El cuadro Las meninas -como se conoce a esta obra desde el siglo XIX- o La familia de Felipe IV -según se describe en el inventario del museo de 1734-, se considera la obra maestra del pintor del Siglo de Oro español, Diego Velázquez. Se cree que se terminó de pintar entorno al año 1656, correspondiendo con el periodo de decadencia del Imperio Español y con el último periodo estilístico del artista, el de su plena madurez.
Es esta obra una pintura realizada al óleo sobre lienzo, de grandes dimensiones, formada por tres bandas de tela cosidas verticalmente donde las figuras situadas en primer plano se representan a tamaño natural. Es una de las obras pictóricas más analizadas y valoradas en el mundo del arte y su tema central es el retrato de la infanta Margarita de Austria, ubicada en primer plano y rodeada por sus sirvientes, “las meninas”, aunque la pintura incluye también otros personajes importantes.
En el lado izquierdo, parte de un gran lienzo y, detrás de este, el propio Velázquez se autorretrata trabajando en él. Un espejo colocado al fondo del espacio proyecta las imágenes del rey Felipe IV y de su esposa, Mariana de Austria, una técnica de la que se valió el pintor para dar a conocer ingeniosamente todo aquello que estaba pintando, que eran los propios reyes entrando a una sesión de pintura.
La escena principal del cuadro, sin embargo, es la propia infanta Margarita y sus acompañantes que se encontraban visitando, el taller del maestro Velázquez. Pero esta gran obra universal no es un retrato de grupo convencional o clásico, pues en el cuadro se plasma algún suceso que solo queda sugerido por la dirección de las miradas de seis de los nueve personajes hacia fuera del cuadro, es decir, hacia el lugar donde se encuentra el espectador.
Las meninas, como obra del barroco, esconde varios mensajes solapados o encriptados. Así, la apariencia casual del suceso narrado esconde en realidad un complejo estudio de las relaciones entre los personajes representados. Pues sí, si Diego de Velázquez no hubiera fallecido podría pintar una nueva versión de sus famosas “meninas”: las “Meninas de San Jerónimo”, inmortalizando esta nueva y surrealista moción de censura con el candidato, Ramón Tamames, en la Corte de Pedro Sánchez.
La verdad, les debo confesar, que no sabría dónde ubicar a los once personajes de este nuevo óleo. Pedro Sánchez, con un flamante traje azul claro; Yolanda Diaz, de blanco, en el centro de la escena. En un enigmático juego triangular de miradas entrelazadas hay que ubicar al Sr. Tamames, que podría ser el aciano pintor frente al espejo. Abascal, como líder de VOX, e Irene Montero, como ministra ensombrecida por los dos personajes que dominan la escena. Como miembros de la Corte también tenemos a Gabriel Rufián, de ERC; Aitor Esteban, del PNV; Joan Baldoví, de Compromís; a alguien de Teruel Existe y, para cerrar el quinteto, a Mertxe Aizpurua, de EH Bildu. En esta nueva versión de esta inmortal obra y para no quebrantar la nueva norma legislativa de la ministra Belarra, ya no hay mastín.
Y preguntaran todos ustedes, ¿dónde están el líder del Partido Popular, el señor Feijóo? Pues la contestación es sencilla: de espectador, que es lo más sabio e inteligente.
Ya lo sabemos: tendremos pronto que hacer un nuevo espacio para esta obra maestra en el Museo del Prado. Y en la política nacional que creamos, todos los partidos quedan retratados.