A medida que pasamos hojas del calendario se acerca, irremediablemente, el calor y con este no solo llegarán las tardes de terraceo o los fines de semana a remojo en las piscinas. También es la época en que la mosca negra, uno de los vecinos más molestos de la época estival, comienza su periodo de esplendor.
Por ese motivo, y habida cuenta que tenemos temperaturas por encima de la media de manera cada vez más temprana, el Ayuntamiento de la capital adelantará este año un mes la campaña contra este insecto, que ya ha arrancado con las primeras acciones en la orilla del Manzanares más próxima al barrio de Butarque, en el distrito de Villaverde.
En este ejercicio, a diferencia de los anteriores, el Ayuntamiento ha previsto que se podrían llegar a realizar una decena de tratamientos en el río y sus márgenes con el objetivo de reducir al mínimo la presencia de este molesto insecto, cuatro más que en 2022.
La eficacia general de las aplicaciones en el tramo objeto de control fue altamente satisfactoria, estimándose en un valor medio del 90,33%.
Desde el año 2019, el Ayuntamiento de Madrid actúa para frenar el auge de este díptero en el río, llevando a cabo dos tipos de trabajos: desbroces sobre la vegetación existente en contacto con el agua y tratamientos de desinsectación que, dependiendo de las condiciones meteorológicas, ocupan desde el inicio de primavera hasta el mes de octubre.
Freno a la reproducción de la mosca negra
Asimismo, y para evitar la reproducción del insecto, se aplican tratamientos de fumigación biocidas en larvas y pupas dirigidos a reducir su presencia. Los larvicidas usados tienen por objeto la reducción de la cantidad de larvas presentes e impedir la transformación en el agua de esas larvas en pupas, que no se ven afectadas por el tratamiento larvicida, evitando así su paso a insectos adultos.
Como complemento a estos trabajos se llevan a cabo labores de desbroce de la vegetación que se encuentra en contacto directo con la lámina del agua, ya que sirve de soporte de larvas y refugio de ejemplares adultos.
La zona de trabajo y estudio comprende el cauce y entorno del río Manzanares en su tramo urbano, desde el ámbito residencial del distrito de Fuencarral-El Pardo, hasta el límite del término municipal de Madrid, en los distritos de Villaverde y Villa de Vallecas.
El producto larvicida se aplica en cinco zonas: la del puente de los Capuchinos o azud de El Pardo; la zona del Club Deportivo Puerta de Hierro, en la Playa de Madrid; en el entorno del Puente de los Franceses; en la Presa 9, antiguo embarcadero del Club de Remo, y en la zona de la Caja Mágica.
Las previsiones de tratamientos para este año estarán condicionadas, al igual que en anteriores anualidades, a las indicaciones proporcionadas por Madrid Salud de acuerdo con los resultados de sus inspecciones en el cauce del río. Así, si sugirieran nuevas ubicaciones o reforzar las de la aplicación, se realizarían.
Un insecto propio de la biodiversidad de los cauces fluviales
Estos insectos morfológicamente son análogos a una mosca diminuta, con un tamaño que oscila entre los 3 y los 5 milímetros. Su hábitat natural suele estar cerca de cursos de agua corriente, donde crían y donde atacan con más agresividad a mamíferos y aves que se encuentren en la zona, incluidos los humanos.
Para un correcto desarrollo de sus larvas buscan aguas que se encuentren en buenas condiciones ambientales y con abundancia de vegetación propia, que estén muy oxigenadas y con mucha materia orgánica en suspensión. Rechazan la contaminación de las aguas y, por ello, se extienden con más facilidad por aquellos ríos que han mejorado su calidad. En el caso del río Manzanares, se detectó por primera vez su presencia en 2017 en determinados tramos del cauce debido a la mejora de la calidad del agua y la aparición de islas y vegetación.