personaje hace daño a los demás a cada momento. Además ha sido algo muy divertido; como personaje me ofrecía muchos elementos que podía utilizar. Al final, he tomado algunos que me han resultado funcionales hasta ver cómo encajan.

Este es mi estilo. Es un personaje muy amado, muy aceptado por el espectador y lo que me alegra es que es muy funcional con respecto a la historia de la serie. Ángel tiene su sitio en la economía narrativa de la serie.

El propio Álex de la Iglesia ha buscado una voz personal para la serie en un género controvertido como el terror. ¿Cuál es tu opinión sobre el producto final y a qué público se dirige? Creo que tu género preferido no es el terror…

Bueno, se está convirtiendo en mi género favorito. En mi carrera sólo he trabajado en este género con Darío Argento hace muchos años, y en otra película con actores como Maximilian Schell (El día de Satán, 1998)); vivía en Estados Unidos cuando la hice. Nunca he trabajado el género en Italia, sólo han sido dos películas de terror.

Pero este género me parece increíble porque nos deja absoluta libertad para experimentar como actores. Nos movemos en la fantasía, en lo sobrenatural, así que me está encantando hacerlo. Ahora está llegando a un nivel en el que va a ser difícil decir lo que has dicho (risas)…

«Mientras estudiaba derecho miraba mi poster de Taxi Driver y deseaba hacer lo mismo que Robert de Niro»

Has acudido a la presentación en Sitges de esta segunda temporada. ¿Qué relevancia tiene acudir al festival de terror más importante de España?

Deseaba mucho acudir allí… Es un festival que conozco poco aunque ya fui con Veneciafrenia hace tres años, pero me encanta, porque es un festival de género; hay muchos fans, mucha gente a la que le gusta el género, que lo entiende… Además Sitges es una ciudad muy pequeña y mágica. Todo está bien. Para un actor, ir a un buen festival es un regalo, es el objetivo por el trabajo que hacemos.

De la Iglesia describe ’30 Monedas’ con referentes como Berlanga, Ridley Scott o John Carpenter. ¿Cuáles son los actores que más te inspiran?

Como actor soy muy romántico a riesgo de ser muy mayor (risas)… Mi escuela y mi formación es muy americana, me fui a Hollywood cuando era muy joven. Estuve en Actors Studio y estaba rodeado de gente que había trabajado con Pacino, De Niro… Vi trabajar muy de cerca a Shelley Winters. Así que, mi aprendizaje fue en sets de trabajo, viendo cine de maestros como Elia Kazan, claro… Scorsese, Coppola. Todos los actores italo-americanos han sido referentes para mí.

Soy actor porque tenía el poster de Taxi Driver cuando estudiaba para abogado. Lo miraba todos los días y pensaba: “yo quiero hacer esto”. Pero mi gran referente absoluto fue Marlon Brando, porque tenía una manera de actuar que era muy natural, muy potente… Lo dejaría entre él y Jack Nicholson, que es un tío que me encanta porque nunca sabes lo que va a hacer… Esa es un poco mi filosofía de trabajo: descubrirme cuando estoy actuando. Descubrirme y sorprenderme de lo que está pasando. Necesito que me pasen cosas y que me sorprendan. Pensar todo a la hora de actuar no es mi estilo. Con esto, Álex y yo nos hemos encontrado muy bien, porque me encanta cuando me deja hacer cosas, improvisar y él está contento con el resultado. Así que, todo funciona.

«Para mí es un regalo, una experiencia increíble, trabajar con estos actores»

¿Cómo describirías el rodaje de esta segunda temporada?

Físicamente no he pasado mucho tiempo en el set, porque mi personaje aparece en momentos muy intensos y concretos de la historia. En la primera temporada estuve más porque teníamos que hacer fuerte la narración, el personaje, la serie, en sí. Ahora viajo mucho entre Italia y España. Sabemos que soy el diablo, el Señor del Mal, mi personaje se ha convertido en una especie de maestro de marionetas, que controla y manipula a los otros personajes. He pasado tiempo allí, en Fuerteventura, en las islas, también en Madrid algún día, pero ha sido un rodaje mucho más tranquilo. Desafortunadamente he estado más lejos de mis compañeros, porque me gusta mucho trabajar y pasar momentos con ellos. Esta temporada ha sido un poco diferente, pero al final ha sido muy buena.

Hablabas de tus compañeros, actores y actrices españoles muy icónicos como Eduard Fernández, Megan Montaner, Miguel Ángel Silvestre o Macarena Gómez. Incluso americanos como Paul Giamatti. ¿Qué ha sido lo más interesante a la hora de rodar con ellos?

Cómo podría responder a esto… Son un grupo de estrellas. He tenido la oportunidad de trabajar con muchas estrellas, también americanas y no suele ocurrir que una estrella sea además artista. Puedes ser una estrella, un YouTuber o TikToker, pero para mí eso no tiene ningún valor. En mi experiencia, sólo puedo decir que una estrella es un buen actor, un tío inteligente, con muchas capacidades y el grupo de Álex abunda de gente que es muy rica humanamente, muy inteligente… así que ha sido una pasada.

Durante la primera temporada trabajé mucho con Macarena, que es una maravilla; tengo una escena con Miguel Ángel, esta temporada muy buena también… Para mí es un verdadero regalo, una experiencia increíble, que me ha ilusionado mucho así que vamos a ver…

«De la Iglesia y Argento son dos amantes profundos de la vida, por eso hablan de la muerte»

Has hablado antes de Darío Argento, un director de cine de terror que personalmente me interesa mucho, con el que trabajaste en ‘El jugador’. ¿Cómo recuerdas aquella película y qué coincidencias encuentras entre el cine de género de Argento y el de De la Iglesia?

El amor. El amor por el misterio y el miedo. Creo que fueron dos niños a los que les gustaba mucho el miedo. Los dos aprendieron mucho desde pequeños a contar historias de este género y está claro que han tenido una relación con la religión muy especial y muy concreta. En el caso de Darío, no tiene nada que ver su cine con cómo es él en la vida real. Es un hombre muy calmado, muy discreto, muy educado y nunca dice una mala palabra. No te lo esperas antes de conocerlo, esperas que sea el diablo personificado (risas…). En este trabajo, la gente explora otros lugares de nosotros mismos.

Álex también; es una persona con una fe muy grande que no es hacia la religión. La religión la tiene en su esencia, De la Iglesia, no podía ser de una manera diferente. Pero en los dos encuentro mucho respeto. Respeto por temas como la muerte, el peligro, la sangre… La sangre es un elemento primordial como metáfora. Los dos son unos amantes profundos de la vida, por eso hablan de la muerte.

Una parte importante de tu carrera en el cine se ha producido en Estados Unidos, con directores como Ron Howard, en Ángeles y Demonios, o Ridley Scott en The Vatican. ¿Qué diferencias encuentras entre el cine europeo y el norteamericano?

En primer lugar el presupuesto, que en Estados Unidos es enorme. Ron Howard puede trabajar con presupuestos de 200 millones de dólares y se puede permitir construir la Capilla Sixtina en escala 1:1 en los alrededores del aeropuerto de Los Ángeles. Todo esto no se puede hacer siempre… Hay directores en Europa que empiezan a ser capaces de tener grandes presupuestos, pero esa es la gran diferencia.

Después, también es una cuestión de mentalidad. Ahora Hollywood es un centro que recibe a gente de todo el mundo que va allí a trabajar, así que hablamos de cine americano, pero hay influencias de la propia cultura de toda esta gente, de los directores extranjeros que trabajan allí. Con el presupuesto americano y con toda la máquina americana engrasada, ellos aportan sus elementos culturales.

Iñárritu, por ejemplo trabaja allí, Del Toro también lo hace. Podemos decir que es cine americano, pero no lo es porque está hecho por otras personas. Lo que hay ahora es una especie de globalización y la diferencia no la hace sólo el dinero. Tenemos mucho talento aquí en Europa. El talento ahora se exporta, por ejemplo, Javier Bardem lo hace aquí y lo hace allí también, Banderas… los actores franceses. Nosotros los italianos tenemos que ir allí más. Vamos a ver…

«Tenemos la obligación de introducir a los jóvenes en un mundo artístico que no conocen»

¿En qué se distinguen el cine comercial y el cine que tiene aspiraciones a convertirse en arte?

Como te decía, vengo de una tradición algo diferente y me ha gustado mucho el CineArt, esta sería la primera cuestión. Pero entiendo también que esto es un negocio, los productores no quieren perder el dinero que ponen. Es maravilloso cuando se encuentra un equilibrio, que ocurre a veces, aunque la tendencia ahora, que yo he podido comprobar, es hacer una película muy grande, muy comercial, pero también puede y quiere ser considera artística. Yo prefiero… bueno, si me dan un papel en Marvel, lo hago (risas…), no hay duda. Pero intentaría hacerlo bien y los compañeros que trabajan con Marvel, saben que es otro lenguaje, es espectáculo puro y entretenimiento por encima de todo. El negocio ha cambiado, todo esto viene del Cartoons, de los Cómic Books… El juego está cambiando, así que hay que dar otras cosas para captar la atención del joven que está en casa.

De todas formas, creo que los jóvenes, las nuevas generaciones tienen que recibir una educación. Yo veo a mi hija, de 16 años, y responde muy bien cuando le propongo títulos de películas antiguas. Tenemos una responsabilidad de introducir a los jóvenes en un mundo que no conocen. Tanto de música, como de cine… de arte en general. Tenemos que hacerlo.

¿Cómo relacionarías tu personaje en la serie con la sociedad actual?

Encuentro a este personaje muy actual. Hay muchos ángeles en la sociedad que avanzan y están; el peligro es que debemos reflexionar más sobre el bien y el mal, porque lo que oigo en los medios de comunicación, las crónicas y las noticias, a veces son terribles. Muy malignas… Parece, verdaderamente que el diablo está detrás de todo. Pero la verdad, es que todos lo tenemos en el interior, así como a los ángeles. Como dice un poco la serie, tenemos que combatir y pelear contra el mal.

Igual que lo hace Álex, que yo creo que es una postura muy inteligente, explorar el mal, conocerlo, para echarlo fuera de nosotros. Tenemos que reflexionar un poquito más sobre el daño que hacemos nosotros y encontrar otra forma de afrontar las cosas. En la naturaleza humana se encuentran estas dos posturas.

¿Con qué director te gustaría trabajar y aún no lo has hecho? Tanto en España, como en el mundo.

En España hay dos o tres que me encantan. Primero Álex, que he tenido la suerte de trabajar con él, pero también me encanta León de Aranoa… Los directores con los que más me hubiera gustado trabajar ya no están. Soy un gran amante de Bertolucci, pero cuando yo tuve edad él era ya muy mayor. Chris Nolan también me parece un director joven muy interesante. Me gustan muchos directores americanos jóvenes y, claro, sería maravilloso también hacer una película con Scorsese, es obvio. Sus películas han marcado mi vida y sería increíble trabajar con él… Con Pedro, ¡Pedro!, claro… Pedro. Soy un clásico, soy un romántico.

Fotografías: Juan Naharro