diciembre 21, 2024 3:31 pm
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Camino al planeta rojo: Jennifer García Carrizo y la misión Hypatia II para simular la vida en Marte

Con sólo 32 años, ha sido seleccionada como Crew Journalist para la misión análoga Hypatia II

Jennifer García Carrizo es vecina de Boadilla del Monte e investigadora y profesora en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), dentro del ámbito de la Comunicación y las Ciencias Sociales. Recientemente, y con sólo 32 años, ha sido seleccionada mediante un proceso competitivo como Crew Journalist y especialista en comunicación científica para formar parte del equipo de 7 científicas multidisciplinares encargado de desarrollar la misión análoga Hypatia II, dentro de Hypatia Mars.

Este proyecto tiene dos claros objetivos, realizar investigaciones de alta calidad relacionadas con el espacio en un entorno de simulación marciano desde diferentes puntos de vista académicos, e inspirar a futuras generaciones interesadas en carreras relacionadas con las áreas STE(A)M.

Durante el mes de febrero de 2025 pasarán 15 días en las instalaciones de laMarsDesert Research Station (MDRS, EEUU), el centro de investigación de la superficie de Marte más grande del mundo, donde se financian, entre otros, programas de formación para la NASA. Allí, el equipo de Hypatia II simulará la vida en ese planeta, en un apasionante proyecto de investigación. Con ella, hemos “viajado” al planeta rojo y hemos conocido cuáles serán las claves para futuros viajes al espacio.

Va a ser astronauta análoga en un viaje a Marte. ¿En qué consiste el proyecto Hypatia II?

Hypatia II consiste en desarrollar, como bien has dicho, un viaje análogo. Nos vamos a la Mars Desert Research Station (MDRS), que es una estación ubicada en Utah, en Estados Unidos y allí, durante dos semanas simulamos cómo sería vivir en Marte. Cada una de nosotras―somos siete científicas las que vamos a viajar― desarrollamos un proyecto de investigación. La idea también es inspirar para que las nuevas generaciones, en especial las niñas, puedan desarrollar y sepan que también son capaces de aportar en este tipo de acciones o actividades.

¿Cuál es el objeto de estudio de esta misión simulada al planeta rojo?

La idea de Hypatia es analizar cómo sería vivir en Marte. Es decir, simular, antes de enviar una misión real a Marte, qué problemas pueden surgir y analizar diferentes protocolos. Por ejemplo, al salir de la base es como si estuviéramos en Marte. Nos tenemos que poner el traje, pedir “permiso a Tierra” para ver si podemos realizar o no una salida extravehicular… La idea es simular cómo sería la vida en ese planeta, teniendo en cuenta que en el exterior no habría oxígeno pero sí radiación.

«Es muy relevante trabajar en la democratización del espacio, donde cabemos todos y todas. Es un bien público y, precisamente por eso, tenemos que cuidarlo»

¿Crees que está cerca el ser humano de viajar a Marte, después de haber llegado a la luna en 1969?

Quedan aún muchos años, no sé la edad que tienes, pero probablemente ni tú ni yo lo veamos. Esto es parte del camino y es algo que nos ayuda a conseguir ese objetivo, pero no creo que vaya a ser algo que pueda ocurrir en los próximos diez años, por ejemplo.

En general, ¿cómo describirías estas simulaciones análogas y qué utilidad tienen, a nivel científico?

Su utilidad es simular protocolos, que no lleguemos a Marte y pensemos: “Se me había olvidado esto o no había pensado esto otro”. Al final, podemos plantearnos los problemas que podríamos tener a nivel científico, pero es en las simulaciones donde aparecen circunstancias que no habíamos previsto. Algo tan absurdo, por ejemplo, en el caso de las mujeres, cómo deshacernos de los desechos vinculados a la menstruación… En este tipo de misiones abordamos temas como la forma de gestionar el agua o los residuos. En mi proyecto personal, “Hypatia´s Circular Odisey: Tracing the sustainable path of the Hypatia II Mission”, trabajo en este sentido; en la gestión que se hace de los residuos de manera sostenible y en comunicarlo a la sociedad. La idea de este proyecto es contar a la sociedad cómo se busca que una misión de este tipo sea sostenible y, a la par, inspirar para que cada uno, en la Tierra y en sus casas pueda reducir el consumo de agua,  compostar los desechos, etc.

Camino al planeta rojo: Jennifer García Carrizo y la misión Hypatia II para simular la vida en Marte 1

Comentabas que en la simulación participan siete mujeres con siete perfiles diferentes. ¿Cómo se ha organizado el proceso de selección?

Primero se abrió el proceso de selección, para la búsqueda de los diferentes perfiles que tienen que ver con el área científico-tecnológica y con comunicación y artes. Posteriormente se eligen nueve perfiles, de los cuales dos son back-up engineer, que son aquellas personas que entrarían en el proyecto si a una de las científicas titulares le pasa algo.  En el proceso de selección se presenta un proyecto científico para desarrollar en la MDRS, un Currículum Vitae y una carta de motivación. A través de esto, mediante diferentes entrevistas se van seleccionando quiénes son las personas elegidas, siempre buscando proyectos que se complementen entre sí.

«Sólo el 11% de los astronautas son mujeres»

¿Podrías describir a grandes rasgos los perfiles de las siete mujeres participantes?

En mi caso, soy la Crew Journalist, soy la encargada de la comunicación científica y de la comunicación en la misión. Es un perfil un poco diferente al de las demás. Por otro lado está Ariadna Farrés, que es matemática y trabaja en la NASA; Anna Bach, que también es matemática y trabaja en el área de la comunicación científica; Helena Arias, que es campeona de tiro olímpico y estudiante de Grado en Ingeniería Electrónica e Ingeniería Mecánica; Ester Blay, ingeniera aeronáutica; Marina Martínez, geóloga, y Mónica Roca, que es ingeniera de telecomunicaciones. Finalmente, están también las dos backup engineer, que son Laura González, ingeniera aeroespacial, y Lucía Matamoros, nano-científica  y nano-tecnóloga.

Supongo que no es casualidad que seáis todas mujeres, ¿verdad?

No, no es casualidad. Al fin y al cabo, solo el 11% de los astronautas son mujeres. La idea es visibilizar el papel de la mujer e inspirar a las próximas generaciones para que esa cifra siga creciendo y haya más representación femenina. Aparte también ver en las simulaciones cómo gestionar los protocolos  en una tripulación en la que haya mujeres, que no se ha visto tanto porque se han enviado muchas tripulaciones sólo de hombres.

Será importante el proceso de aislamiento que vais a vivir allí, pero más concretamente, ¿cómo va a ser la actividad diaria del equipo en el MDRS?

Vamos a estar aisladas porque el proyecto simula una estancia en Marte. La comunicación que tenemos con la “Tierra”, es asíncrona: hay un retardo entre que nosotras enviamos una comunicación y la “Tierra” la recibe. El día a día lo viviremos como si estuviéramos en Marte: comeremos comida deshidratada, el acceso al agua estará muy restringido y se intentará reducir al mínimo… No podremos salir de la base cuando queramos, sino que tendremos que pedir permiso a la “Tierra” y las salidas extravehiculares se realizarán con el traje de astronauta… Evidentemente el traje no es real, es una simulación; uno de astronauta “real” cuesta millones. Tampoco vamos a estar en situación de micro-gravedad, porque al final estamos en la Tierra, pero intentamos simular todos los aspectos que podamos.

Son interesantes las salidas extravehiculares en Rover, allí en el desierto de Utah… Cuéntanos un poco más sobre eso…

Sí, son en Rover. Tenemos que sacar una especie de carné específico para conducirlos y además estas salidas tienen una duración limitada en el tiempo, unas dos horas máximo, dependemos de su batería solar para poder desplazarnos. Además están sujetas a un plan de trabajo: hay que especificar qué vas a hacer en cada salida,  la base en la “Tierra” tiene que dar permiso y siempre son para desarrollar una serie de tareas muy precisas y bajo una serie de protocolos, que son los que vamos a ensayar. Esa es al fin y al cabo la finalidad de la simulación, que haya protocolos para ver posibles fallos y analizar cómo mejorarlos.

«La idea del proyecto es crear ciencia que sea aplicable a futuras misiones y además también en la Tierra»

¿Qué es el proyecto“Hypatia´s Circular Oddisey”?¿En qué consiste y cuál es su finalidad?

“Hypatia´s Circular Odisey: Tracing the sustainable path of the Hypatia II Mission” es mi “pequeño” proyecto dentro de Hypatia II. Cada una de las personas que vamos a la misión tenemos una especie de sub-proyecto. En mi caso, el proyecto “Hypatia´s Circular Odisey” trata de crear, con el apoyo del XR LAB COM (el laboratorio de comunicación inmersiva de la URJC), una experiencia inmersiva a través de cámaras 360º para retratar formas de hacer una misión de estas características más sostenible: la idea es comunicar cómo se puede  vivir en estas circunstancias, con poca agua, cómo podemos reciclar y compostar y reutilizar eficientemente los recursos que tenemos. La idea es crear un proyecto que le cuente esto a la sociedad, que entienda cómo se gestionan los residuos y los recursos en este tipo de misiones y que, además, esto sirva para inspirar… Si yo puedo reutilizar esto de esta manera, quizás también alguien en su casa pueda apropiarse de alguna idea o incluso idear nuevas formas de darles segundos usos a los recursos y residuos; es lo que conocemos como economía circular.

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Fotogarfía: hypatiamars.com

Es importante que los resultados se puedan aplicar de alguna forma en nuestros hogares…

Sí, la idea es evidentemente que sirva para futuras misiones al espacio, a la Luna o a Marte, pero también que sea una información que podamos utilizar en la Tierra, que es un poco lo que se pretende con todas las misiones. Al fin y al cabo, la ciencia que se desarrolla fuera de nuestro planeta también es aplicable en la Tierra y sirve para mejorar nuestra vida aquí.

¿Cómo están trabajando en este equipo para preparar Hypatia II? Me imagino que requerirá una preparación especial a nivel físico y psicológico…

Por un lado, el mensaje que queremos transmitir es que cualquier científico, hombre o mujer, puede participar en una misión de estas características. De hecho, durante el proceso de selección no había ningún límite de edad, podía aplicar cualquier persona mayor de 18 años. La preparación, a nivel físico, consiste en unos ejercicios sencillos, no somos superheroínas. Por otro lado, a nivel mental, la preparación está centrada en poder estar aisladas en un espacio muy pequeño compartiendo vida casi 24/7 durante 15 días.

«Cultivamos plantas y verduras en condiciones extremas para en un futuro poder hacerlo en Marte»

¿Cómo describirías ese espacio en el que vais a convivir?

La MDRS es una estación de simulación; una base análoga que tiene diferentes módulos interconectados, ya que si no tendrías que ponerte el traje para salir al exterior e ir de uno a otro. En ese espacio hay un módulo central que es en el que se desarrolla la vida diaria. Ahí se come, se realizan las reuniones sociales y es también donde están las camas, que son unas pequeñas habitaciones independientes, de tamaño muy reducido. Entra la cama y ya está, por así decirlo.

Luego, ese módulo tiene una zona de desinfección que es donde se ponen y se quitan los “trajes espaciales”. Aparte de eso hay una serie de módulos periféricos, por ejemplo el Green Hub, es decir, el invernadero, que es donde se cultivan unas pequeñas verduras o plantas. También hay otros módulos, como el RAM, que está dedicado a reparar posibles incidencias mecánicas en diferentes aparatos, o el observatorio, con telescopios para mirar tanto el sol como otros astros. De hecho, está el Musk Observatory, que contiene un telescopio para mirar el sol ―no funciona con otros objetos― y ha sido donado por Elon Musk.

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Fotografía: hypatiamars.com

Entonces, ¿será posible cultivar en Marte en algún momento del futuro? Suena muy a película de ciencia ficción.

Es lo que los científicos están intentando, ver si se podrían cultivar diferentes plantas o vegetales en condiciones extremas en un futuro. En misiones como estas se aprende a realizar cultivos en condiciones extremas para trasladar ese aprendizaje a lugares más inhóspitos como Marte.

«Las misiones tripuladas fuera de la Tierra, sin economía circular, son impensables»

¿Qué te ha llevado a participar en un proyecto tan apasionante?

En mi caso, trabajo en el ámbito de las Ciencias Sociales, en comunicación científica, y normalmente este tipo de misiones están dirigidas más a personas vinculadas a las áreas de las ciencias y la tecnología. O quizás incluso en el ámbito sanitario, pero es extraño encontrar misiones que también busquen un periodista o alguien del área de comunicación. Sin embargo, creo que esto es algo que tiene que cambiar y creo que esta es una oportunidad para demostrar la importancia de contar con personas de todas las disciplinas en misiones de esta envergadura. A mí esto es algo que me entusiasmaba desde hace muchos años, era algo que tenía muchas ganas de hacer y en algún momento descubrí la misión y dije: “esta es la mía, a por ello”.

Según has comentado toda tu educación y formación se ha desarrollado en universidades públicas. ¿Cuál es la importancia de la educación a la hora de alcanzar metas como esta?

Creo que cualquier persona, venga de la enseñanza pública o privada, puede conseguirlo, eso no es una limitación. Pero sí es importante hacer ver que tenemos una universidad pública de calidad, que te da una serie de conocimientos y de herramientas que te permiten ser competitivo en el mundo real, ahí afuera, para conseguir objetivos como formar parte de una misión como Hypatia, en mi caso, u otros que cada uno pueda tener. Por ello, creo que es importante poner la educación pública en valor y hablar de lo importante que es cuidarla.

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La economía circular es parte de tu especialización. ¿Qué relevancia y aplicación tienen estos proyectos, por ejemplo, ante el cambio climático?

Estoy especializada en comunicación y siempre he tenido muy presente el vínculo entre comunicación y sostenibilidad. La sostenibilidad y la economía circular son clave para la supervivencia de la especie humana en la Tierra y, cómo no, fuera. Me atrevería a decir que las misiones tripuladas fuera de la Tierra, sin economía circular, es decir, sin reutilización de recursos, son prácticamente impensables.

Cada litro de agua que llevamos al espacio es un kilo y eso cuesta miles de euros. Gracias a la reutilización de residuos y, en términos más amplios, a la economía circular, podemos hacer viables este tipo de misiones. Y, por otro lado, en nuestro planeta  estamos viendo cada vez más que este tipo de enfoque es imprescindible: hay que reutilizar todo al máximo antes de desecharlo.

«Que los límites te los pongan otros; nunca tú»

Como decías, este proyecto tiene otro objetivo que es inspirar a las próximas generaciones interesadas en las áreas STE(A)M.¿Qué consejo le darías a niñas o jóvenes interesadas en la ciencia o la comunicación científica?

Les diría que no se pongan límites, porque muchas veces tendemos a pensar que no vamos a poder, o “para qué voy a aplicar a esto si no me van a coger haga lo que haga”. Es importante que los límites te los pongan otros pero nunca te los pongas tú misma. Si tú crees que puedes, o simplemente te apetece hacer algo, inténtalo. El “no” ya lo tienes de partida. Nos solemos poner límites anticipadamente, y al menos intentándolo, aunque sea después de muchos “noes”, en un momento determinado, de repente, te dicen que sí y consigues lo que estabas buscando.

«Simular cómo sería la vida en Marte es algo que no se hace todos los días y creo que es una experiencia de esas que se quedan en la memoria»

¿Qué supone para ti este proyecto a nivel personal y profesional?

A nivel profesional creo que es un reconocimiento al trabajo que vengo haciendo desde que empecé a investigar hace ya casi diez años. Es también es una forma de seguir trabajando de manera interdisciplinar, que es algo que me gusta mucho: trabajar con gente de otras áreas y no hacerlo de manera aislada.

A nivel personal, me hace muchísima ilusión porque es una manera de experimentar algo completamente nuevo. Simular cómo sería la vida en Marte es algo que no se hace todos los días  y creo que va a ser una experiencia realmente interesante, de esas que se quedan marcadas en la memoria. Y luego también el compartir la experiencia con estas mujeres tan maravillosas, que siempre tienen mil historias súper interesantes que contar. Rodearte de gente así siempre es muy estimulante.

¿En qué situación general están los viajes al espacio? Desde el punto de vista científico por un lado, y turístico, por otro, que parece que se van a democratizar…

Es una pregunta complicada de responder porque, efectivamente, cada vez hay más gente trabajando en la democratización del espacio. Lo que sí creo es que, aunque el espacio es un lugar en el cabemos todas y todos, hay que cuidarlo. Hay que ser muy conscientes, se haga el viaje que se haga, de que hay que dejarlo como estaba, como cuando vamos al bosque. En la medida de lo posible hay que trabajar en que en cada visita que hagamos, tengamos el mínimo impacto posible. Esa parte es muy importante; al fin y al cabo el espacio es un bien público y, precisamente por eso, es nuestra responsabilidad cuidarlo.

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