Alcohol, tabaco y benzodiacepinas son las drogas más consumidas en nuestro país, según el informe EDADES 2022, pero sólo EE.UU. supera a España en el consumo de cocaína. Tal y como se desprende de este estudio, entre las sustancias más consumidas en los últimos 12 meses, a fecha de publicación, se encuentran el alcohol (76,4%), el tabaco (39,0%), los hipnosedantes (13,1%), el cannabis (10,6%) y la cocaína (2,4%). Por edades el consumo es mayor en el grupo de 15 a 34 años, salvo en hipnosedantes y analgésicos opioides, que se incrementa a partir de los 35.
Sobre estas cuestiones hemos hablado con Pablo Llama, psicólogo en Proyecto Hombre Madrid, que nos ha confirmado que entorno al 20% de los pacientes menores y jóvenes que atienden, lo hacen por problemas de adicción a la cocaína. De igual forma, en los últimos años se ha registrado un incremento de chicas consumidoras de esta sustancia.
Así, el 96,02% de los casos que reciben en el servicio dirigido a menores y jóvenes, es la familia quien solicita ayuda. Más del 61% lo hace cuando la adicción lleva presente 2 años o menos, el 32,46% cuando este período ha sido de entre 2 y 5 años, y el 5,41% cuando se superan los 5 años.
En Proyecto Hombre Madrid el 42% de las personas atendidas presentan adicción a la cocaína. ¿Cómo ha evolucionado el consumo en los últimos años?
Hay una tendencia estable, sí que ha habido un incremento, pero no especialmente significativo. Desde hace unos diez, quince años, la cocaína es la sustancia que más demandas de tratamiento genera en población adulta, seguida de cerca por el alcohol, pero viene siendo desde hace mucho una de las sustancias más problemáticas.
En el caso de los jóvenes y adolescentes no lo es tanto todavía, ya que estamos hablando de edades muy tempranas y todavía no se ha llegado a ese tipo de consumos, pero la evolución muestra una tendencia hacia un consumo bastante alto y mantenido, y en el último año o dos años se ha incrementado.
«La cocaína genera situaciones ansioso-depresivas, además de sintomatología psicótica paranoide»
¿Qué tipo de complicaciones conlleva el consumo de cocaína a nivel de salud mental y física?
Es verdad que las consecuencias del consumo de cocaína son bastante amplias y heterogéneas y ya visibles desde los primeros consumos. A nivel físico está más que demostrado que empeora los riesgos cardiopáticos, de infartos o infartos cerebrales y también incrementa los riesgos cardiovasculares.
A nivel psicológico está más que demostrado que crea situaciones ansioso-depresivas, también sintomatología psicótica, de tipo, sobre todo, paranoide. Es habitual encontrarnos casi todos los fines de semana en urgencias psiquiátricas personas que han consumido cocaína, que vienen con delirios de persecución o paranoia. Es una droga que a nivel general produce sobre todo ataques de ansiedad y estos otros síntomas en ataques agudos.
Cuando hablamos de un consumo crónico, las consecuencias sociales, familiares y psicológicas en las personas tienden a aparecer a muchos niveles. A nivel académico o laboral las personas dejan de acudir al trabajo o dejan de saber responsabilizarse de sus obligaciones de manera adecuada, o atender todo lo que tiene que ver con el entorno familiar. Hay múltiples consecuencias, de las más leves hasta mucho más graves, en las que dependiendo un poco de la afectación que esté teniendo ese consumo, daña gravemente a la persona.
Según los datos de Proyecto Hombre Madrid, el 91% de las personas que reciben tratamiento por adicción a la cocaína son hombres y el 9% mujeres. ¿Por qué se produce esta abismal diferencia entre géneros?
Históricamente siempre ha habido un mayor porcentaje de varones que consumen, que mujeres. Esto cada vez va disminuyendo más y vemos que, sobre todo en jóvenes, la diferencia viene siendo un poquito menor. En otras sustancias como el alcohol y el tabaco las mujeres están al mismo nivel que los hombres, pero todavía en cuanto a sustancias ilegales, especialmente la cocaína, el consumo en varones sigue siendo bastante mayor. Y, además, en cuanto al consumo problemático, cuando hablamos de trastornos adictivos como en este caso, consumen más los varones con una diferencia significativa con respecto a las mujeres.
Es verdad que hay más mujeres que desarrollan problemas relacionados con esta sustancia, ligados en muchas ocasiones al consumo de alcohol y, en general, el consumo de los varones está un poco menos estigmatizado. Me explico: a los varones quizás no se les juzga tanto si consumen, y a las mujeres se les juzga doblemente por el hecho de ser una droga ilegal y por el hecho de ser mujeres. Eso hace, probablemente, que a las mujeres les cueste más pedir ayuda, en las ocasiones en las que tienen algún problema e intentan esconder un poquito más el consumo o la adicción.
Estas son cuestiones que hay que entender cuando hacemos una intervención y ayudar a esas mujeres con perspectiva de género. Entender cuál es el sentido de esa adicción, para qué les ha servido, de qué manera la manejan, cuáles son los bloqueos… Esa es la forma de impedir que vuelva a ocurrir.
«Es fundamental que animemos a quién pueda tener un problema con las drogas, a pedir ayuda»
¿Cómo resumiría el proceso, no sé si de desintoxicación o acompañamiento psicológico que realizan en Proyecto Hombre?
Lo primero que me gustaría destacar es que es importante que las personas que crean que tienen un problema, o que lo tiene algún familiar o amigo que creamos que puede estar desarrollando un problema de este tipo, le animemos a pedir ayuda. Los profesionales de Proyecto Hombre lo que vamos a hacer es valorar en primer lugar, cuál es el alcance del problema.
Muchas veces se tiende a minusvalorar. “Bueno, no es para tanto, eso lo puede hacer solo… si para acudir a algún sitio así hay que estar muy mal…”. Yo creo esto son mitos que no nos ayudan y que lo que hacen es que se llegue muy tarde a pedir esa ayuda. De media, la gente llega aquí con 15-20 años de adicción, cuando los problemas se han cronificado y va a ser un poco más difícil ayudarles.
¿Y cómo sería el proceso?
Una vez que se llega, lo primero que hacemos es valorar, individualizar el caso y tratar de entender a las personas que llegan a nuestros centros. A partir de ahí, de una manera integrada con distintos profesionales, como psicólogos, médicos, etc… lo que hacemos es un plan de intervención ajustado. Así, en la medida de lo posible, dependiendo de la edad de la persona, de las circunstancias que tenga o de sus problemas; en un primer momento nos centramos en minimizar o hacer desaparecer la conducta adictiva.
Después nos enfocamos en responder a la pregunta: ¿Qué le ha pasado a esta persona para desarrollar la adicción? Es una pregunta compleja y es la propia persona la que tiene que ir viendo lo que la ha llevado a descontrolarse. La razón que está detrás. Por ejemplo, una persona que está depresiva se da cuenta de que la cocaína le hace estar contento y olvidarse de las tristezas durante un momento, tiene probablemente más posibilidades de engarcharse. Entenderlo sin juzgarlo y acompañarlo, responsabilizándolo del propio proceso, hace que esa persona logre tirar para delante.
Según comenta, en la mayoría de los casos habría una causa, una situación complicada o un drama que lleva a la persona al consumo…
En muchos casos, sí, aunque no siempre hay un desencadenante claro. Puede ser que alguien a raíz de un duelo se le vaya la mano en el consumo de alcohol o de cocaína. Pero en muchos casos, o siempre, hay un por qué. Es decir, normalmente la adicción es una respuesta que la persona da a un momento aversivo que está viviendo; uno no se vuelve adicto porque le da la gana o por vicio, por decirlo de alguna manera. Se vuelve adicto porque desarrolla una respuesta a algo que le está ocurriendo.
Puede ser un momento emocional aversivo, una falta de habilidades en cierto momento o que no sepa cómo gestionar un momento de su vida… Obviamente, el consumo será algo que hagamos en un momento dado, pero se volverá crónico en el momento en que no lo usemos para divertirnos, sino para no estar mal. Esa es casi siempre la base y el inicio de la adicción; cuando se empieza a consumir algo para dejar de estar mal. Ahí vemos que hay algo detrás.
Además, para que alguien comience a consumir algo, ha tenido que tener alguna relación anterior con la sustancia, o que la tenga accesible, pero cuando se empieza a perder el control de una manera clara y se inicia un comportamiento claramente adictivo, tiene que ver con que se está dando respuesta a algo. A veces es una cosa muy difusa, que podemos no tener claro, pero a lo largo del proceso es lo que vamos descubriendo. Es lo que la persona tiene que entender y perdonarse a sí mismo. A partir de ahí, es cuestión de poner todos los medios para que eso no ocurra.
«Prevenir consiste en tener las habilidades necesarias para afrontar la vida de una manera más adecuada»
Uno de los temas más relevantes es la prevención. Hay un dato muy llamativo, ya que, entre los más jóvenes, la edad media del primer consumo es a los 15 años… ¿Cómo prevenimos el consumo de drogas, tanto legales como ilegales?
Sí, desgraciadamente, si miramos la edad de inicio en el consumo de determinadas sustancias, sigue siendo muy baja. Son menores de edad cuando se inician en el alcohol, el tabaco, la cocaína u otras sustancias. Desde ahí, creo que deberíamos dar una vuelta, tanto los medios de comunicación como las administraciones. La responsabilidad es de todos y tenemos que remar en la misma línea. Hay ciertos datos, cuando se mide la percepción de riesgo que tienen los adolescentes y los jóvenes con respecto a las sustancias, deberíamos incidir en que esa percepción de riesgo, en la medida de lo posible, sea un poquito mayor. Eso es lo que nos va a ayudar o no a tomar la determinación de probar ciertas cosas, o normalizarlas.
Cuando hablamos de prevención no estamos hablando sólo de decidir o no probar algo, sino también de tener las habilidades para afrontar la vida de una manera más adecuada. En la medida en que nosotros tengamos una tranquilidad emocional; en la medida en que los chicos y chicas tengan la capacidad de pensamiento crítico, de discernir, de ser asertivos, que cuiden las relaciones, que estén conectados emocionalmente, les va a hacer más capaces de lidiar con todas esas amenazas. Vivimos en un mundo en el que los jóvenes en concreto tienen una amenaza muchísimo mayor que la que teníamos hace unos años cuando teníamos su edad.
Es verdad que tienen muchas más posibilidades de acceso a la información, pero eso también incrementa los riesgos. Les estamos pidiendo a los jovenes que a muy corta edad tengan la capacidad para gestionar cosas que tienen mucha dificultad. De hecho, los psicólogos lo vemos constantemente y en Proyecto Hombre es un hecho, que hay un incremento también de sintomatología de otros trastornos a nivel mental como la ansiedad, la depresión, los trastornos de conducta alimentaria. Y esto tiene que ver un poco con el aumento de las amenazas, que va muy relacionado también con que alguien, en un momento dado esté sobrepasado y pueda tirar de una sustancia o de una cuestión comportamental, para paliar el problema o calmarse.
Hablando de los trastornos de conducta alimentaria como la anorexia o la bulimia, se desarrollan de una forma muy parecida a como lo hace la adicción a las drogas. También como respuesta a un hecho complicado… ¿Es así?
Sí, efectivamente. Hay muchos trastornos de conducta alimentaria, pero los que son de carácter más compulsivo como puede ser la bulimia o el trastorno por atracón, etc., son muy parecidos en su funcionamiento, a una adicción. No tanto la anorexia pura, que es la restrictiva, digamos, pero todos los que conllevan un comportamiento compulsivo, normalmente, son muy similares en su modus operandi. En cómo funciona estructuralmente y hasta neurológicamente. El sistema de recompensa… los neurotransmisores que están en juego son muy parecidos. Incluso el tratamiento, en muchas ocasiones tiene cosas parecidas. Porque al fin y al cabo, es utilizar la comida de una manera patológica para calmar un estado aversivo y eso suena mucho a lo que se hace a veces con las sustancias, o a veces también con otro tipo de comportamientos como puede ser el juego patológico de apuestas o las adicciones a contenidos tecnológicos.
«El alcohol es la sustancia que más problemas genera entre los jóvenes, de largo»
¿Cuáles serían en resumen las sustancias que más consumen los jóvenes a esas edades tan tempranas?
La sustancia ilegal más consumida a esa edad es el cannabis y después la cocaína, aunque a una distancia bastante amplia. La última encuesta del Plan Nacional sobre Drogas que es de 2023, si no me equivoco, entre los jóvenes entre 14 y 18 años, uno de cada tres ha probado el cannabis y en torno al 8-9% han probado la cocaína.
Después ya hay otro tipo de sustancias, la que gana y con mucho es el alcohol, que tiene unas tasas “muy muy” altas de consumo. No debemos olvidar que a esas edades el consumo de alcohol es ilegal. La realidad, lo que nos encontramos es que las chicas y chicos empiezan a tomar alcohol y lo normalizan mucho antes de los 18, con lo cual sería ilegal, pero es algo tan aceptado que casi lo damos como normal. El alcohol es la sustancia que más problemas genera entre los jóvenes, de largo.
Abusar del alcohol a esas edades, ¿puede acarrear problemas de salud física y mental a largo plazo?
Sí. Está muy demostrado que cuánto antes se empieza a consumir, hay más probabilidades de desarrollar un problema con el alcohol en la vida adulta. Hay una correlación clara y más que demostrada. Hay un estudio muy interesante de la Universidad de Valencia, un trabajo de campo, que analizaba el tipo de consumo que tienen los chicos y chicas en los botellones. Lo que veían, que era preocupante, era que los jóvenes que llegan por primera vez al botellón a los 13-14 años imitaban lo que consumían los estudiantes universitarios de 19 o 20 años, que llevaban ya 4 o 5 años bebiendo.
Así, empezaban a beber de una manera compulsiva, desde muy pequeños. Eso hace que compren papeletas para desarrollar un problema con el alcohol en la edad adulta, o ya directamente desde ese momento. Estamos muy familiarizados con los comas etílicos a esas edades, es decir, con las consecuencias más crudas del consumo de alcohol. Es muy peligroso el consumo a estas edades, pero sobre todo, que es con lo que nos encontramos aquí en Proyecto Hombre, es que esas personas que ahora necesitan tratamiento por alcohol u otras drogas, comenzaron el consumo de alcohol a una edad muy temprana.
«No es positivo normalizar el consumo de sustancias. Son perfectamente prescindibles en la vida de las personas»
¿Qué programas específicos ofrece Proyecto Hombre Madrid para el tratamiento de adicciones en menores y jóvenes?
Tenemos programas específicos sí, en los que trabajamos sólo con personas adolescentes y jóvenes, más o menos desde los 13-14 años hasta los 20-21. En estos programas trabajamos también, lógicamente con la familia, porque es algo que demanda este tipo de ayuda. Trabajamos de manera progresiva tanto con el propio adolescente, de forma específica, como con su familia.
Pero dentro de estos programas, los hay más específicos ya sean frente a adicciones comportamentales, ya sean trastornos de la conducta alimentaria o incluso trabajo con adicciones. A la vez, también hay programas específicos e individualizados sobre diferentes problemáticas. Adicción a la cocaína, al alcohol, a los juegos de apuestas… La amplitud de programas que existen es enorme. Cuando pensamos en Proyecto Hombre nos viene a la mente algo más relacionado con la heroína, pero eso ya no tiene nada que ver con el trabajo actual que está más individualizado y respondiendo a una demanda concreta de casos.
¿Hasta qué punto podemos considerar las drogas, o algunas de ellas un tabú?
Bueno, para ser un tabú llevamos consumiendo drogas miles y miles de años. Es parte de nuestra sociedad de alguna manera, y si hablamos por ejemplo del consumo de alcohol, no lo veo un tabú, ya que es la droga que más se consume y la que más problemas genera. Además tiene una capacidad adictiva grande.
Otra cosa es que algunas sustancias estén más estigmatizadas o sean un mayor tabú. En este sentido lo que creo que no es positivo es normalizar el consumo de sustancias o entender que es una cosa que tiene que estar en nuestra vida, porque para nada es necesario. No es ni necesario ni positivo. Es mucho más positivo analizar que hay ciertas sustancias que son perfectamente prescindibles en la vida de las personas.
No me preocupa tanto que sean un tabú, lo que sí me preocupa es si alguien, por ejemplo no quiere beber alcohol, en la sociedad en la que vivimos que se le mire raro. O es un aguafiestas o es que ha tenido un problema de adicción. A veces nos posicionamos así y no creo que sea positivo a nivel social.
En titulares, ¿cómo resumiría el consumo de cocaína en España, o más concretamente en Madrid?
Yo diría que la cocaína se mantiene como una de las sustancias más nocivas y de mayor demanda de tratamiento en la sociedad en general. Es una sustancia muy problemática y sistemáticamente nos encontramos con que la gente consume esta sustancia.
¿Cómo cerraría esta entrevista? ¿Quiere incidir sobre algún tema en especial?
Sobre todo incidir en la importancia de que la gente pierda el miedo a pedir ayuda, que desde Proyecto Hombre los profesionales vamos a ayudar, a evaluar cada caso y sobre todo eso, que pierdan el miedo. Que si tienen cualquier duda nos llamen para que valoremos el caso y dependiendo de la gravedad, adecuaremos la intervención a lo que se necesite. Pedir ayuda no es nunca un problema, el problema es no hacerlo.