30 de noviembre de 2049

Al final se ha salido con la suya, como no podía ser de otra manera, y para navidades ha pedido un clon biomecánico de mí  mismo.

He puesto objeciones, pero no sé ni para qué me resisto, con 71 años y a punto de palmar, si en los cuarenta y pico años que llevo con ella siempre se ha salido con la suya… pero es que me nace de dentro hacer algo de defensa al menos.

“En la lucha entre el arroyo y la roca, siempre vence el arroyo; no porque sea más fuerte, sino porque persevera”. Esa frase tan chula, por supuesto, no es mía; la leí hace tiempo. Pero vamos, que así pasa con todas las mujeres.

Tengo  asumido que voy a morir del cáncer de páncreas, que manda narices que, con tanto avance, aún se muera uno de esto… pero no tengo asimilado que vaya a haber otro yo o lo que sea esa cosa.

16 de diciembre

Desde el otro día que escribí, he estado bien fastidiado. Cada vez que me dan estos achaques pienso que “hasta aquí hemos llegao”. Y a veces pienso que sería mejor morir antes de ver a mi sustituto.

Es que no estoy seguro ni de querer saber cómo es ese chisme. Apenas he visto bichos de esos y me da igual… Bueno, o creo no haberlos visto, mejor dicho, porque igual resulta que he tratado con alguno y ni me he enterado. Pero tiene que ser muy raro verse duplicado ¿No?

Igual cuando lo vea me da un meneo al corazón y ya está. Tendría gracia irme de un infarto con lo otro que tengo encima.

Pero no, eso no va a pasar, que este corazón tiene solo unos años y es de marca Tairel.

De hecho por eso me dejaron seguir con el seguro de vida; y porque mis marcadores biológicos pronosticaban llegar, al menos, hasta los 90 años. La equivocación que tuvieron conmigo les va a salir por una pasta, aunque una pasta les llevo yo pagada también…

Lo que me jode…

Vaya, me sabe mal escribir tacos y eso que esto es mi diario. Bueno, que me jode que el dinero de mi seguro de vida se lo vaya a gastar ésta en un doble mío, pero no hay manera, ella siempre se sale con la suya. Y es que, encima, como se sabe fijo que no me queda ni medio año, hasta le adelantan la mitad del dinero.

-Pero ese adelanto es para hacerme más llevadero a mí lo que me queda  le dije.

-Cariño, tenemos suficiente dinero  para lo poco que te queda, y ¡Qué voy a hacer yo sin ti luego! -me contestó la muy cínica.

-Sin mí vas a estar, que ese trasto no soy yo, cojones. -proseguí con mi argumento.

-A mí me va a ayudar a superar tu pérdida, y sé que al final lo comprenderás porque me quieres, que a mí aún me quedan por lo menos 30 años de estar aquí, si no tengo un accidente.

Y ale, se tiene que callar uno y encima avergonzarse porque, si fuera al revés, yo me pediría una réplica de la Beyoncé aquella en versión ninfómana.

22 de diciembre

No he escrito nada estos últimos días porque cada vez menos ganas tengo… y el diario forma parte de la terapia psicológica, pero ya desahogué lo que tenía que desahogar en los primeros días de la enfermedad.

Pero “agárrate que vienen curvas”, que la puñetera lotería de Navidad no me toca ni pa dios, no, pero no van hoy y me dicen que tengo que entregar mi diario para que la copia de mí mismo sea más fiable. Que con mi gotita de sangre ya tienen para hacerlo idéntico a mí físicamente, pero que necesitan, para sentar las bases de mi personalidad: además de mi historial médico, mi currículum, mis efemérides más importantes, todo lo relativo a  mis redes sociales… patatín patatán…

Vamos, que además de todo eso, que ya tenían, necesitan mi diario para dar los últimos toques.

¿Pero no era una simple terapia?

Ale, esta vez me ahorro el hacer resistencia, que además eso es para hoy mismo ¡Tócatelos!

Eso sí, antes de darles el archivo tengo que quitar lo de Beyoncé y adornar alguna otra cosa por ahí.

Ostras, y ahora que caigo… si adorno cosas, igual no sale un yo como yo. Aunque no sé si eso es mejor o peor….

23 de diciembre

Mañana por la noche llega el nuevo Tom, y esta mañana estuve afinando algunos detalles. Cosas que no quiero que sepa o cuente nunca el cacharro ese….

Aunque al fin y al cabo, bastante voy a saber yo, cuando palme, lo que va a hacer o decir mi copia, o lo que va a ser de “él”; y además, con la cosa de que me muero ya, ha ido todo muy aprisa y apenas he podido ni pensarlo bien, y he firmado lo que me han puesto delante  casi sin mirar. Pero habrá que fiarse y, precisamente: como no voy a estar, que pase lo que tenga que pasar. Parecía, en cualquier caso, un tipo serio y de fiar el director de la empresa esa, un tal Roy.

Ahora que, como suelte mi sustituto alguna que no deba estando yo por aquí todavía, me lo cepillo. Que lo cuenten como suicidio o un caso de rechazo de cuerpo extraño, que digo yo que también los habrá.

28 de diciembre

Ojalá hubiera sido una inocentada, pero no.

El mismo día 23 de diciembre, después de escribir en el diario, me dio otro chungo, y he estado encamado hasta esta mañana que pude ponerme en pie, como si de un resucitar se tratase.

Creí que alucinaba al oír jadeos de mi mujer y ¿Míos?

Pensé que igual estaba ella viendo algún vídeo porno de nosotros mismos, que hubiera grabado con cámara oculta. Así que me dispuse a unirme a la fiesta. Más que nada por disfrutar del espectáculo, porque yo ya hace tiempo que ná.

Bueno, pues fue asomar la cabeza por la puerta del salón y ver a mi señora dale que te pego «conmigo»… pero no conmigo como estoy ahora ¡La artista de mi mujer me pidió idéntico, pero ¡Cuarenta años más joven!

29 de diciembre

Supongo que mi original hubiera escrito sus últimos momentos como los escribí yo ayer. Al final resulta que su corazón Tairel no era tan bueno.

En fin, yo aquí lo dejo. Voy a darle candela a su mujer, que lo que sí funciona bien es el parche informático: para que me dé igual con una joven que con una de ochenta.