No, no me he vuelto loco. Yo también quiero cobrar más. Tanto, al menos, como cobraría alguien con mi formación hace siete u ocho años. Pero lo veo imposible. Lo siento, tiro la toalla.
No me juzgues. No me llames cobarde. Tampoco me llames conformista. Lo único que pido es poder vivir en Madrid, trabajar, comer y tener un mínimo de dinero para ocio. ¿Ahorrar? ¿En qué mundo vives?
Yo ya he hecho mis cálculos, como todos los jóvenes de mi generación. Con mil euros al mes puedo vivir. Lo que no puedo es vivir con 650 euros. No quiero ni imaginarme lo mal que lo pasará un padre de familia con mi salario.
Podría ajustarme de esta manera:
Alquiler de una habitación y gastos de la casa: 400 euros
Teléfono móvil, Internet y abono transportes: 100 euros
Bolsa de la compra: 100 euros
Otros gastos: 50 euros
Como veis, es un cálculo simplista y tirando a la baja. Con ese dinero no me puedo plantear independizarme. Y como yo, un altísimo porcentaje de jóvenes. ¿Con qué dinero iría al cine? ¿Y a cenar? ¿Cómo podría hacer para comprar un regalo de cumpleaños a mi madre?
No se puede. No es un sueldo digno. Y lo reflejo en mi persona, en un ejercicio que puede parecer egocéntrico, pero el objetivo real es demostrar que los jóvenes de este país lo estamos pasando muy mal. Sí, ha bajado el paro, pero no han mejorado las condiciones de los trabajadores.
He trabajado de muchas cosas: camarero, reponedor, becario de periodismo, en una tienda de ropa, community manager, profesor de inglés… Para poder superar la barrera de los mil euros necesito compaginar, al menos, dos de esos trabajos. Y no es fácil, porque no hay trabajo.
Todavía recuerdo cuando hace ya varios años se empezaron a escribir los primeros artículos sobre los mileuristas. La gente se llevaba las manos a la cabeza, pensando que las cosas estaban muy mal. Pues señores, yo lo firmaba. Me gustaría ser, al menos, mileurista. Las cosas han ido a peor. Mi generación se merece más.