Cuando nos hacemos adultos, nuestras rutinas antes de dormir no suelen ser las más adecuadas. A veces pensamos que estamos haciendo lo correcto, pero muchas veces nos equivocamos. El sueño es fundamental para el día a día y para una buena salud.
Si crees que no tienes buenos hábitos o crees que deberías de cambiar alguno, aquí os mostramos varias cosas que puedes hacer tú y tus hijos. Las rutinas podemos dividirlas en apartados según el tiempo que falte para irnos a la cama.
LA RUTINA UNA HORA ANTES
Cuando caiga la noche o cuando falten aproximadamente 60 minutos para que nos acostemos, envía una señal a tu pequeño que indique que es hora de ir conciliando el sueño. Tendrás que bajar las pulsaciones de su cuerpo para que este se relaje lo mejor posible.
Para ello, es recomendable que bajes las luces de tu casa. Evita encender el televisor, pues, la luz azul resalta y daña la vista. Utiliza YouTube para poner ruido blanco de fondo y jugar a juegos muy tranquilos, que no causen actividad física y movimientos bruscos.
También recuerda que las temperaturas muy altas o bajas pueden dificultar el sueño tanto de los más pequeños como de los adultos. Así pues, aclimata y mantén la habitación entre los 18 y los 22 grados.
20 MINUTOS ANTES
No existe una rutina específica, pues cada familia adopta unos hábitos antes de dormir. Lo más importante es que todos se acostumbren a una rutina agradable, tranquila, silenciosa y coherente. Un estudio que se llevó a cabo y dio buenos resultados en las familias con niños pequeños fue dar un baño, unos masajes y acurrucar a los niños en la cama 15 minutos antes de su hora para dormir.
Eso sí, hay que tener en cuenta que la capacidad para dormir de un bebe de entre 7 y 36 meses no es la misma que la de los niños de 4 a 6 años.
Además de esos tres pasos que hemos definido, también existen diversas acciones que pueden ayudar a los padres a que los niños se vayan a la cama. No les obligues hacerlo, es decir, no los mandes a la cama en un tono serio. Diles por qué deben irse a la cama, ya que les ayudará a entender que así al día siguiente tendrán mucha mayor fuerza y energía para disfrutar del cole, de los amigos o del parque.
Es fundamental que la habitación y las sábanas tengan un olor fresco pero no fuerte. Eso ayudará a que los niños se sientan tranquilos y puedan dormirse con facilidad.
OTRAS RECOMENDACIONES
Sí ves que tu hijo no consigue dormir y tú has realizado la rutina al pie de la letra, puedes seguir algunos de estos consejos.
Haz que tu hijo se despida de sus juguetes y sus muñecos, es decir, deja que tu hijo también acueste a sus juguetes. Vuestra voz puede ayudar a vuestro hijo a conciliar el sueño, por lo que, las canciones, los cuentos o las oraciones pueden ser beneficiosas.
En invierno puedes darle una infusión de manzanilla o una valeriana, pues son relajantes.
Los objetos reconfortantes también son útiles. Déjalo acurrucado con su peluche o su mantita para que se sienta protegido. Además de ayudarle a dormir también son conocidos como objetos de transición pues brindan a tu hijo el valor necesario para independizarse y alejarse de sus padres cuando sea más adulto.