No vamos a negar, que son malos tiempos para la política. Aquellos que nos sumergimos en este mundo con valentía y con el objetivo de aportar ideas para dar solución a los problemas que afectan a la sociedad, observamos atónitos la deriva que el escenario político está tomando desde la aparición de los populismos.
Una vez más la hemeroteca saca a relucir los colores de aquellos que solicitaban la dimisión del Gobierno de Mariano Rajoy por el incremento en el recibo de la luz. En noviembre de 2016, el precio de la luz estaba en los 57,45 euros por megavatio hora. Ese mismo mes, el Congreso observó atónito el espectáculo que Pablo Iglesias ofreció al solicitar un minuto de silencio por la pobreza energética, a pesar de que destacados miembros de su arco ideológico mostrasen su rechazo.
A día de hoy, el recibo de la luz se ha encarecido hasta superar con creces el coste por megavatio hora que teníamos en la legislatura de Rajoy. Un recibo inasumible para muchas familias, que tienen que soportar las constantes excusas de un Gobierno que se muestra absolutamente incapaz de hacer frente a la gestión de la actual crisis económica. Ni el Ministerio de Consumo, ni el de Transición Ecológica, ni el de Presidencia, son capaces de decir la verdad a los españoles. Afirmaciones huecas y sin sentido como la que hizo Pedro Sánchez al decir que “vamos detraer los beneficios extraordinarios que tienen las empresas”, al más puro estilo bolchevique, no ayudan en absoluto a que los ciudadanos confíen en la política. Y más viniendo de la persona que sostiene al Gobierno más amplio, y por supuesto caro, de la democracia.
En la ciudad de la que tengo el orgullo de ser el portavoz Popular, Coslada, observamos atónitos como en el primer Pleno Ordinario del curso político el Gobierno de Izquierdas conformado por PSOE, Podemos y Más Madrid llevaba como único punto del día tras las vacaciones el incremento de sus salarios. No existe un interés en la izquierda actual por revertir los efectos de la crisis, ni de la cuesta de septiembre ni del recibo de la luz. Y me apena profundamente la falta de respuesta ante los problemas de los ciudadanos, que no tienen por qué aguantar la deriva política actual, que ni responde ni es capaz de dar solución a los problemas de la sociedad.