La noche de Gabriel Garzón-Montano es prolífica y exuberante. Crece la hierba y brotan plantas y árboles frutales. Florecen ritmos urbanos, cumbia, R&B, soul, funk, incluso reguetón en los márgenes del género. Esta es una música aventajada, naturalmente infecciosa. El mismísimo Prince se complacería con un vergel de tal pulcritud sonora. El color de las letras refulge en un aura de realismo mágico. Las metáforas cantadas son el comienzo de un sueño atmosférico. Y en él, Lenny Kravitz es el artista telonero y Drake, el sampleado. ‘Agüita’ es lluvia bendita y lágrimas limpias. Son tres Garzón-Montano en uno.
El último álbum de Gabriel Garzón-Montano, ‘Agüita‘ (2020), fue uno de los diez más importantes de 2020, según la revista TIME. Nacido en Brooklyn, su genealogía -madre francesa, padre colombiano- es tan híbrida como su propia música. Garzón-Montano canta por igual en inglés y español, empapado de cumbia, de R&B y ritmos urbanos. Su anterior trabajo, ‘Jardín’ (2017), es uno de los mejores discos de soul, R&B y funk de la década. La multiculturalidad sigue presente en ‘Agüita’, una joya sonora de 43 minutos fulgurantes, valientes, ultramodernos; incluso desconcertantes, con vocación antigénero. Hoy celebra (por todo lo alto) su primer gran concierto en España.