Esa es la clave. En estos momentos. Llamas para obtener una cita sanitaria y el sistema te ofrece una fecha lejana al azar. Eso que algunos llaman un algoritmo decide que tu cita se producirá dentro de, pongamos, diez días. Eso sí, te ofrece varias horas para elegir dentro de diez días.
En ningún momento nadie te pregunta el motivo de tu necesidad de solicitar cita con el médico. Si alguien lo hiciera podría valorar la urgencia de tu cita. Pero eso, tus necesidades, quedan muy lejos de las necesidades de la famosa Inteligencia Artificial (IA). Aunque a decir verdad, bajo ese término, inteligencia artificial, no existe otra cosa que la inteligencia natural con otros medios, destilada, filtrada, reconstruida, deformada, por eso hace y dice lo mismo que cualquier amanuense en la ventanilla de turno, hace dos siglos,
-Vuelva usted mañana.
Que en el lenguaje, por el momento mecánico y metálico de la IA, se traduciría como,
-En estos momentos no podemos atenderle. Por favor, llame dentro de unos minutos.
En Madrid, cuando intentamos contactar con el Centro de Salud para hablar con una administrativa de carne y hueso y obtener una cita lo más próxima posible, adecuada al tiempo de espera razonable en función de la urgencia de nuestra enfermedad, topamos siempre, o casi siempre, con el hilo,
-Enseguida le pasamos con su centro de salud.
(suena un tono de llamada, o dos, o tres)
inmediatamente salta el mensaje,
-En estos momentos no podemos atenderle. Por favor, llame dentro de unos minutos.
Y esto ocurre cuantas veces llamemos a lo largo del día.
Así, de entrada, cada administración nos vende su interés y sus altas inversiones para incorporar las nuevas tecnologías a su gestión cotidiana. Hace un año la Comunidad de Madrid emitía un comunicado informando de que se iba a gastar 17´9 millones de euros en la transformación digital de su sanidad pública.
A veces me pregunto si de verdad les preocupamos un ápice, o si sólo somos la justificación para cobrar su sueldo y generar gastos que contenten a los vendedores de nuevos medios tecnológicos. Me pregunto si la pretendida digitalización quiere en realidad facilitar nuestras vidas y agilizar nuestros trámites, o bien se trata de tomar distancia y alejarse lo más posible de las ciudadanas y ciudadanos, situando una máquina entre nuestras demandas y los servicios que nos ofrecen.
Me pregunto si ese empeño por “modernizarnos” y obligarnos a aprender el manejo y la utilización de aplicaciones para solicitar cualquier prestación o servicio, supone una ventaja real, o se trata tan sólo de una distopía que nos obliga a aceptar la vida como un mal sueño, en el que un no vivo, un zombi, un virus, una voz metálica y mecánica, nos repite constantemente,
-En estos momentos no podemos atenderle. Por favor llame dentro de unos minutos.
Una y otra vez y a cualquier hora del día.
Ese peculiar mito de Sísifo que nos obligan a vivir realizando una llamada tras otra. Nosotros llamamos, aguantamos los mensajes que nos colocan, nos ponen la miel en los labios y, de pronto la roca rueda de nuevo hacia abajo en su empeño decepcionante,
-Vuelva usted mañana.
-Por favor, llame dentro de unos minutos.
Lo llaman IA, pero sólo es el viejo Sísifo, que tiene ya miles de años.