Licenciada en Derecho, Diplomada en Asesoría de Empresa y Doctora en Derecho. En 1991, obtuvo el Premio del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social para tesis doctorales. Es autora de más de una veintena de libros, ha participado en más de 80 obras colectivas y publicado numerosos artículos doctrinales en revistas especializadas nacionales e internacionales.
Esto es solo la punta del iceberg del vasto currículum de María Pilar Charro Baena, Catedrática de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, y con quien hemos tenido ocasión de charlar sobre igualdad y feminismo en la docencia con ocasión del Día Internacional de la Mujer.
Una voz más que autorizada, la de la actual Secretaria General de la URJC (en funciones, ya que la institución se encuentra en plenas elecciones), ya que entre sus líneas de investigación prioritaria se encuentran la igualdad por razón de género, inmigración u extranjería, exclusión social, tiempo de trabajo derechos fundamentales en la relación laboral y negociación colectiva.
¿Qué significa para usted el 8 de marzo?
Lamentablemente, se trata de un día que sigue siendo necesario para visibilizar la desigualdad por razón de sexo que hoy persiste. A pesar de los grandes avances que se han conseguido hasta el momento, queda un largo camino por recorrer. El 8 de marzo debería ser un día conmemorativo con fecha de caducidad porque ya no sea necesario.
¿Y la igualdad?
La igualdad por razón de sexo implica que todos, mujeres y hombres, disfrutan de los mismos derechos; supone la ausencia de discriminación. Nuestra Constitución, al reconocer el principio de igualdad, también por razón de sexo, contiene un mandato dirigido a los poderes públicos para que la promuevan. A mí me gusta más hablar de igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, porque pone el énfasis en la equidad. No se trata solo de un reconocimiento formal de los mismos derechos, sino de tener las mismas posibilidades para acceder a ellos y ejercitarlos.
¿Cree que en España sigue existiendo un déficit de oportunidades para las mujeres en el ámbito laboral?
Sin lugar a dudas. En esta materia, se ha avanzado mucho en los últimos cincuenta años; sin embargo, la realidad es tozuda y revela que todavía persisten desigualdades y diferencia de oportunidades: brecha salarial, contratación laboral precaria, parcialidad del trabajo o asunción mayoritariamente por parte de las mujeres de las responsabilidades familiares y tareas de cuidado son ejemplo de ello.
¿Se puede ocupar un cargo de importancia en una Universidad y conciliar?
Se puede, sí, pero no es fácil. La enseñanza es un sector de actividad todavía feminizado, sobre todo en la enseñanza no universitaria, y fundamentalmente en educación infantil. En la Universidad, sin embargo, la presencia de mujeres y hombres es más igualitaria, si tenemos en cuenta el amplio abanico de categorías académicas. A medida que se sube el escalafón, la presencia de mujeres va disminuyendo; sin duda ello obedece a que la carrera profesional se ve interrumpida durante el período en que se tienen responsabilidades familiares que atender. Ello repercute también en la dificultad de acceder a puestos de responsabilidad universitaria, en los que la flexibilidad de horarios que en algún momento permite la labor universitaria (docencia e investigación) desaparece, lo que dificulta la conciliación.
La pandemia y el teletrabajo, ¿han beneficiado o empeorado la conciliación?
Ha empeorado, desde luego y, en líneas generales, ha agravado las desigualdades y asimetrías por razón de sexo en esta materia. La pandemia ha intensificado la necesidad de cuidado de hijos y dependientes porque los servicios públicos de cuidados también se han visto afectados, limitados. Recientemente, la Red de Unidades de Igualdad de Género para la Excelencia Universitaria (RUIGEU) ha elaborado una Guía de buenas prácticas sobre “Teletrabajo y conciliación corresponsable en tiempos de covid-19”, imprescindible en este momento.
¿Cuáles son sus mujeres referente?
Muchas. Concepción Arenal es una de ellas. También muchas científicas cuyos logros y descubrimientos han sido silenciados, incluso atribuidos a otros. Pero realmente quienes son mis referente son todas aquellas mujeres anónimas que han sacado a sus familias adelante, aquellas que a la adversidad y a las dificultades le han plantado cara y se han puesto al frente, aquellas a las que el agotamiento físico y psíquico por la “doble jornada” no les hace caer en el desaliento.
¿Qué consejo le daría a esas mujeres que todavía sienten reparos en dar un salto en su vida profesional para no sacrificar parte de su vida personal?
Que no es incompatible el desarrollo profesional y la atención de la vida personal y familiar. Que no se auto impongan la obligación de atender en exclusiva o mayoritariamente las responsabilidades familiares. Solo si las mujeres promocionan laboralmente y participan en puestos de responsabilidad podrán contribuir a la mejora de las condiciones socio-económicas y políticas de las sociedades.