*Nota: Este es un artículo de esos de “Todo parecido con la realidad es pura coincidencia”, ya que si es usted funcionari@ se podría molestar por lo que aquí se dice… o no, ya que si es usted funcionari@ competente no se debe dar por aludid@.
Los funcionarios, esos seres supremos, acaban de conseguir una subida salarial de casi el diez por ciento a aplicar en un par de años.
Hace décadas, en mi tierra, cuando los mineros empezaron pidiendo simplemente conservar su trabajo, los ningunearon hasta que los sacaron a palos de las carreteras… y bueno, hay que reconocer que acabaron consiguiendo, a base de años y ahínco, lo de las prejubilaciones, que en muchos casos es como si les hubiera tocado la lotería.
–Estudia-, me decían a mí, -Que si no, vas pa la mina-. Y estudié, pero los hay que con mi edad (44 años) ya pasaron a vivir en júbilo… y a mí me queda, si no empeora la cosa y si llego a ello, hasta los 67.
Y me queda ese trecho lleno de incertidumbres, como le pasa a buena parte de los trabajadores de este país; y con un sueldo que da, de momento, para no pasarlo mal pero para mucha fiesta tampoco.
Los funcionarios se quejaron un poco hace unos días y ya está, no se fuera a parar el Estado: acuerdo de una buena subida, a sumar a unos sueldos que ya de por sí están por encima de los de la mayoría del común de los mortales.
Se les sube a ellos, que seguramente sean las personas menos necesitadas de España, y no es por nada pero como que joroba cuando a los demás lo único que nos sube es lo que nos cuesta todo.
Veo las cosas desde la perspectiva de autónomo, que laboralmente somos la plebe… y algunos es que no estamos ni para ascender, porque cada uno tiene sus aptitudes y muchos no nos vemos en trabajos de esos que se aprueban con oposiciones; por ejemplo, en sanidad, si veo sangre pasaría automáticamente de trabajador a paciente; y en seguridad, soy un cagueta; y bueno, cuando digo funcionario estoy pensando principalmente en lo que se suele pensar cuando se piensa en un funcionario: en el de oficina… pero vamos, que tampoco me veo ahí metido.
La cosa es que si eso, apruebas un examen y será difícil, vale, pero es que ya es trabajo bien pagado para toda la vida y, si le echas jeta, relax bien pagado para toda la vida… como si haber aprobado te diera derecho al descanso eterno.
Porque ahí quería llegar yo: a la falta de verdaderos mecanismos de control para los funcionarios. En realidad, no solo para los funcionarios, sino para otros trabajadores para lo público aunque no sean fijos… algunos de los cuales, por cierto, son de esos colocados a dedo por políticos, y algunos no saben ni detrás de lo que andan.
En una empresa privada o funcionas o te echan (a veces con demasiada facilidad, o incluso trabajando bien, he ahí el problema por este lado) pero el funcionario es, en la práctica, intocable.
El funcionario tiene todos los derechos del mundo laboral: festivos todos, pagas extras, vacaciones extendidas, días de libre disposición, de asuntos propios, días adicionales por trienios, …. Opciones (sin pegas) a reducciones de jornada, excedencias, ….
No sigo porque me echo a llorar, por comparación.
Menos mal que por lo menos los autónomos tenemos salud… dicen. Supongo que ya sabéis el chiste ese de uno que se encuentra con un genio de lámpara mágica y pide un deseo: -No ponerme nunca enfermo-, solicita; y el genio le hizo autónomo.
Lo malo es que es solo un chiste; los autónomos por supuesto también nos ponemos malos, pero si tenemos una indigestión pues nos tenemos que jorobar y trabajar con ella, en vez de cogernos una semana de baja… o eso que se hacía antes (espero que ya no), de ir a “fichar” y vuelta pa casa y ale…
Si el funcionario en cuestión no ha llegado ni a probar lo que es la vida laboral “real”, o si simplemente el funcionario es una persona engreída, ya te mira y sentencia desde su altar de privilegios… y a callar porque efectivamente están en una posición de poder.
Conozco casos de funcionarios absolutamente irresponsables, vagos, …incluso peligrosos, si están en puestos en los que nos va la salud o la economía en ello. Funcionarios que no funcionan pero que ahí siguen… que lo más que les pasa es que los cambian de puesto; pero generalmente ni eso, y ahí están jorobando al ciudadano con un mal servicio… y jorobando a otros funcionarios compañeros competentes, pero que piensan -¿Voy a ponerme yo a discutir y tener un marrón con fulanito?- Realmente eso tendría que hacerlo algún superior (si no es también incompetente), no un compañero, pero es que entre los funcionarios ni los superiores hacen nada porque, supongo, pensarán: -A ver, este es mal trabajador pero es funcionario, por tanto en la práctica no se puede despedir ¿Vale la pena que yo diga algo? Solo voy a conseguir que empeore el ambiente de trabajo. Además ¿Tengo pruebas tangibles de su incompetencia?- Que por supuesto hacen falta porque, recordemos, estamos hablando de puestos de trabajo en que los deberes tal vez no se cumplen, pero los derechos y hasta más que eso se tienen todos con garantías. Así que se deja estar.
Y al final, a veces, el funcionario incompetente no es solo que lo sea él (o ella, por supuesto), sino que contagia a los demás que pueden llegar a pensar -¿Para qué me estoy esforzando yo aquí, si voy a cobrar lo mismo que ese que no se sabe ni a qué se dedica realmente… porque entra más tarde, sale antes, multiplica los minutos de tomarse un café, se pasea, se hace fotocopias, mira su móvil, etc….-
…
Y ya está, no sigo porque no quiero que parezca que tengo algo yo contra los funcionarios per se, pues tengo hasta familia en ese olimpo del trabajo; y pienso, de hecho, que el problema por supuesto no es que los funcionarios cobren bien o tengan la tranquilidad de un trabajo verdaderamente fijo; lo que está mal, si acaso, es la precariedad del resto de trabajadores… pero sí vengo a reivindicar que hacen falta auténticos mecanismos de control de funcionarios incompetentes: para que dejen de crear disfunciones, que perjudican a sus compañeros y a todos los ciudadanos.