La fiesta del 2 de Mayo alude al levantamiento de los madrileños contra la injusticia y la adversidad. Hoy, esta fiesta y su significado histórico adquieren más sentido que nunca.
El 2 de Mayo representa el carácter de resistencia, valentía y arrojo del pueblo de Madrid. Simboliza nuestra capacidad de sacrificio y nuestra voluntad de vivir un destino conjunto. Recuerda la firme convicción de que, si soñamos juntos y luchamos juntos, codo con codo, superaremos la mayor de las adversidades.
Nuestra Comunidad ha sufrido, más que ninguna otra durante estas semanas, el ataque feroz de un virus desconocido y extremadamente agresivo. Muchos de nuestros conciudadanos, tristemente, han fallecido; muchos de sus familiares y amigos no han podido ni despedirse de ellos. Pero ahí hemos estado todos, como ese pueblo que en 1.808 decidió salir unido ante la invasión francesa. Y hemos visto cómo han cumplido con su responsabilidad los profesionales sanitarios, los profesores, los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, las policías locales, el personal de limpieza, los trabajadores de servicios esenciales, … Hasta nuestros niños y niñas han sabido comportarse con un civismo encomiable. Ningún madrileño ha fallado, porque todos han sido conscientes del desafío que tocaba vivir.
Y, como representantes de los madrileños, los diputados de la Asamblea de Madrid no podemos ahora fallar al pueblo que representamos. Madrid nos une, nos unen sus municipios y sus gentes, su dolor y su sufrimiento; y sus esperanzas y anhelos de recuperación. Nadie tiene derecho a privar a los madrileños del Acuerdo que tanto necesitamos; nadie tiene el derecho a poner obstáculos en el camino de la reconstrucción social y económica de nuestra Comunidad. Ningún representante político puede caminar, en estos momentos, por el filo del partidismo y el sectarismo. No sería justo, no sería ético, no sería responsable. No lo va a hacer el grupo parlamentario socialista. Ese es nuestro empeño. Nos une el pueblo de Madrid. Nos une este 2 de Mayo.