El autobús es, sin duda, una de los recursos más importantes que tiene la región madrileña para vertebrar todos sus puntos. No hablamos, desde luego, solo de la capital, ya que son decenas las líneas de vehículos interurbanos que unen cada punto del territorio. Sin embargo, la gran desventaja que tienen con respecto al Metro Ligero es que, al estar integrados en el tráfico, dependen de los elementos que hay en cada vía, como los eternos semáforos.
Sin embargo, la tecnología va a permitir que a medio plazo esto deje de ser un problema, al menos en la Comunidad de Madrid. Es lo que se desprende de las intenciones de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, quien quiere implantar en los próximos años el BuP (Autobús de Uso Prioritario), una plataforma de autobuses eléctricos para que los semáforos se abran directamente a su paso, evitando retrasos y atascos.
La prueba piloto será el sistema BRT (Bus Rapid Transit), que operará tanto en el intercambiador sureste como en el norte. Este discurrirá paralelo a la M-45 y la M-50, con paradas cada trescientos o quinientos metros. La velocidad no será superior a los 30 kilómetros por hora y, por hacer un símil, será muy similar los tranvías Ligeros que ya funcionan con éxito en ciudades como Boadilla del Monte.
Teniendo en cuenta estas características, deberá desplazarse principalmente por avenidas de cierta anchura, ya que habrá que crear un carril exclusivo tanto de ida como de vuelta. En las intersecciones, al estar todo el sistema integrado en la red viaria, estos autobuses eléctricos también tendrán prioridad semafórica.
Pero, ¿cómo funciona ese sistema?
Aunque son muchos los sistemas que ofrecen este servicio prioritario en los semáforos, todos se basan en la ubicación de sensores de movimiento o presión en determinados puntos de la calle. De esta manera, el sistema de control centralizado reconoce en tiempo real los vehículos que se desplazan hacia un determinado cruce regulado por un semáforo.
Según publica el diario El Español, el caso del Autobús de Uso Prioritario, que operará en Madrid, «todo está conectado a través de sensores. Cuando el autobús se acerca a un cruce con atasco, los semáforos se cierran para los vehículos que quieren pasar. Por eso, gracias a unos dispositivos colocados en el suelo, unos sistemas de comunicación conectan el andén por donde circula el autobús con los semáforos. balizas que marcan el paso de los autobuses y encienden o apagan los semáforos dependiendo de la proximidad o la distancia», explica Luis Miguel Martínez-Palencia director del Consorcio General de Transportes..
¿Cómo serán los autobuses?
No tendrán nada que ver con los que conocemos ahora. Serán más largos, de hasta 30 metros con doble articulación y una capacidad de 250 pasajeros, por los 120 que tienen ahora los de la EMT. Asimismo, contarán con un andén al mismo nivel que las puertas del autobús para que el embarque y desembarque de pasajeros sea más fluido, lo que elimina barreras y escalones, y el pago se realiza automáticamente en las estaciones a través de programas especiales o sistemas por adelantado.
Aunque este sistema se ha probado en varios países desde hace décadas, los únicos ejemplos parecidos en España podemos encontrarlos en Castellón o Vitoria o la fallida prueba de Zaragoza en 2018. En el caso de Madrid, habrá que esperar hasta el 2026 para que estos autobuses con prioridad en los semáforos comiencen a funcionar. En Madrid Nuevo Norte, donde el transporte público será piedra angular, una plataforma de autobuses rápidos discurrirá paralela a la nueva línea de Metro totalmente automatizada.