No pretende ser despectivo el titular, no pretende ofender la palabra “trampantojo”, no pretende teatralizar la verdad, pretende analizar lo que ven nuestros ojos sin ilusiones ópticas.
En el quattrocento italiano, al principio del Renacimiento, el trampantojo se utilizaba para generar una teatralidad de engaños. En la arquitectura, particularmente en las bóvedas de los edificios, iglesias y palacios, el óculo se utilizaba para generar una apertura que fingía espacios inexistentes.
En La cámara de los esposos del Palacio Ducal de los Gonzaga en Mantua, la bóveda decorada permite al espectador soñar con un cielo abierto en el que sorprenden unos personajes que miran desde una balaustrada pintada alrededor hacia donde se sitúa el visitante. Tres de estos personajes, que observan de manera burlesca a los que nos situamos abajo, asemejan su actitud con la del presidente del Gobierno de España, el señor Sánchez.
A la pregunta que el presentador de un programa matutino de alta audiencia ha hecho al señor presidente, la de que «¿por qué nos ha mentido tanto?», la respuesta ha sido: «Dígame usted en qué», palabras con las que ha querido generar la ilusión óptica en todos nosotros del autoengaño, queriendo confundir todavía más al personal.
Afortunadamente, el presentador no se ha callado y ha seguido con “una lista larga» y, sin dejar hueco al creador del trampantojo, ha enumerado unas cuantas: los indultos, el enchufismo, las manipulaciones, el negacionismo… todo ello, “cambios de posición política” para el presidente.
Es difícil explicar los sentimientos que generan una burla tan grotesca a los españoles. Es imposible aceptar que el personaje que se ha creado Sánchez de sí mismo llegue a mentir tanto como para sentir vergüenza, pero esto nos permite saber por dónde irá la campaña electoral, por el trampantojo, el autoengaño y la explicación funambulesca.
Así que, advertidos estamos. Seguramente habrá tardes de gloria, pero no olvidemos ni una sola de sus mentiras, engaños o fuegos de artificios. El 23 de julio tenemos una oportunidad, tenemos la mejor herramienta para cambiar las cosas y tenemos la obligación de construir una España mejor, lejos de las ilusiones ópticas y cerca de la realidad de sus ciudadanos.