La calle de Alcalá, una de las calles con más solera de la capital, se convierte en uno de los paradigmas de lo que será nuestra ciudad en el futuro más inmediato o, tal y como se define desde el Ayuntamiento de Madrid, en el modelo perfecto del «Madrid que viene».
Unos términos que ya son santo y seña de la política urbanística del consistorio y en los que se ha referido el alcalde madrileño, José Luis Martínez-Almeida, en la inauguración de la remodelación integral de esta arteria, en el tramo comprendido entre la plaza de Cibeles y la calle Cedaceros, además de las calles aledañas del Marqués de Casa Riera, Barquillo y Marqués de Cubas.
Una actuación que ha supuesto el lavado de cara de una superficie de más de 31.000 m2 y que configura, junto al también recién renovado entorno de Canalejas, este eje de un futuro ya presente que implica una ciudad más habitable y sostenible.
En este sentido, Almeida ha señalado que «estos tres años de mandato están siendo muy intensos en cuanto a la ejecución de obras e infraestructuras», apostando por «una ciudad en la que se gane calidad de vida, y la calidad de vida parte de un espacio público que todos podamos disfrutar». Por ello, ha abundado, se está trabajando «por una ciudad con mejores calles, mejores plazas y avenidas, con más arbolado y más espacio peatonal o con carriles bicis más seguros», entre otras actuaciones.
Un cambio con el que sale ganando el peatón
El proyecto hace inclusión de todos los modos de movilidad previstos, si bien hace especial hincapié en el peatonal, el transporte público y la movilidad ciclista. Así, el diseño ha contemplado la ampliación de la acera norte en el tramo de alta afluencia entre la plaza de Cibeles y la Gran Vía, que también ha permitido incorporar una segunda alineación de arbolado y la renovación total del pavimento, adaptado a la normativa vigente en materia de accesibilidad.
También de cara a mejorar la movilidad peatonal, la calle cuenta con nuevos pasos de peatones, entre los que destaca el situado en la calle de Barquillo, y se ha mejorado la semaforización de la intersección con la Gran Vía, para dar mayor fluidez al tráfico. En lo que respecta a las calzadas, además de la renovación del asfalto, se han mejorado las condiciones de seguridad del carril bici de doble sentido que discurre entre Cedaceros y Cibeles.
Otro de los puntos reseñables es el aumento de la alineación del arbolado, que se ha doblado. Con el objetivo de naturalizar la calle y como barrera de protección entre las aceras peatonales y la calzada, se ha incorporado vegetación arbustiva. Asimismo, se han renovado y ordenado todos los elementos de mobiliario urbano dispuestos ahora en bandas para mejorar la accesibilidad y facilitar la movilidad peatonal.
Por otro lado, mediante baldosas especiales, el viandante podrá conocer a partir de ahora cuándo entra en el Paisaje de la Luz, el ámbito urbano especial reconocido por la UNESCO como Patrimonio Mundial.
Finalmente, la reforma ha incluido la colocación de nuevo alumbrado en todo el recorrido, similar al del entorno de Canalejas, tanto por su diseño como por su alta eficiencia energética y el entorno del pebetero situado en Cibeles en homenaje a las víctimas de la pandemia ha sido mejorado.
Imágenes: Ayuntamiento de Madrid