marzo 23, 2025 8:36 am
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Jorge Ilegal: «Los bares son la verdadera patria con la que puedes contar»

Hablamos con el guitarrista, compositor y frontman de Ilegales tras el lanzamiento de su nuevo disco Joven y arrogante y a pocos días del inicio de su gira por España

Desde las entrañas del rock más visceral, donde la poesía se vuelve puño y la melodía, daga, Ilegales regresa con Joven y arrogante, un título que no solo es una declaración de intenciones, sino la prueba irrefutable de que el tiempo no erosiona la actitud cuando esta es genuina. Cuatro décadas de irreverencia, decibelios y letras que diseccionan la realidad con bisturí afilado no han domado a Jorge Ilegal, un cronista implacable del caos contemporáneo.

Este nuevo álbum, el decimotercero en estudio (o decimoctavo, si contamos los directos), es un compendio de contrastes: guitarras incendiarias conviven con pasajes de inquietante sutileza, el rock se abre paso entre ritmos tropicales y la arrogancia juvenil se transforma en un manifiesto contra el conformismo. De las profundidades de Gijón, donde el salitre ha curtido su sonido desde 1979, hasta las multitudes entregadas en giras interminables, Ilegales ha sido una banda de trincheras, esquivando modas y resucitando con cada disco como un boxeador que jamás besa la lona.

En esta entrevista, Jorge Ilegal se enfrenta, una vez más, a la disección de su arte sin anestesia. Hablamos del presente y el pasado, del fulgor y la sombra, del peso de la memoria y de la urgencia del ahora. Porque en el universo de Ilegales, el rock sigue siendo una barricada y la arrogancia, una forma de resistir. Recibe nuestra llamada “dándole cera a la guitarra. Probando acordes de zydeco, el estilo de los francófonos en la zona de Nueva Orleans, que ofrece otra manera de hacer las cosas, más disonante y más bonita”.

Joven y arrogante es un título que evoca rebeldía y determinación. Un sello de Ilegales de toda la vida. ¿Cómo ha sido el proceso de composición y cómo habéis logrado equilibrar estilos como el rock, los medios tiempos, el pop o el heavy, que parecen resonar entre sus canciones?

Lo que hemos hecho ha sido huir del disco conceptual, que es una manera de conseguir canciones diferentes y de no repetirse. Y bueno, el rock lo contaminamos con otros tipos de música. En realidad el rock es sincrético totalmente, incorporando ese gen de canibalismo de otros estilos. Y esta vez, a nivel literario, Willy me insistía en hacer letras más simples, incluso gloriosas tonterías como hemos hecho en otras ocasiones y aquí hay alguna también.

Pero creo que a nivel literario es un poco más completo que los últimos discos. No es ya un álbum de madurez sino de más desparpajo y más arrogancia. Arrogante a nivel literario, ya que me permite más ser  yo mismo. Atreverse a que esa colisión que se da entre la música y la letra de la canción, por la parte lírica, sea más violenta. Con el tiempo uno conoce mejor las palabras y estamos haciendo cosas con una ambientación literaria diferente pero que funcionan, joder. Funcionan, es rock n’ roll, y en español, que es un idioma que va muy bien con el rock n’ roll.

Esta mañana, como te comentaba, estaba probando acordes de la zona de Nueva Orleans. Por ejemplo, Born on the Bayou de la Creedence Clearwater Revival intenta imitar ese estilo, con las séptimas, pero lo consigue. John Fogerty no conocía esas cosas, aunque es magnífica la canción. También por la  mañana estaba escuchando música africana y toda es síncopa jazzística ya está ahí… En Europa quizá no usábamos tanto eso pero, joder, estaba ahí toda esa manera de funcionar que luego acabó invadiendo el jazz, el swing y otros estilos.

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Lleváis más de 40 años en la carretera y seguís sonando con fuerza. ¿Qué significa para ti mantener esa energía juvenil y desafiante en el rock después de tanto tiempo?

Probablemente es simplemente una buena forma física. Hay que reconocer que sin tenerla las cosas serían muy diferentes. Tendríamos que haber parado. Pero también es el entusiasmo. El entusiasmo es un motor vital importante y descubrir cosas nuevas o rehacer antiguas es estar envuelto en esa vibración… Yo suelo hablar de la sopa sónica, esa vibración que te rodea a un alto volumen y que es un euforizante. Además creo que, incluso, tiene efectos terapéuticos. Es posible que muchas músicas, el rock primitivo, tuviese que ver con hechicerías de ese tipo. Probablemente con danzas guerreras pero también se utilizasen en la búsqueda de efectos curativos y rejuvenecedores. Fortificantes, es la palabra.

«Somos arrogantes porque sabemos que lo que hacemos es muy bueno»

‘Moloko’, además de un bar emblemático de Malasaña, es una de las canciones de este nuevo disco. Sorprende con un ritmo tropical disfrazado de pop. ¿Qué historia hay detrás de este tema, cuyo videoclip tiene además una estética muy de La Naranja Mecánica?

Es el último corte, el focus track. El resto de las canciones no están exentas de cierta profundidad, pero esta es la gloriosa tontería del disco. Moloko es una canción vitalizante, hecha en honor a los bares, a todos los bares en general. Los bares de Madrid y de tantos lugares que nos han acogido de una manera excepcional desde los años 80, incluso desde finales de los 70.

Estaba el Vía Láctea, el famoso Penta, Pentagrama, el Moloko… Es un bar en el que ponen música rock muy buena en esos momentos… Yo qué sé. Puedes hacer una gira por los bares con efectos hilarantes, probablemente euforizantes e incluso tóxicos. Es una canción que habla de los bares, la verdadera patria con la que puedes contar. Y sobre el videoclip, ni siquiera lo he visto.

Si comparas Joven y arrogante con discos anteriores de Ilegales, ¿qué crees que lo hace único y qué elementos lo conectan con vuestros primeros trabajos?

En realidad, como dice la canción Joven y arrogante… Dice: Yo era joven y arrogante con escasas cicatrices y la vida por delante, era un joven imprudente que corría tras desgracias sin parar en reflexiones ni consejos de la gente. Y dice, Si no es tan diferente lo que es de lo que ha sido, es que tiempo y experiencia de muy poco me han servido.

Bueno… hay una clara conexión con los Ilegales de 1981-1982, pero en esta ocasión hemos utilizado una producción distinta. Tenemos en propiedad todos los elementos para grabar… Tener los medios de producción a cualquier trabajador le facilita mucho las cosas. Genera una tendencia que de otra manera no puede ser conquistada.

Eso nos ha permitido grabar mil veces, deshacer las canciones, volver a rehacerlas. No nos lo podíamos permitir hace 43 años o 44 años, que tiene la banda. Los medios modifican el desarrollo de las artes. Uno de los ejemplos en los que suelo pensar es en la pintura pre-impresionista, que se ejecutaba en los talleres, a veces sin luz natural… Cuando aparecen esos tubos que permitían transportar las pinturas, los lienzos pequeños y sobre todo el ferrocarril, permitió a los pintores trasladarse a las afueras y pintar al aire libre. Pues lo mismo pasa con la música. Cuando hemos dispuesto de nuevos elementos de manera constante ha facilitado mucho las cosas.

«Luminoso Viento Nocturno es la canción más compleja, la mejor del disco»

Muchas bandas con una trayectoria tan larga suelen vivir de la nostalgia y sus grandes éxitos. Y hablando precisamente de nostalgia me ha impactado un tema de este Joven y arrogante llamado Luminoso Viento Nocturno. Me parece un gran tema… ¿Qué te llevó a escribirlo?

Joder. Te has ido a la canción más difícil, pero la mejor del disco. Vaya puntería. En ese momento, cuando escribí esa canción recogí pensamientos de estos que vienen… estaba atardeciendo, el cielo estaba cubierto y yo estaba en el Palacio de Bolgues, que es de mi familia desde tiempo inmemorial. Me pilló en uno de esos periodos reflexivos. De repente el viento se llevó las nubes y parecía que fuera un fantasma… No sé… Esa fue la puerta que atravesé para escribir la canción.

Luego claro, hubo que buscar acordes para ambientarlo, intenté evitar acordes disonantes, que por otra parte me encantan, alguno ha quedado en esa canción. No he podido evitarlos todos y así empezó. Es una canción reflexiva, un momento especial. Es el trono del terror, de las más oscuras profundidades del yo. Es la soledad absoluta. Estaba solo en un lugar enorme en el que ocurren cosas paranormales y hechos injustificables. Algunos han salido despavoridos de allí. Yo he crecido en contacto con todas esas cosas y me siento cómodo y arropado.

¿Crees en esos hechos que llaman… paranormales?

No… probablemente la física, dentro de x tiempo nos explique muchas de estas cosas. He oído cuestiones más o menos peregrinas como que hay varios universos que están en contacto y a veces interfieren uno con el otro. En fin, cosas de esas que no me parecen demasiado creíbles. Pero bueno, ¿quién sabe? De todas formas son una compañía con frecuencia deseada. Esas cosas que pasan allí. No me siento ni solo ni acompañado, no sé cómo me siento, pero me siento bien en esos medios.

Me pasó una cosa similar en las Ruinas Incas de Quito. Se iba a declarar una tormenta e inmediatamente empezaron a aparecer frases en mi cerebro que fui apuntando… El resto del grupo decidió irse porque la tormenta estaba arreciando; finalmente no fue tanto como parecía, solo me mojé un poco… Y sentí esa compañía, esa sensación allí en las Ruinas Incas. Es un sitio que está muy bien y tristemente, bueno, lo que ha pasado en España para fabricar pastrana, con las ruinas de los visigodos. Allí se están apropiando de las tierras de los Incas para construir pequeñas chozas de fin de semana.

Siempre has sido un letrista afilado, con letras provocadoras y directas. ¿Has notado cambios en tu forma de escribir a lo largo de los años o sigues abordando las canciones con la misma actitud que en los 80?

Me permito cosas más elaboradas. Al principio escribía muchas cosas que luego no volcaba en las canciones. Cogía varias frases impactantes que me parecían potentes y era  como elaborar un telegrama; dejaba todo el resto en el tintero. Ahora recojo la historia más completamente, también extirpo muchas cosas, porque además así se permite al oyente entender otras cosas. Esa cosa mágica que tiene el hecho de entender las canciones o cualquier otra obra artística. Pero son más completas, me permito completarlas más. No mutilo tanto la letra antes de volcarla a la música, antes de que se produzca esa colisión de la que te hablaba.

«Mi fama de loco viene porque me he defendido con eficiencia»

La gira de Joven y arrogante arranca en Sevilla y pasará por ciudades como Madrid, Barcelona y Gijón. ¿Cuáles serán las novedades en el repertorio o en la puesta en escena con respecto a giras anteriores?

Por supuesto vamos a incluir cinco o seis canciones del disco nuevo y haremos un recorrido por todo el material. Sí que hay novedades porque la forma de no hartarse del repertorio es ir renovándolo. Recuperamos canciones antiguas que hacía años que no tocábamos, pero va a seguir funcionando con el sistema de no respirar casi entre canción y canción, ya que nos lo podemos permitir todavía (risas). Esos conciertos furiosos de canciones una tras otra van a seguir. También hemos cambiado las luces y el envoltorio, pero no le doy demasiada importancia a eso ni a los videoclips, que antes hablaba.

Tienen su importancia pero son obras ajenas a la propia música. Yo me presto a hacerlos y es divertido. Es una manifestación artística diferente, pero tanto los videoclips como las portadas limitan las posibilidades de interpretación del oyente. De hecho, yo mismo, cuando voy a los conciertos, tengo una costumbre que es cerrar los ojos y escuchar brevemente. A veces he descubierto que hay artistas o bandas que merecen mucho más la pena escuchándolos con los ojos cerrados. La gran mayoría son sólo envoltorio y me voy a tomar una cerveza y dejo que el concierto continúe sin mi presencia. Con Ilegales lo hago también en el local de ensayo, tocando muchas veces, cerrar totalmente los ojos y no dejar que nada interfiera con la música. Es un sistema cojonudo; cualquier día me voy a caer del escenario.  Me haré un Sabina y me la voy a acabar pegando. Tengo que tener un poco más de cuidado pero bueno, hay riesgos que hay que asumir.

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Aparte de esa forma especial de escuchar música en vivo. ¿Tienes algún ritual o preparación especial antes de salir al escenario?

No… estoy tranquilamente, me suelo tomar una copa o dos. No tienes otra cosa que hacer, cojo la guitarra y le doy un buen repaso. Ajusto las guitarras perfectamente, las afino… Suelo llevar dos guitarras. La segunda que vaya a utilizar la afino primero, voy afinando todas y al final me quedo con la que voy a salir al escenario. Durante un concierto no me gusta cambiar de guitarra porque uno se va haciendo a ella y se crea una especie de simbiosis. Es la malignidad de los instrumentos. Te van conduciendo de alguna manera y tú vas intentando rebelarte contra esa ergonomía que te hace unas propuestas de escalas y de armonías… (risas). Es una batalla que hay que librar.

¿Cuál es el modelo de guitarra favorita de Jorge Ilegal?

Ahora mismo estaba tocando una vieja Epiphone, pero es esa cuestión. Los instrumentos te condicionan cuando cambias de uno a otro. Cuando cambias de una Stratocaster a otra, cuando intentas ajustarlas bien hay tremendas diferencias. Son guitarras antiguas y eran muy diferentes entre sí, siendo el mismo modelo. Las de ahora son idénticas, sobre todo si son japonesas, aunque las americanas también. Son todas idénticas, las hacen sistemáticamente. Suelo salir con una Stratocaster pero en esta gira voy a llevar también una Gibson Les Paul. Son muy pesadas, sobre todo las buenas, pero todavía me tengo en pie con ellas durante un par de horas.

«La sensación de jugar con las canciones en un directo es algo incomparable»

Has comentado en varias ocasiones que el directo es lo que más disfrutas. ¿Qué te da el escenario que no te da el estudio de grabación o el proceso compositivo?

En el directo es cuando tienes todo hecho. Es como cuando tienes un juguete y te pones a jugar con él. Sobre esto he seguido un determinado proceso. Me interesan mucho las artes aplicadas, los soldaditos de plomo y cosas así. Ahora he decidido hacerme un escuadrón de caballería y lo voy a hacer con unos moldes de los años 40. Son de Sanke, mi autor favorito, que hace unos caballos que ni los de Degas. Tiene un par de caballos al trote rompedores, otro al paso…bueno, son una maravilla y quiero tener un escuadrón así.

Pues el proceso de fundir el plomo, el metal, limarlo, pintarlos, está muy bien. Pero cuando los pongo en el suelo de madera y comienzo a jugar con ellos… es fetén. Ese es el momento. Ver cómo brillan los colores, los ves en su máxima expresión. Pues lo mismo pasa con las canciones. Las haces, les das la vuelta, limándolas por aquí y por allá para que queden perfectas. Pero cuando llega el momento de jugar con ellas, de interpretarlas, de que suenen fuera y dentro de ti… buah! Es tremendo! Es una sensación incomparable.

«Conmigo mismo ejerzo una crueldad brutal»

¿Sigues sintiendo que tienes algo que demostrar en la música o ya tocas y compones por puro placer?

Siempre me demuestro cosas a mí mismo. A veces ejerzo una crueldad conmigo mismo que es brutal. Se me oye gritar barbaridades cuando no encuentro lo que busco. A veces compongo canciones cuando voy caminando por la calle y para sorpresa de los transeúntes, voy hablando sólo con el teléfono. Aunque ahora hay más gente que lo hace. Voy cantando o matizando cosas y cuando algo no me funciona lanzo un exabrupto. Es algo que tengo que controlar porque la gente circundante se alarma. Eso te va generando una fama de loco que luego es muy difícil combatir. Vivo en varios sitios, pero a veces me he encontrado en el portal de casa algún vecino y se ha quedado muy impactado, por oírme algún exabrupto tipo: ‘¡Me cago en la puta!’. (Risas). Mi fama de lo loco viene porque me he defendido con eficiencia, mejor dicho, eficacia.

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¿Cómo entiendes esa diferencia entre eficacia y eficiencia?

Hay músicos que son buenos a niveles compositivos, artísticos e interpretativos, pero luego lo que plasman, no es eficaz. Soy eficaz en los combates y en la música. Toco de una manera distinta a otros músicos, probablemente, sin tanta técnica, sin tantos miramientos por la técnica pero muy diferente. Hay músicos que imitan a Van Halen, a Mark Knopfler o a Jimi Hendrix…Buah… todos tocan en la misma onda. Hay conciertos de estos homenaje donde salen un guitarrista tras otro tocando todos igual. Yo acabo cagándome es su puta madre, de verdad, por muy bien que toquen eh… Admiro cuando alguien toca de manera diferente, por eso yo toco diferente. Con más eficacia y con menos virtuosismo.

Pensando en esto estaba recordando a Kurt Cobain, que no era un virtuoso pero sí un gran guitarrista…

A mí me parece fantástico y me encantan las canciones de Nirvana. Cuando llegó eso, pensé: “por fin, joder”, es que estábamos condenados a escuchar a los Guns N’ Roses y todas estas monas maquilladas. Y Europe y Bon Jovi. Joder, qué bueno fue, se creó una trinchera frente a eso con el grunge. Con Soundgarden sobre todo, Nirvana; después en California empezaron Stone Temple Pilots y todas esas bandas. Y luego estaban White Zombie, qué bien, joder. Ya estaba de monas vanidosas muy harto. Con sus canciones vacías, esas letras… Era puta basura.

Si tuvieras que definir a Ilegales en una frase que resuma vuestra historia y filosofía, ¿cuál sería?

Muy difícil, es muy difícil. Necesariamente arrogantes, yo creo que sería. Ya empezamos despreciando a la gente en la Movida Madrileña y a todos los que hacían gala de no saber tocar. Nos parecía una estafa, una falta de respeto al público, total. De acuerdo, somos arrogantes porque sabemos que lo que ofertamos es muy bueno.

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