La música puede transformar una historia animada en una experiencia inolvidable, y eso es precisamente lo que Arturo Cardelús ha logrado con la banda sonora de DragonKeeper. Este compositor madrileño, cuya sensibilidad musical le ha valido reconocimiento internacional, ha creado una partitura que acompaña a la perfección las aventuras épicas y los momentos más íntimos de esta aclamada producción animada. La película, basada en la exitosa saga literaria de Carole Wilkinson, narra la historia de Ping, una joven cuidadora de dragones en la China imperial, que emprende un peligroso viaje para salvar a la última criatura de su especie. Mientras, descubre su propio destino y fuerza interior.

Ahora, su trabajo ha sido nominado a los Premios Goya 2025, consolidándose como una de las grandes apuestas del cine español en la categoría de Mejor Música Original. (Ya lo logró con Buñuel en el laberinto de las tortugas) En esta entrevista, Cardelús comparte los secretos de su proceso creativo, las emociones que le inspiraron y cómo consiguió dar vida sonora a los dragones, los paisajes y los personajes que habitan este mágico universo cinematográfico. La película no solo ha conquistado a los espectadores por su impresionante animación, sino también por su capacidad para trasladar a la audiencia a un mundo lleno de magia y emociones universales.

Has recibido una nueva nominación a los Goya por la banda sonora de Dragonkeeper, ¿cómo te sientes?

Muy bien, el nivel es muy alto este año y me encanta haber recibido esta nominación, es un honor. Ya lo era el simple hecho de que mi nombre sonara, así que, si me lo dan, viajaré desde Los Ángeles para recogerlo. Es un momento inolvidable en mi trayectoria.

¿Cómo ha sido el proceso de creación de la banda sonora de Dragonkeeper?

Ha sido un proceso largo porque entré muy al principio en el proyecto, cuando estaban trabajando la animática, que es el guion gráfico animado. Es un momento muy preliminar en el que solo hay trazos a lápiz y es muy complicado entender bien la película. En ese estado dependes mucho de lo que te cuente el director. Cuando entré, lo que me dijo Salvador Simó es que quería que yo conservara mi estilo como compositor, pero que necesitaba que la banda sonora incorporase instrumentos chinos y armonías de ese país. Tenía que tener elementos tradicionales de China.

Me dijo: vamos a plantearlo como una banda sonora cinemática al uso y encima vamos a poner solistas que toquen el erhu (violín chino), un instrumento de dos cuerdas, el yan ching, que es como una dulzaina y el guzheng. Me dio una lista de instrumentos chinos y lo que quisimos hacer con la música era hacer avanzar el viaje de Ping, nuestra heroína, y personaje principal. Que la banda sonora nos transmitiese por un lado, esa acción que necesita, y por otro que evocará a China, ya que la historia está llena de elementos de este país asiático.

«España es una potencia en cuanto a música de cine y compositores»

¿Cuál fue el mayor desafío al componer para Dragonkeeper?

Ha habido varios. Yo creo que el principal ha sido el gran volumen de música que hemos tenido que hacer. En la grabación de Budapest con la orquesta de esa ciudad llegamos a grabar 92 minutos de música. Aunque algunos aspectos del sonido se resolvieron con Sound Design, y otros elementos tecnológicos, el volumen de música fue uno de los grandes desafíos.

El otro ha sido que yo nunca había escrito para instrumentos chinos y he tenido que hacer un proceso largo de investigación. Tuve la ayuda de dos compositoras chinas que viven en Los Ángeles y gracias a ellas perdí un poco el miedo a escribir para este tipo de instrumentos. Cuando escribes para un instrumento que no conoces es normal tener ciertas inseguridades.

Dragonkeeper ganó el premio a Mejor Película Animada en los Golden Rooster de China. ¿Qué significa este reconocimiento para ti como compositor?

Para todo el equipo es un honor enorme porque es la primera vez que una coproducción internacional, una película española y China, gana el premio a Mejor Película de Animación y también, porque cuando salieron los galardones finales, que sacaron las tres películas ganadoras, Mejor Película, Mejor Película de Animación y Mejor Película Internacional, estábamos al lado de Oppenheimer. Es un honor enorme y nos hace mucha ilusión.

¿Tienes alguna pieza o momento musical de la película que consideres especialmente significativo?

Sí, en Spotify es el primer track, la primera pieza. Se llama Her name is Ping y es el tema del personaje principal. Es muy emotivo y enérgico y sigue a la protagonista a través de su historia.  Lo  hemos hecho con este violín chino de dos cuerdas llamado erhu. Tiene un timbre muy especial y empasta muy bien con la sección de cuerda en la orquesta y en realidad es el que más me gusta de la banda sonora.

«Trabajar para las Majors supone perder una parte de tu libertad artística»

¿Cómo llega un madrileño a Los Ángeles y triunfa componiendo música para cine?

Fui a estudiar primero a Boston, a la Universidad de Música de Berklee, saqué un trabajo allí junto a un compositor americano y me han ido saliendo oportunidades. También cuenta que mi mujer es de allí, ella es de Alaska, aunque ahora vivimos en Los Ángeles. Nos gusta mucho aunque no sabemos si vamos a estar allí siempre, igual en algún momento venimos a España, pero fue más por casualidad, la verdad.

Has trabajado en producciones internacionales y nacionales. ¿Qué diferencias encuentras al componer para proyectos de distintos países?

Cuando trabajo en películas indie, que he hecho muchas en Estados Unidos, no hay tanta diferencia, se parece mucho a trabajar en Europa. Pero cuando trabajas para estudios, lo he hecho para Majors, Disney entre otras, por el tema de vivir en Los Ángeles, ahí sí que hay mucha diferencia, porque hay mucha más gente con la que hablar. En películas indie o europeas hablas con el director y quizá a veces con el productor, cuando trabajas para estudios en América hay mucha gente. Muchos executives, productores y tienes que contentar a mucha más gente, que al final te supone perder una parte de tu libertad artística. La gente va a asegurar y no quiere correr riesgos.

¿Cómo influyó tu formación clásica en tu carrera como compositor de bandas sonoras?

Me dio, sobre todo, unas herramientas que me permiten componer rápido. No me gusta hacerlo así pero si tengo que hacerlo, mi bagaje clásico y mis clases de armonía y contrapunto me ayudan a hacerlo. Esto no significa que lo que haga vaya a ser mejor, simplemente por esta razón, pero es una base muy sólida que me ha ayudado a la hora de expresar música, de analizar, de organizar contrapuntos. Creo que ayuda mucho.

«’Buñuel en el laberinto de las tortugas’ fue un antes y un después en mi carrera»

Tu nominación a los Goya por Buñuel en el laberinto de las tortugas fue un gran hito. ¿Cómo viviste esa experiencia?

Fue un antes y un después en mi carrera porque había trabajado mucho, sobre todo en el mundo indie y esta vez fue la primera que tuve mucha atención de los medios. Fue una experiencia muy buena, estamos muy contentos con esta película y además Buñuel es uno de mis ídolos. Fue maravilloso.

¿Qué proyectos tienes en mente para el futuro? ¿Alguna colaboración o género que te gustaría explorar?

Estoy haciendo una película en Estados Unidos de la que no puedo hablar, pero aquí estoy haciendo una serie que se llama Terra Alta y que está basada en la novela homónima de Javier Cercas. Es una serie de seis episodios que está muy bien, es un thriller. Es un cambio de registro, comparado con Dragonkeeper y me ilusiona mucho.

¿Qué balance harías de la música para cine en la actualidad tanto en Estados Unidos como en España? ¿A quién admiras?

Cuando vas fuera siempre hablan muy bien de los compositores españoles, de hecho, España es una potencia en música de cine. Quizá aquí no se nos reconoce lo suficiente, pero cuando estoy en Los Ángeles rodeado de directores o de críticos, siempre que sale el nombre de España lo asocian a buenas composiciones. Tenemos a Alberto Iglesias, que es nuestro GOAT, el líder, pero hay mucha gente detrás que lo hace muy bien y damos muy buena imagen fuera.