Dos de los puntos neurálgicos de la capital, la Plaza de Callao y el Paseo de Recoletos, han amanecido esta mañana con dos esculturas de color coral de tres metros de altura, cuyo origen es todo un misterio.
Una «aparición» que no ha pasado desapercibida para los viandantes, que, entre curiosos y sorprendidos se han tomado fotos con las piezas, que cuentan con una base plateada.
Rápidamente se han sucedido las teorías sobre su procedencia, algunas más conspiranoicas que otras, y que nos recuerdan a las que se dieron con los monumentos de metal de California o, más recientemente, la Costa Brava española.
Sea como fuere, nadie es capaz de determinar exactamente a qué pertenece, pero la duda ya planea sobre Madrid.
¿Cuándo despejaremos la incógnita?