Madrid tiene en su corazón un paisaje de Artes y Ciencias, un Paisaje de Luz. En él se condensan la claridad de los cielos de Velázquez, el sentimiento de las palabras de Calderón, la cadencia clásica de la arquitectura de Villanueva y la belleza de la flora de Mutis. Así comienza el manifiesto que ha dado a la ciudad de Madrid el galardón de estar entre los espacios declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Un privilegio, un reconocimiento y un acicate para seguir recorriendo esta senda de concordia, apertura al mundo y reconocimiento a la cultura hispana, por supuesto.
Así “Luz, razón, cultura y naturaleza, vertebran el Paseo del Prado y el Buen Retiro como Paisaje de las Artes y las Ciencias, un espacio cívico e ilustrado que ha evolucionado desde el siglo XVI manteniendo su esencia” y seguirá evolucionando porque es tierra de diálogo, de compromiso y de multiculturalidad. Y además los madrileños estamos muy orgullosos de ser tierra de acogida, de calles llenas de lenguas y de barrios mestizos, de ser capital y pueblo, de ser grande y pequeña a la vez.
“Este Paisaje de Luz, por el que velan numerosas instituciones y organismos, debe servirnos hoy para iluminar en tiempos de oscuridad, y devolvernos la ilusión gracias a sus prodigios, muchos conocidos y otros tantos aún por descubrir” este premio es reconocimiento también a su entendimiento político y lejos de ocultarlo debe servirnos de ejemplo, de satisfacción, de orgullo. Apartar el reproche genera reconocimiento por la sociedad y por otras instituciones, sin duda es motivo de satisfacción y de valoración por todos.
También los medios de comunicación deben hacer un esfuerzo por abrir portadas con buenas noticias y recalcar que este tipo de premios llegan cuando hay un proceso de diálogo abierto, de pluralidad política y de mesas conjuntas de trabajo principalmente entre el Consistorio municipal y el gobierno de la Comunidad autónoma. Cuando hay objetivos de gestión comunes en las que gana Madrid y gana España.
Porque el equipo, el equipazo, que hacen el alcalde de la ciudad de Madrid, Jose Luís Martínez Almeida, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, no pasa desapercibido a nadie, el respeto que se profesan, la admiración mutua, es un orgullo para los que vivimos en esta región, es una paz sobre tanta guerra dialéctica. Porque en las buenas y en las malas tenemos a unos gobernantes que estarán ahí para y por los madrileños.
Nos han enseñado cómo arropar los proyectos que nacen desde los municipios, desde el primer escalón de la política, el más cercano al ciudadano porque es ahí donde está la esencia de la responsabilidad institucional y el apego del vecino a sus representantes.
No debemos olvidar nunca que nuestra actitud es la que influye en el estado de ánimo de los que nos rodean y si somos capaces, como reza el manifiesto, de iluminar la oscuridad, hay que dar buenas noticias, hay que comentar las buenas acciones y hay que reconocer los grandes esfuerzos de concordia que hacen las instituciones, sobre todo, en momentos como este para ser premiados por la UNESCO como Paisaje de la Luz.
Enhorabuena Madrid y enhorabuena España.