El arte multidisciplinar de Miriam Ocariz nunca había puesto un pie en la capital, pero la determinación de Blanca Soto por hacer en su galería una revisión del arte contemporáneo vasco hace posible disfrutar en Madrid hasta el día 4 de noviembre del trabajo de la artista.
Ambas son mujeres, vascas y cultivan un conocimiento que viene de atrás, cuando las creaciones de Miriam Ocariz comenzaban a conocerse en las pasarelas de Gaudí y Cibeles. Después llegaron las ventas internacionales en Colette Paris, Barney’s New York, Harvey Nichols Hong Kong, Isetan Tokyo… Hasta llegar a ser Directora Creativa de la firma Armand Basi.
Fue en esa época cuando los caminos de ambas se cruzaron por vez primera. Blanca Soto compraba las exclusivas prendas de la artista, características por su impecable factura, y siempre con la reconocible impresión de sus dibujos: ‘Me resultaba muy conveniente como galerista ir vestida por una artista. Esto fue hace muchos años, siempre conservé su ropa’. Blanca Soto abrió su primera galería en 1992 en San Sebastián, su ciudad natal, dando ya entonces visibilidad a los jóvenes artistas que en los años 80 empezaban a hacerse notar en la escena cultural.
El reencuentro profesional entre ambas en Madrid, donde Blanca Soto se trasladó en el año 2000 se produce en un momento en el que Miriam Ocariz desarrolla otras facetas de su arte multidisciplinar que ya se han mostrado en espacios expositivos de Bilbao como la Sala Rekalde y Espacio Marzana.
Blanca Soto tuvo claro al planificar su calendario de exposiciones centrado en la revisión del arte vasco contemporáneo que Miriam Ocariz no podría faltar en este planning: ‘como galería es nuestra misión difundir y dar a conocer artistas de diferentes disciplinas tanto a nivel nacional como internacional’.
Blanca Soto entiende que su misión como galerista es ‘descubrir a nuevos artistas impulsar sus carreras, divulgar su arte, y así poder hacer de mediadores entre el creador y el coleccionista, sin olvidar nunca que el propio arte es el generador del patrimonio cultural y el conocimiento’.
A base de generar un diálogo entre los artistas españoles representados y otros procedentes de diversas latitudes, Blanca Soto ha hecho que sean ya varias generaciones las que mes a mes, han podido expresar su creatividad en la galería que lleva su nombre y que no solamente les ha servido de trampolín sino también de punto de encuentro.
La muestra ocupa dos salas de la galería, que queda impregnada de fantasía, personalidad y colorido, tres conceptos calificativos claves para la definición de los dibujos de Miriam Ocariz.
En la primera sala pueden verse varios de sus dibujos de diferentes formatos; escultura en porcelana fría; fotografías desarrolladas junto al artista y amigo Eduardo Sourrouille; dibujos con tratamiento digital y dibujos sobre papel de fumar, que forman parte de una lámpara exquisita.
En la segunda sala Miriam Ocariz realiza un SITE SPECIFIT que da el título a la exposición «Regalo para King Kong».
Este espacio es la historia de amor entre King Kong y la artista, que le regala una enorme camiseta de seda. La jungla de papel pintado en la pared y el altar votivo involucran al visitante en una sala donde el color dominante rosa contrasta con la masculinidad que representa King Kong y la brutal dimensión de la camiseta gigante pintada por la artista.
Merece la pena detenerse en la Cruz Roja, formada por dibujos que representan las varias definiciones del amor… En fin, ella, con una foto (La Novia) se pone abajo de la camiseta, no como sumisión, sino como vocación plena al amor.
Como toque final Blanca Soto muestra junto a la instalación pañuelos y un vestido que conectan esta exposición con la carrera de la artista en la moda como diseñadora.
Imagen portada: Beatriz Durán Balda