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La historia de la Bolsa de Madrid, el vecino centenario (y poderoso) de la capital

La Bolsa de Madrid cumplió 103 años este 20 de octubre. Hacemos un recorrido histórico por esta institución que no muchos conocen... pero que tanto nos influye

Seguro que en alguna ocasión, sobre todo si te gustan las películas que se desarrollan en Wall Street, te has planteado invertir algunos ahorrillos en la bolsa. Huelga decir que el mercado de valores no es para todo el mundo, y que hay que tener, al menos, un conocimiento básico de cómo funcionan estos gráficos verdes y rojos llenos de números que, aunque la mayoría no los entendamos, juegan un papel decisivio en nuestro día a día. Solo hace falta recordar el tsunami de la aún no superada crisis de 2008

Expertos suponemos que son esos profesionales que cada día miran el móvil con las fluctuaciones bursátiles incluso antes de que suene el despertador, y que operan, entre otras «plazas», en la Bolsa de Madrid, fundada un mes de octubre, pero de hace 103 años. Concretamente el 20 de octubre de 1831, cuando bajo el reinado de Fernando VII se estableció oficialmente, como consecuencia de la previamente promulgada Ley de Creación y Organización de la Bolsa de Madrid, una normativa redactada por Pedro Sainz de Andino.

Su primera ubicación fue el Consulado de la Plazuela del Ángel y, en sus primeras sesiones, las transacciones se realizaban en reales y se centraban principalmente en deuda pública, con una representación muy escasa de acciones empresariales, que apenas alcanzaban el 1% de las operaciones totales.

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Las primeras décadas de la Bolsa estuvieron marcadas por dificultades económicas, incluida la crisis derivada de la Guerra Carlista (1833-1840). No obstante, hacia 1844-1846, el fin de la guerra y la recuperación económica dieron lugar al primer «boom» bursátil, con un aumento significativo de las operaciones. Esta época marcó el inicio de los primeros magnates financieros como el marqués de Salamanca, quien llevó la Bolsa de Madrid al público en general, introduciendo la especulación y las operaciones a plazo.

Cambio de «casa» y décadas convulsas hasta la guerra

A medida que la economía española se estabilizaba y diversificaba, la Bolsa de Madrid fue adquiriendo un papel más relevante en el sistema financiero del país. En 1854 se comenzó a publicar el Boletín Oficial de Contratación, lo que supuso un avance en la transparencia y regulación del mercado. Poco después, las leyes de Ferrocarriles y Bancos de 1855 impulsaron la cotización de nuevas empresas en sectores clave como los ferrocarriles y la banca. Aunque las acciones aún representaban un volumen reducido en comparación con la deuda pública, el interés por los valores corporativos crecía lentamente.

El año 1898 marcó un importante punto de inflexión debido a la pérdida de las últimas colonias españolas (Cuba, Filipinas y Puerto Rico) tras la guerra hispano-estadounidense. Y, aunque las acciones cayeron en torno a un 20%, en ese momento, la posterior llegada de los capitales repatriados de las antiguas colonias, junto con la expansión de sectores como la energía eléctrica y la banca, revitalizaron el mercado. El siglo XX comenzaba con buenas perspectivas, y ya, desde 1893, lo hacía en su emplazamiento actual, el Palacio de la Bolsa de Madrid (diseñado por Enrique María Repullés y Vargas), que fue inaugurado por la regente María Cristina, consolidando a la institución en su ubicación actual en la Plaza de la Lealtad.

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La historia de la Bolsa de Madrid, el vecino centenario (y poderoso) de la capital 1

Un siglo que fue testigo de grandes cambios y desafíos para la Bolsa de Madrid. De hecho, durante la Primera Guerra Mundial, a diferencia de otras bolsas europeas, la de Madrid permaneció abierta, manteniendo un crecimiento sostenido de las contrataciones. Sin embargo, el impacto del Crac del 29 y la Gran Depresión llegó de forma gradual a España, provocando inestabilidad en los años siguientes.

Tampoco ayudaron los años de la Segunda República, que estuvieron marcados por una fuerte volatilidad en los mercados, reflejo de la agitación política y social del país, que culminaron con una Guerra Civil que, esta vez sí, obligó a suspender las actividades bursátiles hasta 1940, cuando se reanudaron las operaciones. En ese año, también se creó el Índice General de la Bolsa de Madrid (IGBM), un indicador clave para el seguimiento de las empresas cotizadas.

De la autarquía a la integración europea

El régimen franquista trajo consigo una economía autárquica en sus primeros años, lo que limitó el crecimiento del mercado bursátil. Sin embargo, a partir de los años 50 y especialmente tras el Plan de Estabilización de 1959, la economía española comenzó a abrirse y la Bolsa experimentó un ciclo alcista. A lo largo de los años 60 y 70, la modernización industrial y el crecimiento del sector bancario impulsaron la actividad bursátil, a pesar de la crisis del petróleo de 1973, que afectó a todas las economías mundiales.

Sin embargo, la verdadera explosión de la Bolsa de Madrid llegó en los años 80, cuando la entrada de España en la Comunidad Económica Europea en 1986 trajo consigo un aumento significativo de la inversión extranjera y un despegue bursátil sin precedentes. En 1988, se promulgó la Ley del Mercado de Valores, que transformó profundamente el funcionamiento del mercado español. Se introdujeron tecnologías como el sistema CATS (Computer Assisted Trading System), que permitió la creación del Mercado Continuo, facilitando las transacciones electrónicas y mejorando la eficiencia del mercado.

En los años 90, se consolidaron las reformas con la creación del Sistema de Interconexión Bursátil Español (SIBE) en 1995, que conectó todas las bolsas regionales en un único sistema. Durante esta década, el número de inversores particulares creció de manera significativa. En 1999, la adopción del euro favoreció la inversión internacional, y ese mismo año se lanzó Latibex, consolidando la posición de Madrid en el mercado latinoamericano.

A comienzos del siglo XXI, la Bolsa de Madrid enfrentó varios desafíos, como la crisis tecnológica de principios de los 2000 y la crisis financiera global de 2008. Sin embargo, mantuvo su relevancia en la economía española. En 2002, se integró en el grupo BME, y en 2006, BME salió a bolsa. Finalmente, en 2020, la Bolsa de Madrid fue adquirida por el grupo suizo SIX, marcando una nueva etapa en su historia y consolidando su posición en Europa.

Bonus: ¿cómo funciona el IBEX 35?

Vale; no podemos considerar esto como una guía, pero sí nos puede servir como una primera aproximación al IBEX 35, el índice bursátil de referencia en España, que refleja el comportamiento de las 35 empresas más negociadas en las bolsas de Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia. Este índice mide el conjunto de aquellas compañías que, por su liquidez y volumen negociado, generan mayor interés entre los inversores.

Las empresas que conforman el IBEX 35 son seleccionadas por el Comité Asesor Técnico (CAT) de acuerdo con varios factores clave, como la capitalización bursátil, liquidez y el volumen de negociación. Esto significa que no siempre son las empresas más grandes las que forman parte del índice, sino aquellas que cumplen mejor con un conjunto de parámetros. Aunque la capitalización bursátil (el valor total de sus acciones en circulación) tiene un papel relevante en la ponderación de cada empresa, las compañías más capitalizadas tienen mayor peso en el índice, por lo que sus fluctuaciones afectan más al rendimiento global del IBEX 35.

La historia de la Bolsa de Madrid, el vecino centenario (y poderoso) de la capital 2

Este índice se utiliza como un reflejo del estado de la economía española, y su evolución desde su creación en 1992 permite analizar cómo ha variado la situación financiera del país en las últimas décadas. La selección de las compañías que forman parte del IBEX 35 se lleva a cabo en reuniones semestrales del mencionado CAT, que tiene en cuenta factores como:

  • El precio unitario de cada acción.
  • Las variaciones en su valor con respecto a sesiones anteriores.
  • El volumen de acciones negociadas.
  • La capitalización bursátil, es decir, el valor de mercado de la empresa.
  • Indicadores de rentabilidad, como el PER (relación precio-beneficio) y la rentabilidad por dividendo.

Para ser elegible, una empresa debe cumplir ciertos requisitos: tener una capitalización media superior al 0,30% del total del IBEX 35 y haber sido negociada en al menos un tercio de las sesiones del periodo de control.

Por último, el cálculo del IBEX 35 se basa en la capitalización de sus componentes y un coeficiente de ajuste para evitar distorsiones provocadas por operaciones financieras. Cada día, se toma el valor del índice en la sesión anterior y se ajusta según las nuevas capitalizaciones de las empresas, aplicando correcciones en caso de eventos extraordinarios.

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