Si preguntamos a cualquier persona que se haya pasado recientemente por Madrid, seguramete estará de acuerdo con la afirmación de que la capital está «en auge».
También es cierto que nuestro interlocutor podría no ser imparcial, aunque a esta misma conclusión ha llegado una entidad objetiva como la asociación Madrid Futuro, corroborado por un informe que ha encargado a la empresa de inteligencia urbana The Business of Cities y en el que se asegura que la Villa del Manzanares está consolidada entre las 20 economías urbanas más influyentes del mundo.
El estudio coloca a Madrid en «el puesto 17 a nivel mundial en el conjunto de todos los indicadores de referencia«, destacando la ciudad a nivel global por su buena calidad de vida, sus «excelentes sistemas urbanos» y su amplia oferta cultural y de ocio. Sin embargo, también alerta que la percepción de Madrid está por debajo de su desempeño y capacidad reales.
Un lustro de internacionalización
Durante los últimos cinco años, la economía madrileña se ha internacionalizado notablemente. De hecho, según el informe, Madrid compite con más éxito que muchas otras ciudades por atraer inversores, empresas y eventos y la ciudad presenta un gran equilibrio entre sus puntos fuertes en todos los ámbitos y pocas desventajas significativas.
Tim Moonen, director técnico del informe, afirmó que «en comparación con muchas grandes ciudades, Madrid es más segura y ofrece un mayor nivel y acceso de servicios«. Sin embargo, advirtió que el éxito de la ciudad dependerá cada vez más de la cohesión y la alineación en todo el espacio metropolitano. El informe también señala que «cuando se evalúa como área metropolitana en su conjunto, las calificaciones de Madrid tienden a bajar», y que la región no es ajena a las desigualdades.
En términos económicos, Madrid destaca por su capacidad para captar inversión extranjera, situándose en tercer lugar en Europa. También tiene un buen posicionamiento como mercado de oficinas, una excelente conectividad y ofrece un alto nivel de vida, especialmente para «los recién llegados más acomodados».
El informe también destaca la oferta de educación superior madrileña, señalando que tiene un «atractivo internacional». La red de transporte urbano de Madrid se clasifica como la tercera mejor del mundo, su vida nocturna ocupa el segundo puesto mundial y es la novena potencia cultural del planeta.
Otras fortalezas de Madrid incluyen su «competitivo» gasto público en I+D, situándose en el quinto lugar entre las 10 principales regiones europeas. Además, ofrece un entorno jurídico y fiscal favorable para las empresas.
El sistema sanitario de Madrid es «sólido y reconocido», mientras que la seguridad, el carácter «relativamente acogedor y sin prejuicios» de la ciudad, la tasa de energías renovables y sus «infraestructuras verdes» son otros puntos fuertes destacados en el informe.
La economía, el principal Talón de Aquiles
No obstante, el informe también identifica varios retos pendientes para Madrid. En el ámbito económico, la productividad tiene margen de mejora, y la ciudad genera menos empleos de alto nivel que otras de su rango. Además, sobresale por su tasa de desempleo y, en cuanto a los salarios, ocupa el puesto 30 entre las 48 principales urbes del mundo.
Esta situación también repercute en su «asequibilidad limitada», ya que Madrid está entre el 25% de las ciudades más caras del mundo. A su vez, se observan bajas valoraciones de los propios madrileños en cuanto a su conciliación y satisfacción general.
Madrid también puntúa por debajo de otras ciudades de su rango en cuanto al acceso a la educación y la valoración global de sus universidades. Además, se identifican desafíos en cuanto al grado de digitalización de su administración y la satisfacción de sus habitantes con servicios como la limpieza.
A pesar de la buena valoración del transporte público, el estudio subraya que en el área metropolitana «no es tan utilizado ni apreciado», y advierte del «riesgo de dependencia progresiva del coche». Por último, otros desafíos que enfrenta la ciudad incluyen el crecimiento desigual de las zonas verdes, el coste humano del estrés térmico y la previsión de altos riesgos hídricos en el futuro.