A lo largo de sus casi 120 años de historia por el Real Madrid han pasado infinidad de los mejores del mundo, sin embargo, no siempre con el mismo éxito. Grandes jugadores como Robert Prosinecki, Michael Owen o Walter Samuel son el claro ejemplo de que no todos pueden triunfar en grandes equipos a pesar de poseer grandes cualidades para ello. Todo lo contrario que Roberto Carlos, uno de los mejores laterales de la historia y de los que han dejado su imprenta en la historia de todo un Real Madrid.
Roberto Carlos inició su carrera en Brasil en el modesto Unión San Joao donde tan solo con 14 años ya llegó al primer equipo y dos años más tarde debutó ya con la selección sub-20 de Brasil. Pocas dudas había de que se convertiría en una de las referencias del fútbol brasileño de la época. Tras tres temporadas fichó por el Atlético Mineiro donde solo permaneció un año, pero le dio la oportunidad de participar en una gira europea y así asentarse en el fútbol de élite. En 1993 fichó por el Palmeiras donde se proclamó campeón del Torneo Paulista, el torneo Río-Sao Paulo y el campeonato brasileño, éxito que repitió la siguiente temporada y que permitió al equipo convertirse en el equipo más laureado del país antes de dar el salto a Europa.
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El Inter de Milán se hizo con sus servicios pero tan solo permaneció una temporada en Italia antes de su fichaje por el Real Madrid y su consolidación como uno de los mejores defensas del mundo, era la temporada 96-97.
Con el Real Madrid disputó once temporadas, lo que lo convierten en el jugador no nacido en España con más partidos disputados en la entidad. En el Real Madrid destacó por su gran capacidad ofensiva y goleadora para tratarse de un defensa, así lo muestran los 69 goles que logró de blanco, pero además tenía un auténtico cañón en la pierna izquierda que intimidaba a los rivales. Solo hay que recordar su gol ante Francia (1997) ante el que Barthez solo pudo mirar el balón entrar en la portería tras un poderoso disparo con un efecto pocas veces visto antes. O su irrepetible gol en Tenerife prácticamente sin ángulo desde un córner.
Con el Madrid ganó cuatro ligas, tres Supercopas, tres Champions, una Supercopa de Europa y dos Copas Intercontinentales.
Fue una pieza clave en el Madrid de la séptima Copa de Europa que el Madrid logró tras más de 30 años de sequía tras vencer a la Juventus por la mínima con un gol de Mijatovic precisamente tras un rechace a un tiro suyo. En 2002 en Glasgow fue también él quién sacó el centro para que Zidane hiciese uno de los mejores goles de las finales de la historia de la Champions.
Se despidió del conjunto blanco en 2007 tras la eliminación europea del equipo y eso sí tras conquistar una última liga. Su destino fue el Fenerbahce turco donde finalmente permaneció 2 temporadas para volver al Corinthians de su país, acabó sus días como futbolista en el Anzhi ruso y el Delhi Dynamos.
Con su selección disputó 125 encuentros siendo el segundo con más internacionalidades en la historia de la “canarinha” tras Cafú y marcó once goles. Participó en tres mundiales y ganó el de 2002. Además también conquistó dos Copas de América y una Copa Confederaciones. En la actualidad ejerce como embajador del Real Madrid y comentarista deportivo.