Delito de estafa y falsedad documental. Esos son los cargos que se le imputan a un individuo detenido por la Policía Nacional, quien habría suplantado varias identidades, incluidas las de personas fallecidas, para revender de manera ilícita terminales móviles de alta gama con un precio en el mercado superior a los 1.000 euros en la localidad de Torrejón de Ardoz y zonas limítrofes.
La investigación se remonta a finales de agosto 2021, cuando se detectó un volumen ingente de entregas de pedidos de terminales de telefonía móvil en Torrejón de Ardoz y sus alrededores que respondían al mismo patrón. El detenido materializaba nuevas contrataciones o cambios de portabilidad de líneas telefónicas a nombre de terceras personas a las que les habría suplantado la identidad.
No seguía un perfil concreto en la elección de estas identidades, llegando incluso en ocasiones a utilizar la de personas fallecidas. Dichas contrataciones llevaban aparejadas en la mayoría de los casos la adquisición de terminales móviles de alta gama, cuyo precio en el mercado superaría los 1.000 euros, y eran obtenidos en modalidad de pago aplazado. Tanto los terminales como las líneas quedaban finalmente impagados al no existir las cuentas bancarias aportadas por el autor. En total, según fuentes policiales, habría estafado más de 150.000 euros.
Experto en compañías de teléfono
El detenido falsificaba, empleando herramientas de edición de imágenes, toda la documentación necesaria para formalizar los contratos fraudulentos que le habilitaban para adquirir los terminales, localizándose en los registros Documentos Nacionales de Identidad, extractos de cuentas bancarias y documentos de la Agencia Tributaria falsos.
Los investigadores pudieron comprobar que el presunto autor era pleno conocedor del funcionamiento de las compañías de teléfono móvil, realizando las contrataciones a través de canales telemáticos, llamadas telefónicas o Internet, indicando como direcciones de entrega sitios despoblados o lugares donde era imposible que se entregasen los pedidos, obligando así a los repartidores de los mismos a ponerse en contacto con él para solicitarle un nuevo punto de entrega, llegando en ocasiones utilizar varias localizaciones para un mismo envío.
A la hora de realizar la entrega de cualquier pedido, el repartidor tendría que comprobar la identidad del destinatario, no realizando dicha entrega en caso de no poder contrastarla. Sin embargo, como esta práctica no es habitual, el detenido recibió paquetes cuyos datos de destinatario se corresponden con 13 identidades distintas.
Imagen portada: Ministerio del Interior