Clara es una madrileña de 45 años. Tenía una vida relativamente normal hasta que un día nota que algo no va bien. Un bulto en su pecho derecho le pone en alerta y rápidamente acude a su médico de cabecera para una primera valoración que acaba con la derivación a un hospital público de la Comunidad de Madrid.
El equipo médico encargado del caso de Clara utiliza una tecnología basada en inteligencia artificial para el diagnóstico y, una vez obtenida la imagen radiográfica de su mama, la analiza y ofrece un diagnóstico automatizado.
Y llegó la terrible noticia. Clara tenía cáncer.
Gracias al diagnóstico temprano, su caso se priorizó para hacerle una biopsia que, con esta tecnología, ofreció el mejor tratamiento para ella. Clara entró en un ensayo clínico y, tras varios meses de tratamiento intensivo, Clara recibe la noticia que tanto estaba esperando: estaba curada.
La protagonista de este relato es imaginaria. Sin embargo, lo que es 100% real es que esto sucederá muy pronto en la Sanidad pública de la Comunidad de Madrid que tanto se empeña la izquierda en criticar.
A estas alturas, a nadie le cabe duda de que la IA ha dejado de ser un “hype” para convertirse en un desafío para todo el mundo no solo por los peligros que conlleva a nivel generativo, sino porque cada vez estamos más cerca de un cambio social en nuestro día a día.
De ahí, los datos del informe IDC titulado The Global Impact of Artificial Intelligence on the Economy and Jobs, que afirma que estos sistemas aportarán el 3,5 % del PIB de todo al planeta, lo que se traduce en 17,9 billones de euros en solo seis años.
Y es que, cualquier región que tenga el más mínimo interés en aplicarla a sus servicios públicos, no digamos cambiar su sistema productivo, tiene que poner todas las herramientas a su alcance para avanzar al mismo ritmo que lo hace la tecnología actual.
Precisamente eso es lo que lleva ya realizando varios años el Gobierno de la presidenta Isabel Díaz Ayuso en ámbitos como la Sanidad, con varios programas piloto para el diagnóstico de enfermedades raras en atención primaria o el cribado de imágenes radiológicas. O en Justicia, donde más de un 80% está digitalizado y se emplea el buscador 360, que es capaz de buscar información individualizada de expedientes judiciales.
En la actualidad, hay una centena de proyectos que, basados en la inteligencia artificial, están predestinados a poner a punto todo el ecosistema de la administración regional y sus entidades locales. Sin embargo, si queremos que la IA se instale de manera definitiva en la Comunidad de Madrid, es necesario que el Gobierno de Sánchez deje de poner trabas a Madrid en materia de energía, lo que impide la creación de nuevos centros de datos.
El clan de Sánchez y Yolanda Díaz está inmerso en un proyecto destructivo contra Madrid que no solo hace daño a la democracia, sino que atenta contra el progreso de toda España. Madrid es motor económico, fuente de innovación y polo de atracción para el talento y la inversión.
En este sentido hay un claro ejemplo de cuál es la posición del PSOE contra la energía nuclear. Es el caso de la Central de Almaraz, que previsiblemente echará el cierre en 2027 con una vida útil de 80 años más sin un plan B y poniendo en riesgo el suministro eléctrico de nuestra región, de Valencia o de Barcelona.
Por su parte, la patronal ha dejado clara su postura manifestándoles en Moncloa contra la política de deslocalizar CPD que se está llevando a cabo. Con la revisión de los planes de energía de manera quinquenal muchas de las inversiones previstas para llegar a nuestra región en forma de Centros de Procesamiento de Datos se quedan en un limbo por la incertidumbre que generan las políticas social comunistas.
Con estas políticas, el modelo de la izquierda y la ultraizquierda se desvela como el auténtico freno a la prosperidad de España y, frente a ello, la Comunidad de Madrid y el Gobierno de la presidenta Díaz Ayuso seguirán tomando medidas en favor de la innovación y pensando en el futuro con esperanza. Como Clara.