¿Cómo era la vida antes de los teléfonos «inteligentes»?

Es curioso, pero me cuesta recordarlo.

¿Cómo pasábamos todo ese tiempo que ahora pasamos haciendo una u otra cosa en el «móvil»?

Recuerdo que yo fui de la resistencia, por así decirlo; de esos que tardaron en hacerse con uno, precisamente porque veía que enganchaban. Creo que fueron las facilidades que veía en WhatsApp lo que me hizo comprar finalmente uno, creo que en 2012.

La cosa es que una vez que caí en las garras de uno de estos teléfonos, la vida no volvió a ser como antes.

Y no me refiero a las sustituciones que ha hecho el móvil de cosas que, si no las tuviéramos accesibles con el teléfono, las haríamos de otra manera. Por ejemplo, ahora en un móvil se puede leer el periódico, leer un libro, ver la tele, comprar, hacer fotos, escribir email, etc… y eso no necesariamente nos hace perder el tiempo en el móvil; bien puede ser al contrario ya que buscar una noticia concreta en un periódico físico lleva más tiempo, y no digamos hacer la compra, ir al banco a hacer una operación o tener que encender el ordenador cada vez que se quiere mirar el correo electrónico.

Tampoco me refiero al aburrimiento que nos quita mientras, por ejemplo, aguardamos nuestro turno en el médico, pues antes yo ya me llevaba una consola portátil o una revista a esas indefinidas esperas.

El problema está en lo que aparentemente es una gran solución: lo accesible que es. Es como una extensión de nuestro cuerpo que nos cabe en la palma de la mano.

Antes algunas personas teníamos móviles de éstos, y otras no, y entonces se podía iniciar una conversación en la sala de espera. Ahora tanta gente tiene móvil que incluso se pierden conversaciones cuando se está con amigos o familia, por estar con el móvil.

Y es tan accesible la cámara de fotos, o la mensajería, o el mirar tiendas online, que hacemos más fotos de la cuenta, mandamos más mensajes de la cuenta, en detrimento de las conversaciones en vivo, miramos (y compramos) más artículos que antes… y así con más aplicaciones del móvil, de modo que nos pasamos horas y horas delante de éste.

Parece que lo que nos rodea tuviera menos interés, o menos importancia le damos.

A veces levanto la cabeza de la pantalla y miro a mis hijas y pienso que me estoy perdiendo cosas de ellas, aunque quizás lo que veo es a mi hija mayor con su tablet…. Y no digamos con mis perros, que esos sí estaban antes del móvil «inteligente» ¿Qué hacía antes con ellos? ¿Qué pensarán de mí ahora que, entre trabajo, hijas… y móvil, les dedico poco tiempo?

Pero es que parece que siempre tenga algo que hacer en el aparatucho, ya sea atender una llamada (cosa que antaño solo se hacía si se estaba en casa, y no muchas), un mensaje, mirar la cuenta bancaria, el tiempo que va a hacer por si acaso, las últimas noticias para estar al día, consultar en Google sobre esa cosa que se nos pasó por la cabeza, mirando las cámaras de vigilancia que tenemos instaladas, controlando algún dispositivo como un robot aspirador, consultando los números premiados en la lotería, etc, etc, etc, …………

Es curioso que aunque un móvil parece facilitarnos un montón de operaciones (ya pagamos con él un montón de cosas, en vez de andar metiendo monedas en una máquina o haciendo colas), al final sí que nos pasamos más tiempo con el móvil del que empleábamos antes en leer el periódico, comprar, mirar si nos tocó algún premio, etc, etc.

¿Es que nos da soluciones para problemas que antes de ellos no existían?

Es de esperar además que se vayan añadiendo aún más funcionalidades a los móviles, a pesar de que ya cuesta imaginar qué más podrán hacer.

Y parece que no pasa nada, porque al final estamos entretenidos o avanzando cosas con esa pantallita y se pasa el tiempo bien, pero ¿Acabamos por Vivir menos, por pasar el tiempo con la mente metida en una pantalla?