Alberto Rodríguez Serrano, madrileño desde su nacimiento en 1988, mostró desde su más tierna infancia mucha curiosidad por el mundo artístico. Tanto que, sus recuerdos de infancia, siempre transcurren entre lápices y pinturas.

Estudió en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, donde destacó por sus matrículas de honor en Dibujo del Natural, Dibujo Anatómico, Fotografía, Grabado Calcográfico, Técnicas de Estampación, entre otras. Tras un año en la Academia de Bellas Artes en Florencia, en 2012 trabajó como colaborador de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre en el departamento de moneda.

A lo largo de los años, la presencia de Alberto se ha ampliado a otros países, convirtiéndose en un artista de carácter internacional. Ha colaborado con numerosas galerías en países de cuatro continentes y ha tenido muchos logros dignos de mención.

El artista galardonado con “La Estrella de Oro” por su excelencia profesional, ha dado un paso al mundo empresarial junto a otras galerías y, desde el 28 de abril, lleva cautivando a todos los madrileños con su nueva exposición ARS GRATIA ARTIS, en el teatro del Centro Cultural Casa de Vacas.

¿Cuál es el concepto o tema principal que abarca tu exposición «Ars Gratia Artis»?

Yo diría que mi vida. Todos los cuadros que están ahí representan algo que he vivido.

Puede parecer una colección muy ecléctica, con toros, temas de oro, de flamenco. Pero cada uno de esos temas no es más que un punto de vista de mi vida. Por ejemplo, los toros no representan la tauromaquia. Estos animales son un autorretrato, porque a mí no me gusta pintarme a mí mismo, pero lo que hago es poner en el toro como yo me siento. Es una espiritualidad, una emoción o sensación que tengo.

Como no me gusta expresarla con rostro, la expresó en el animal. Con el tema de los oros, son las zonas las he vivido. Por ejemplo, los cuadros de Venecia, «San Marcos» y «María della salute», son cuadros que realice en ese momento, con esa atmósfera. Luego, en el caso de los tangos o los bailes, como me gusta la anatomía, he visto que es la forma más elegante que me permite trabajar la anatomía sin poner un cuerpo desnudo es la danza.

«El tema principal tiene relación con mi vida en general»

¿Por qué Ars Gratia Artis? ¿Qué significado tiene el nombre?

Ars Gratia Artis es una frase latina que significa el Arte como gracia del arte. Es decir, que el arte se vale por sí mismo y que no necesita de nada extra.

También por una razón en la que se interpone un poco de ego. Mi nombre es Alberto Rodríguez Serrano (ARS). Por lo tanto, «Ars Gratia Artis», que sería Alberto Rodríguez Serrano como Gracia del Arte.

Como casi todo lo que hago tiene su motivo, pues Ars Gratia Artis que es una frase latina que da elegancia a la exposición. Casi todas las exposiciones las titulo «Ars Gratia Artis» van acompañados de un apellido, por ejemplo, Madrid 2023, Hong Kong 2018, etc.

¿Cuáles son las técnicas o medios artísticos que utilizaste en tus obras expuestas?

Como técnicas de pintura, principalmente, acrílico y óleo. También hay algunos toques de acuarelas y demás.

Casi todos los cuadros están pintados con esa técnica de pintura. Sin embargo, hay uno que está pintado con vino, 100% vino. Eso sí, en mi Instagram se puede ver que el cuadro se va pudriendo. Por eso la bailaora que se ve tiene un color teja, porque el color del vino ya no está vivo.

En cuanto a la técnica a la hora de aplicarlo al lienzo, los toros y el tema del oro están creados en un 80-90% con las manos. Es decir, se trabaja más como si fuese una escultura, en vez de una pintura.

En los retratos, que son hiperrealistas, se hacen con aerografía. El aerógrafo es una herramienta en la que, a partir del aire, se expulsa la pintura hacia el cuadro. El aerógrafo le da una calidad fotográfica a los cuadros impresionantes. El problema que tiene es que no puedes fallar, porque si fallas es mejor que te vayas a la ducha a llorar un rato.

¿Hay algún mensaje o comentario que desees transmitir a través de esta exposición?

El toro transmite potencia, movimiento, nobleza, etc. En el caso del flamenco, movimiento, pasión, carácter. En los paisajes de oro, rotundidad con un toque atemporal que se va corrompiendo con el tiempo. Cada cosa tiene un objetivo.

Yo no puedo retratar a mi madre al igual que retratar un caballo, cada cosa tiene su esencia. Por ejemplo, si tú me dices que te haga un retrato, no podría. Y no porque no quiera, sino porque no te conozco. Ya no es cuestión de dinero, es cuestión de la confianza. Para hacer un retrato necesito conocer a la persona.

Ahora bien, aunque la esencia es la misma, los cuadros de la función se tratan de contra emociones humanas. Como pudiste ver, se trata de mostrar pérdidas, sacrificios, trabajo, etc. Al final el mensaje es lo importante y lo doy en función de mis experiencias.

Cuando nos referimos al trasfondo de los cuadros, podemos profundizar muchísimo más. Porque todos podemos definirnos, podemos definir algo con un adjetivo, una palabra. Pero en realidad todos sabemos que hay muchos más detrás como virtudes, defectos, deseos, trabajo, ilusiones. Y todo ello es cómo es, bello.

Asimismo, con los cuadros pasa lo mismo. Cojo a grosso modo lo que quieres representar, por ejemplo, en el flamenco busco la fuerza del flamenco, el baile, el carácter. Ahora bien, si nos ponemos a profundizar hay mucho más porque existe una historia, una vida que contar de cada uno. Es una información pura y eterna, que no se puede contar con palabras. Solamente ves esa información y ya puedes percibir y transmitir.

Yo quiero que la gente cuando salga de allí con otro chip, otra perspectiva. Es decir, que salga impresionada. Porque para mí, es algo bonito y muy bello.

¿Hay algún elemento o aspecto destacado en tu trabajo que los visitantes no deberían perderse?

La obra en el teatro. Es una respuesta breve pero concisa. No se puede explicar lo que puedes ver allí. Creo que trasciende el concepto del arte tradicional. Es otro paso más que rompe la estaticidad.

¿Cómo describirías tu estilo artístico y cómo se refleja en esta exposición?

No te sabría decir. Creo que es la gente quien debe decidirlo. Me cuesta poner nombre a un estilo propio.

Al fin y al cabo, el impresionismo no fue creado por los impresionistas, fue la sociedad quien después de una serie de circunstancias y de aspectos quienes le dieron el nombre al neoimpresionismo.

Yo personalmente no sabría como definirlo. Lo que podía dar es palabras y adjetivos que pudiesen definirlo, o por lo menos, lo que me gustaría que reflejase. Por ejemplo, lo definiría como virtud, elegancia, emoción, profundidad, excelencia, etc. Sin embargo, esto es solo a partir de lo que me gustaría.

El resto le toca a la sociedad y al público.

¿Cuál fue el proceso creativo detrás de estas obras? ¿Hubo alguna experiencia o evento específico que influyera en tu trabajo?

Todos los cuadros son mi vida, son mis experiencias. Todo lo que he podido pintar es porque yo lo he vivido, lo he conocido. Ya sea el señor mayor, el policía, la bailarina, etc. están relacionadas con mi vida, con experiencias que he vivido.

Cuando se habla del proceso creativo, tenemos que retroceder mucho. Por lo general, la gente piensa que es cuando cojo el boli y me pongo a pintar, sin embargo, ese es el final. Yo comparto lo que decía Mozart: “El proceso no es escribir la partitura, el proceso empieza mucho antes”

Todos sentimos, tenemos experiencias. Cuando algo sucede, ya sea bueno, mal, hay una energía, una información, hay algo. No tiene por qué tener nombre, pero es algo. Entonces, una vez que eso está y lo comprendes, te das cuenta que eso tiene una profundidad mayor de lo qué a simple vista puedes ver. Esa atención que le das a una experiencia, un acto, un sentimiento es lo que hace que se convierta esa atención en una comprensión. Y cuando se comprende eso, ya está la base, el mensaje.

Eso sí, hay que tener mucha valentía, coraje y humildad para decir: ¿Qué es esto?

Al fin y al cabo, un beso es fácil de comprender, la muerte de un padre es otra cosa muy distinta. Cuando se tiene esa información, ya viene el siguiente paso. Aquí entran el intelecto y el cerebro. Se trata de buscar la forma para hacer que esa información que has retenido se refleje en el lienzo de la mejor manera posible.

¿Hay alguna colaboración o participación especial que te gustaría destacar y hacer en algún futuro?

Una de las colaboraciones que he hecho es con una botella de vino. Supuestamente, es la botella de vino más cara del mundo. Cuesta 400-500 mil euros. Esta botella es del bodeguero Hilario García en Pedroheras, Cuenca.

En cuanto a una colaboración que me gustaría hacer es con Hans Zimmer. Mis cuadros en la función, has podido ver, que van con música, entonces me gustaría hacer una colaboración con este compositor.

De momento ni he tenido el tiempo ni los contactos suficientes para llegar a él, pero el día de mañana, con más calma, me gustaría enseñar mis cuadros y hacer una colaboración con él.

En este caso, él haría la canción y yo haría el cuadro. Porque Hans tiene una mente prodigiosa.

¿Cuál o quién es tu mayor inspiración a la hora de crear esas obras tan magníficas?  Y qué inspira tu trabajo para esta exposición en particular?

Mi experiencia. Hay una voluntad comunicativa que me hace crear las obras. Al final, cuando te pasa algo o piensas algo que quieres comunicar, se crea una voluntad comunicativa y unas ganas de comunicar infinitas.

Creo que la principal motivación es el hecho de tener la necesidad de compartirlo con los demás. Porque es tan bonito que veo una necesidad de compartirlo.

Técnicamente, he copiado a Picasso, he copiado distintos cuadros como el Guernica. Al final se copia para aprender, así luego ya puedes dar otro paso más.

¿Tienes algún ritual antes de empezar a dibujar y crear una obra?

Como tal, no tengo ningún ritual. Un día me puedo despertar a las tres de la mañana y me pongo a pintar, hay veces que pinto 16 horas y veces que estoy una semana sin hacer nada.

La cuestión es la música. La música es básica. Una canción puedo escucharla 200-300 veces, una y otra vez. Al final, como decía Beethoven, la música tiene la capacidad de transportar al espectador al estado mental del compositor en el momento en el que crea la obra.

Al fin y al cabo, tengo que hacer lo necesario para estar en un estado particular, si quiero transmitir un mensaje particular.