Eran las 22:35 del 12 de abril de 1985, cuando una fuerte explosión sacudía el restaurante «El Descanso», situado en la carretera de Madrid a Torrejón de Ardoz, en las cercanías de la entonces importantísima base aérea estadounidense. La bomba, colocada bajo una de las mesas del salón principal, acabó con la vida de 18 personas e hirió a otras 82. Fue, en aquel momento, el atentado más sangriento ocurrido en España desde la reinstauración democrática.
A pesar de la magnitud de la tragedia, y del hecho de que se trató del primer atentado islamista reconocido en suelo español, el atentado de El Descanso fue rápidamente olvidado por la memoria colectiva. Hoy, cuatro décadas después del ataque, aún quedan heridas abiertas y preguntas sin responder.
Un restaurante frecuentado por militares
Ubicado junto a la carretera M-206, «El Descanso» era un popular restaurante de comida casera, conocido por su ambiente familiar y sus menús económicos. Sin embargo, su cercanía a la base aérea de Torrejón (utilizada entonces por las fuerzas estadounidenses en el marco de los acuerdos con la OTAN) lo convirtió en un punto habitual de encuentro para militares y personal civil estadounidense destinado en España.
Aquella noche de abril, el restaurante estaba especialmente concurrido. Entre los clientes había numerosos soldados norteamericanos y también familias españolas que aprovechaban el fin de semana para cenar fuera. La bomba, compuesta por más de 13 kilos de explosivos plásticos, estalló con una violencia devastadora. El techo se desplomó sobre los comensales, y el fuego se extendió rápidamente entre los escombros.

En las horas siguientes al atentado, la confusión reinaba. Inicialmente, se barajaron múltiples hipótesis. La banda terrorista ETA negó cualquier implicación, lo que descartaba de entrada a los autores habituales de la violencia en España. Pocas horas después, comenzaron a llegar reivindicaciones desde grupos yihadistas poco conocidos hasta entonces en el país.
El grupo que se atribuyó con más insistencia el atentado fue la Yihad Islámica, una organización radical libanesa con vínculos con Irán. En un comunicado enviado a una agencia de noticias francesa, el grupo afirmó que el ataque era una represalia contra «los crímenes imperialistas de Estados Unidos» y un aviso a España por permitir la presencia militar norteamericana en su territorio.
Años más tarde, servicios de inteligencia occidentales señalarían la posible implicación de militantes vinculados al grupo libanés Hizbulá, aunque nunca se presentaron pruebas concluyentes. La investigación judicial se cerró en 1987 sin detenidos ni condenas. La matanza de El Descanso quedaba, oficialmente, impune.
El primer atentado yihadista en España
Con el tiempo, historiadores y expertos en terrorismo han llegado a un consenso: el atentado de El Descanso fue el primer ataque yihadista en España. Veinte años antes del 11-M, España ya había sido escenario de un acto de terrorismo internacional vinculado al islamismo radical. Pero, a diferencia de lo ocurrido en 2004, esta vez la sociedad española reaccionó con relativa indiferencia.
La mayoría de los principales analistas coinciden que, en aquel entonces, el terrorismo islámico era una amenaza lejana, en un país que estaba centrado en la amenaza de ETA y, por tanto, la política internacional apenas generaba debate. Muchos interpretaron el atentado como un problema ajeno, una consecuencia de la alianza de España con Estados Unidos.
Esa percepción se tradujo en una cobertura mediática discreta y en un escaso debate político. El gobierno socialista de Felipe González condenó enérgicamente el ataque, pero evitó señalar directamente a países como Irán o Siria, que en esos años mantenían relaciones diplomáticas con España.
Cuatro décadas después, en el solar donde se levantaba «El Descanso» apenas queda un modesto monolito con una inscripción que recuerda a las víctimas. No hay ceremonias oficiales ni homenajes multitudinarios. Algunos familiares de las víctimas siguen reclamando un mayor reconocimiento y una investigación que esclarezca lo que ocurrió aquella noche.
De hecho, las víctimas no figuran en muchas de las listas oficiales de terrorismo en España, y sus familiares no siempre han recibido las ayudas contempladas para este tipo de crímenes. En este sentido, el atentado de El Descanso permanece en una especie de limbo legal y político.

Un aviso ignorado
Algunos analistas consideran que lo ocurrido en El Descanso fue una señal de alerta que España no supo leer. En otras palabras, una advertencia temprana de que el yihadismo global no era una amenaza exclusiva de Oriente Medio o de Estados Unidos. Quizá si en ese momento se hubiera tomado más en serio el fenómeno, se habría reaccionado de forma distinta ante otras amenazas en los años siguientes.
Desde entonces, España ha sufrido otros ataques islamistas, el más devastador de ellos el mencionado 11 de marzo de 2004, cuando diez explosiones en trenes de Cercanías en Madrid causaron 193 muertos y más de 2.000 heridos. Aquel día cambió para siempre la percepción del terrorismo en España. Pero la historia de El Descanso sigue siendo una herida mal cerrada.
En 2025, cuando se cumplen cuarenta años del atentado, asociaciones de víctimas del terrorismo y colectivos ciudadanos piden que se reabra la investigación. También reclaman la dignificación del lugar donde se produjo la matanza y la inclusión de las víctimas en los actos oficiales de homenaje.
Mientras tanto, en la zona de Torrejón, algunos vecinos aún recuerdan aquella noche. El ruido seco de la explosión, las sirenas, el humo. Y el silencio que vino después.
Imagen portada: RTVE.es