Madrid Nuevo Norte, el proyecto urbanístico que transformará por completo la zona norte de la capital española en las próximas dos décadas y que ya está en marcha, no solo supondrá un nuevo concepto de entorno urbano, sino que también será una piedra angular de la sostenibilidad con un plan que pone un especial énfasis en la creación y revitalización de espacios verdes, otorgando a sus futuros parques y jardines un papel central en la vida de esta área.
El proyecto contempla la generación de más de 400.000 metros cuadrados de zonas verdes, un componente clave que subraya la importancia de los espacios naturales en el diseño de las ciudades sostenibles del futuro. Este propone asimismo una integración de nuevos parques públicos con los existentes en la zona, buscando la «construcción» de una red de áreas verdes conectadas, diseñadas para formar un corredor verde que recorra el área de norte a sur y que «sirva como un eje longitudinal articulador», según se destaca en la memoria, capaz de conectar Madrid Nuevo Norte con otras zonas naturales de la ciudad.
En este sentido, uno de los conceptos que sin duda cabe subrayar es la creación de un eje verde de aproximadamente tres kilómetros de longitud. Este corredor, que partirá desde la estación de Chamartín hasta el Monte de El Pardo, atravesará distintas áreas como el Centro de Negocios y los barrios de Malmea, Tres Olivos y Las Tablas. La idea es que cualquier persona pueda desplazarse caminando desde Chamartín hasta El Pardo sin necesidad de abandonar las zonas verdes, algo que actualmente no es posible. Un corredor que, además de poseer un indudable atractivo paisajístico, contribuirá a reducir la contaminación, mejorar la calidad del aire y fomentar un estilo de vida más activo y saludable.
Chamartín y el Centro de Negocios se llevan la palma (verde)
La mayor concentración de áreas verdes se ubicará en Chamartín y en el Centro de Negocios, que dispondrán de más de 200.000 metros cuadrados de espacios naturales. La joya es, sin duda, el gran parque central de Chamartín, que se extenderá sobre una superficie de más de 12 hectáreas, equivalentes a unos 13 campos de fútbol.
Este espacio cubrirá las vías de la estación de tren mediante una losa, lo que permitirá la plantación de árboles de gran tamaño gracias a un sustrato de 1,5 metros. Además, se prevé la construcción de un edificio dentro del parque que dinamice la vida cultural y de ocio de la zona. La inversión para este parque central rondará los 35 millones de euros, y también se habilitará otro parque en la parte sur de la estación, donde las vías ferroviarias serán cubiertas para crear un nuevo espacio verde.
El proyecto no solo se enfoca en la creación de nuevos parques, sino también en la conexión de las zonas verdes ya existentes, como los parques de Isla de Java y Begoña, para evitar que queden aisladas y mejorar su accesibilidad. Para ello, se contempla cubrir las vías del tren que actualmente separan el barrio de Begoña del centro de Fuencarral, en el tramo comprendido entre la Avenida de Llano Castellano y la calle José Anduiza.
En Las Tablas, el sector que albergará la mayor parte de las 10.500 viviendas proyectadas, también se priorizará la creación y revitalización de espacios verdes. Las zonas actualmente en desuso serán acondicionadas y abiertas al público, con especial atención en la calle Castillo de Candanchú y las áreas adyacentes a las vías del tren. En ciertos casos, se reordenarán los terrenos con fuertes pendientes que actualmente resultan difíciles de acceder o inseguros, y se realizarán ajustes en la ubicación de algunas áreas para garantizar que todos los espacios sean accesibles y cumplan con los estándares de seguridad.
Además de modernizar la zona, Madrid Nuevo Norte también se propone preservar el patrimonio histórico de la antigua localidad de Fuencarral, integrando estos elementos en la red de parques del proyecto. Las ermitas de San Roque, del siglo XVI, y de Nuestra Señora de Lourdes, del siglo XIX, serán restauradas y tendrán un papel central en los futuros espacios verdes. Esto no solo conservará la memoria histórica de la zona, sino que añadirá valor cultural y sentimental a los nuevos parques, proporcionando a los vecinos un vínculo directo con el pasado.