Más de 650 profesionales de BBVA han vivido una experiencia internacional en los últimos años. Una iniciativa con evidentes beneficios para el empleado, pero también para la empresa, que con estos programas fomenta la cultura corporativa, forma en capacidades estratégicas y fideliza al talento interno.
La digitalización y las nuevas formas de trabajo están condicionando enormemente el mercado global de talento, abriendo la posibilidad de prestación de determinadas funciones desde cualquier parte del mundo. Este panorama permite situar el mejor talento en el momento y lugar adecuados, asignando distintos tipos de movimientos internacionales según el valor que tengan para el negocio y para el desarrollo de los empleados.
Bajo este contexto, BBVA fomenta desde 2018 diferentes formatos de movilidad internacional. El banco formalizó un marco para promover este tipo de movimientos con el objetivo de impulsar el desarrollo profesional de empleados y empleadas. “Es una herramienta perfecta para compartir buenas prácticas entre países, contribuir a atraer y fidelizar el talento, ayudar a la formación de nuestros profesionales en las capacidades críticas para el Grupo, y aportarles una visión global”, resume Mar Morales, responsable de Global Mobility en BBVA. Este programa se ha convertido además en un potente instrumento de ‘networking’ que permite desarrollar las habilidades intrínsecas inherentes a una experiencia internacional.
650 profesionales realizan experiencias internacionales
En 2019 fueron 100 empleados los primeros en estrenar el programa en formatos de estancias de corta duración. Tras el parón evidente por la pandemia, el banco retomó la iniciativa en 2022 y actualmente son 650 los profesionales que han realizado una experiencia internacional de este tipo. “Se trata en su mayoría de estancias cortas de dos o tres meses, pero también diseñamos programas de desarrollo ‘ad hoc’ para determinadas geografías y sectores”, explica. Es el caso de Turquía, un país estratégico para el banco también desde el punto de vista del talento y la cultura corporativa, y para el que se han desarrollado planes específicos.
Cada participante en el programa cuenta con un mentor que le asesora a lo largo de su estancia. El banco les acompaña además en todo el proceso, desde la obtención del visado en los casos que lo requieren hasta los primeros pasos en la ciudad de destino. El éxito de la experiencia radica precisamente en diseñar una agenda previa con objetivos marcados en las áreas de destino y acordadas con el empleado y sus responsables. “Estamos implementando también una potente estrategia de indicadores para medir el éxito de estos programas y los pasos dados por los participantes en su desarrollo profesional durante los siguientes años”, señala Morales.
“El perfil es bastante heterogéneo, tenemos empleados muy sénior, reportes de las primeras líneas de sus áreas que vienen con objetivos muy claros de ‘networking’ para profundizar en los cimientos estratégicos de sus áreas. Y también hay un gran número de empleados más júnior, con menos experiencia y para los que supone un reconocimiento a su potencial”, concreta.
Una oferta de valor al empleado
Los programas de desarrollo internacional de BBVA constituyen un elemento muy apreciado en la oferta de valor al empleado, un conjunto de acciones e iniciativas que abarcan todos los ámbitos de interés del profesional. Entre otras cosas, el modelo cuenta con planes de desarrollo y formación personalizados, las bases para un crecimiento meritocrático y transparente, el impulso de la diversidad, esquemas de trabajo flexibles, una clara apuesta por el liderazgo de los mánager y una propuesta de valor con foco en su bienestar.