El nombre de la dieta ya nos pone sobre aviso que no va a ser un programa de adelgazamiento relámpago para perder kilos en un tiempo determinado y programado. La dieta Slow no consiste solo en adelgazar y perder peso, sino en no engordar.
Para ello, la dieta Slow debe comenzar desde la comida. El autor del libro sobre la dieta Slow, el nutricionista Manuel Jiménez Ucero, afirma que la dieta comienza desde el supermercado. La base de la dieta es la compra de productos ecológicos, saludables, sin conservantes ni colorantes que puedan alterar la naturalidad del producto.
Para llevar a cabo este tipo de dieta tan prologando en el tiempo, lo mejor es organizar un menú sano a través de productos saludables y ecológicos para así, cambiar nuestros hábitos alimenticias para vivir más años y mejor. Así, se pueden reducir problemas cardiovasculares o degeneraciones seniles.
Además de una dieta basada en productos ecológicos puede hacer bebible. Las frutas y verduras no suelen ser la tentación de muchas personas, pero sí un buen batido. Por ello, los smothiees de frutas y verduras es un acierto para la dieta Slow con efectos détox, adicionados con proteínas vegetales para potenciar su valor nutritivo.
Todo ello debe ir acompañado debe ir acompañado de una buena salud física. Además de una alimentación equilibrada, variada y basada en alimentos naturales, realizar ejercicio ayudará a combinar los conceptos de la dieta Slow de adelgazamiento, salud y longevidad evitando hábitos de vida perjudiciales.
Por ello, la Dieta Slow es mucho más que una dieta, es una forma de vida basada en la adquisición de pautas de nutrición y de ejercicio nuevas y saludables basada en luchar contra la obesidad y reducir así enfermedades cardiovasculares. En definitiva, una filosofía de vida relajada.