Llena de monumentos impresionantes y reconocibles, Madrid es Noticia le recomienda una aventura de cuatro días en Roma, saliendo, como siempre, desde Madrid.

DÍA 1

Para llegar a Roma, la mejor opción es el avión. Sí es cierto que se realizan cruceros, pero esta es la manera más rápida y económica. Hay dos aeropuertos en la ciudad Roma Ciampino (Aeropuerto Giovanni Battista Pastine) y Roma Fiumicino (Leonardo Da Vinci). 

Al aeropuerto Giovanni Battista Pastine se le conoce de manera internacional como Ciampino, y es el segundo de mayor tamaño detrás de Fiumicino. Se encuentra a 15 kilómetros de la ciudad y, debido a esta cercanía, ha sido muy complicado realizar cualquier tipo de ampliación, por lo que es un aeropuerto pequeño.

Es uno de los que mayor actividad tiene en toda Italia, y en ocasiones está demasiado transitado porque gran parte de las compañías ofertan vuelos a bajo coste, habiendo llegado a recibir hasta 7 millones de pasajeros.

Para llegar al centro de la ciudad existen cuatro formas: tren, autobús, taxi o servicios privados.

El Leonardo Da Vinci está situado a 32 kilómetros de la ciudad, y es el principal y más importante aeropuerto de Roma. Se hizo en dos fases, una primera que fue inaugurada en el año 1956 y otra en 1961. Hay alrededor de 30 millones de vuelos al año.

Además de las formas tradicionales de llegar a la capital desde Fiumicino, bien sea a través de tren, autobús, taxi o servicios de transporte privados, algunos viajeros se han decantado por una última opción, que es quedarse alojados en la ciudad de Fiumicino.

Una vez en la ciudad, se recomienda dejar las cosas en el alojamiento y comenzar el paseo por la zona.

El Monte Palatino se encuentra situado a 40 metros de altura sobre el Foro Romano, y forma parte de las siete colinas de Roma, siendo la que está más en el centro. Es uno de los lugares más antiguos de la capital italiana, y se piensa que estuvo habitado desde el año 1.000 a.C.

La mitología romana cuenta que la loba que cuidó y amamantó a Rómulo y Remo, Luperca, vivía en una cueva que se encontraba en pleno Monte Palatino. Ambos hermanos querían formar una ciudad a las orillas del río, pero  no contentos con la decisión de que solo uno tomara el mando, Rómulo acabó con la vida de Remo y comenzó con la construcción de Roma.

Es recomendable reservar una mañana para pasear tranquilamente, y recorrer los rincones que atesora. Tiene gran cantidad de restos de edificaciones, que fueron construidas para el recreo de la sociedad romana de la Antigüedad.

El Foro Romano es el lugar en el que se desarrollaba la vida cotidiana de la Roma Antigua, tanto la política, como la justicia, el comercio y el culto de los dioses confluían en esta zona. Es, junto al Coliseo, uno de los símbolos de grandeza que se construyeron durante el Imperio Romano y que se conservan hasta la actualidad.

Es el corazón de la ciudad, y está plagado de recuerdos de los personajes más importantes de la historia. Es el verdadero santuario de la Antigua Roma y una visita obligada, aunque hoy en día, haya que hacer un esfuerzo de imaginación, ya que queda poco de lo que había en esa época: basílicas, templos, la Curia del Senado, la Tribuna de oradores…

El Templete de San Pietro in Montorio pasa muchas veces desapercibido en las visitas a Roma, ya que se encuentra un tanto escondido y no es tan grande como el Coliseo o la Catedral de San Pedro, pero merece la pena acercarse a él. Fue costeado por parte de los Reyes Católicos de España en el año 1503, para ensalzar la religión cristiana. Es el primer manifiesto del estilo de Bramante y se ha inspirado en los templos de Epidauro, Delfos y Olimpia, que influyeron en la cultura romana.

Ruta de las Plazas

La Piazza Barberini está situada entre el Quirinal y las Horti Sallustiani, coge el nombre del Palacio Barberini, y fue construido durante el mandato del cardenal Francesco Barberini hacia el año 1625. En esta misma plaza está la Fuente del Tritón, obra de Gian Lorenzo Bernini de 1623, construida durante el papado de Urbano VIII.

La Piazza Spagna lamentablemente,  su maravillosa escalinata en estos momentos se encuentra cerrada a los turistas porque está en plena resaturación.

La Piazza del Popolo se encuentra en el extremo norte de la ciudad, y ha sido siempre la puerta de Roma por excelencia, conectando a la urbe con el resto del continente. Desde la Piazza parten tres calles rectas que conforman el famoso tridente: Corso y Ripetta tienen el mismo trazado de la época y la Vía del Babuino fue inaugurada por los Papas del Renacimiento con motivo de la celebración del jubileo de 1525. Las tres finalizan de manera calculada en el obelisco de la plaza.

La Piazza Navona pertenece al estilo barroco, y es de gran elegancia, hasta el punto de que es una de las plazas más bonitas y populares de Roma. Ocupa el lugar en el que estaba situado el estadio de Domiciano (Circo Agonal) alrededor del año 86, una zona en la que se podía acoger hasta 30.000 espectadores, donde contemplaban los juegos atléticos griegos.

Llaman la atención las tres fuentes que fueron construidas durante el mandato de Gregorio XIII Boncompagni: Fontana dei Quattro Fiumi, Fontana del Moro y Fontana del Nettuno.

La Piazza del Campidoglio está delimitada por tres palacios, que se encuentra llena de armonía y es obra de Miguel Ángel. Es la única plaza perteneciente al Renacimiento que queda en Roma, es la más representativa de la ciudad. La mejor forma de visitar la Plaza es llegar a ella a través de la elegante rampa escalonada diseñada por Miguel Ángel conocida como la Cordonata.

La Fontana de Trevi es la fuente más bonita de Roma. Con unas dimensiones de 20 metros de anchura por 26 metros de altura, la Fontana de Trevi es también la fuente más grande de la ciudad. Es una de las fuentes más emblemáticas de Roma, tiene una dimensión de 20 metros de anchura por 26 metros de altura, y es también la más grande de la ciudad. 

Suele resultar un tanto agobiante debido a la cantidad de gente que se agolpa en torno a ella, siempre además, para aprovechar el tirón, hay diversos puestos ambulantes que lo hacen aún más incómodo, pero nada es suficiente como para empañar la vista de un lugar tan espectacular como es la Fontana. Sorprenderá a más de uno al encontrarse esta magnificencia en un espacio tan reducido.

DÍA 2

En la segunda jornada toca echarle un vistazo a los símbolos de grandeza de la ciudad, comenzando por el Coliseo Romano.

Es el símbolo más destacado de Roma, su construcción es imponente y tiene cerca de 2.000 años de antigüedad. Es una forma de conocer cómo era la sociedad del Imperio Romano. 

Antes su nombre era Anfiteatro Flavio y fue cambiado por Coliseo debido a la estatua de Nerón que había en la entrada de la Domus Aurea, llamada “El Coloso de Nerón”. Este palacio conocido como Domus Aurea fue construido bajo las órdenes de Nerón tras el incendio de Roma.

Es actualmente, con el Vaticano, uno de los puntos más atractivos de la capital de Italia. Recibe al año alrededor de 6 millones de turistas, y el 7 de julio de 2007 se convirtió en una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno.

Junto l Coliseo, se encuentra el monumento de Vittorio Emanuelle, el que es un elemento conmemorativo de Roma y fue realizado en honor al primer rey de la Italia, una vez producida la unificación del país, y ese no es otro que Victor Manuel II. 

El monumento fue construido con mármol blanco sacado de las canteras de Botticino (cerca de la ciudad de Brescia), y destaca, las escaleras o las columnas corintias. Tiene además diferentes fuentes y esculturas del rey además de las estatuas de la diosa Victoria con sendas cuadrigas. El monumento se alza sobre el 
museo de la unificación de Italia.

Por la tarde, es el turno de dar una vuelta por las basílicas más importantes de la capital italiana.

La Basílica de San Juan de Letrán fue erigida en el siglo IV para hacer honor a San Juan Bautista y al evangelista San Juan. Es la más importante de las basílicas y es la Catedral de Roma. El paso de los años ha provocado que el edificio sufra daños, sobre todo después de terremotos y de varios incendios, por lo que ha pasado por varias reconstrucciones. Tiene un hermoso claustro perteneciente al siglo XIII y un antiguo baptisterio que está enteramente restaurado.

La Basílica de San Pablo Extramuros es la segunda de mayor tamaño, y es el lugar en el que se encuentra la sepultura del apóstol San Pablo. Entre los años 1120 y 1241 se levantó un impresionante claustro que aún está en pie, y es de lo poco que queda tras el gran incendio de 1823. Después de esta catástrofe, el mundo entero se puso manos a la obra para su restauración, y más tarde llegaría a declararse monumento internacional.

La Basílica de Santa María la Mayor es considerada la más grande de las iglesias que están dedicadas a la Virgen María en Roma, y además una de las cuatro mayores de la ciudad. Una leyenda cuenta que la Virgen apareció ante el Papa para darle instrucciones para la construcción de la iglesia. Lo que más llama la atención de la Basílica de Santa María la Mayor es que resume en un solo edificios, la mayor parte de las etapas de mayor esplendor del arte cristiano romano.

DÍA 3

En la tercera jornada llega el momento de salir de la ciudad y desplazarse hasta la Santa Sede.

El Vaticano es la ciudad-estado del corazón de Roma, y conocida en todo el mundo por ser el centro de la Iglesia Católica. Es el estado más pequeño que hay en toda Europa, con apenas 0,44 kilómetros cuadrados, y en él viven un menos de mil habitantes.

Aquí está la residencia del Papa, en un palacio rodeado por jardines, que puede visitarse una vez se ha reservado la entrada. La Santa Sede se declaró independiente el 11 de febrero de 1929 después de firmar los Pactos de Letrán.

El Vaticano aloja tres lugares que destacan por separado: el primero es la Plaza de San Pedro, donde se encuentra el segundo más importante, como es la Basílica de San Pedro y un  tercer protagonista, que son los Museos Vaticanos.

La Plaza de San Pedro es, probablemente, la plaza más famosa del mundo, y una de las más bellas. Fue construida por Bernini a mediados del siglo XVII y en su interior pueden entrar alrededor de 300.000 personas.

La Basílica de San Pedro es el símbolo más emblemático de la comunidad católica, es el punto de encuentro de los creyentes de todo el mundo. El Papa celebra los eventos religiosos más importantes allí y su interior aloja a la Santa Sede.

Los Museos Vaticanos son una de las atracciones más visitadas de Roma. En su interior hay miles de obras de arte que tienen más de cinco siglos de antigüedad.

Además, dentro se encuentra la Capilla Sixtina, la obra maestra de Miguel Ángel y es uno de los sitios que hay que ver una vez en la vida.

DÍA 4

En la cuarta jornada, se recomienda al turista hacer algo poco convencional, que es meterse bajo tierra.

Las catacumbas son las galerías subterráneas que se emplearon como enterramiento a lo largo de varios siglos. Allí se inhumaban a los ciudadanos considerados paganos, judíos y los primeros cristianos que habitaron Roma. Comenzaron a construirse en el siglo II, y son las primeras excavaciones de Roma dedicadas a esta función, además del terreno de las canteras.

Esta práctica se llevaba a cabo porque los cristianos no creían en la incineración de los cuerpos fallecidos, por lo que para solucionar las dificultades de espacio que provocaban la creación de estas tumbas y el alto coste de la tierra, decidieron celebrar los entierros de forma subterránea.

La superficie de las catacumbas está compuesta de diferentes galerías subterráneas que forman laberintos kilométricos donde se excavaron filas de nichos rectangulares. Fallecían muchos niños, por lo que se ven tumbas de menor tamaño en abundancia.