Afortunadamente ya están superados aquellos tiempos de los chistes despectivos sobre las rubias; y aquello de que si una mujer guapa llega a un cargo alto, es que se ayudó del sexo.
Antes al contrario, en estos tiempos a un beso en los labios lo pueden llamar violación… con perdón, que no es que quiera bromear con algo así, pero es que es objetivamente exagerado; aunque no teman, que yo vengo a ponerme del lado del escándalo por el último esperpento del presidente de la Federación Española de Fútbol, porque plantarle el beso ese en la boca a la jugadora de fútbol Jenni Hermoso, sea o no agresión, lo que sí es seguro es que fue absolutamente inapropiado y estúpido.
No sé si Rubiales es rubio, porque no tiene cabello, pero siempre me fascinó cómo un tipo así llegó a lo más alto del fútbol español (Alguien que lo explique, por favor). Si fuera mujer y fuera, como es éste, inapropiada para el cargo, hace años le hubiera caído la machista duda de si llegó ahí arriba gracias al sexo… aunque no sé tampoco si es guapo. Siendo hombre no se hubiera alcanzado a comprender en modo alguno qué hace ahí arriba un personaje así, como no se alcanza a comprender ahora.
Se sea hombre o mujer, guapa o menos agraciado, lo que hay que tener para los cargos es aptitudes. No se hubiera entendido hace años y se entiende peor ahora cómo se llega ahí arriba sin ellas.
Es un tipo que nada más verlo ya le saltan a uno las alarmas.
No soy una persona prejuiciosa, pero al fin y al cabo todos tenemos una especie de ordenador que analiza en un solo instante un montón de rasgos faciales, expresiones, tono de voz, etc… y se hace uno una idea de si alguien es, por decirlo finamente, de fiar o no.
Es algo que a veces falla, para bien o para mal, pero en general funciona bastante bien.
Y a mí que me perdonen pero con este hombre me saltan las alarmas antes incluso de que hable. Ya cuando habla, el tono trae efluvios de ciertas sustancias… y si además se escucha lo que dice, casi siempre le hubiera gustado a uno que en ese momento pasara un reactor rompiendo la barrera del sonido, para librarnos de escuchar estupideces.
Sin embargo, ha tenido que dejarnos en vergüenza mundial al país entero para que se plantee seriamente, al fin, quitarlo de donde nunca debió estar.
No lo han tumbaron sus artimañas con el dinero y aún no es seguro que lo haga definitivamente el robo de un beso, porque él ahí sigue y su Asamblea inexplicablemente tampoco le echó… pero vamos, que si sirve para sacarlo de ahí, la ley del solo sí es sí empezaría con mal pie, pero ya se empezarán a notar sus beneficios.