MADRID ES NOTICIA, reunió este miércoles en la terraza Picalagartos Sky Bar de la Gran Vía madrileña a Francisco Javier Vázquez Fernández, director de transformación y Productividad de BBVA; Mariano González, viceconsejero de Medio Ambiente y Agricultura de la Comunidad de Madrid y Pablo Pérez-Bedmar, director de Marketing de Powen. En una mesa de redacción moderada por el director de este medio, Héctor Salazar, en la que se ha tratado el AUTOCONSUMO ENERGÉTICO.
El objetivo del encuentro ha sido aunar a los distintos agentes que tienen un papel fundamental en un tema de rabiosa actualidad, afectado por el incremento de los precios de la energía y el Plan de la Unión Europea para reducir la dependencia de Rusia a través de una aceleración de uso de energías renovables.
Uno de los principales factores en este ámbito es la concienciación sobre la importancia del autoconsumo fotovoltaico en España. Desde el punto de vista la lucha contra el cambio climático, Vázquez Fernández asegura que, dentro de las renovables, este es muy relevante en nuestro país “porque somos uno de los países europeos con más horas de sol, con lo que partimos de una posición de privilegio para la explotación de la energía solar a través de placas fotovoltaicas”.
El segundo factor fundamental, y en el que coinciden todos los agentes, es que es “una inversión totalmente rentable”. El plazo medio de retorno de una inversión de este tipo, indica Vázquez Fernández, “está en torno a los siete años”. Estos plazos se reducen si tenemos en cuenta las subvenciones establecidas, y algunas ventajas fiscales como las ofrecidas por los ayuntamientos en cuanto a reducciones en el IBI. Es necesario tener en cuenta que estas instalaciones tienen una vida útil de en torno a los 25 años.
La relevancia de las administraciones, ayudas de la Comunidad de Madrid
Los fondos europeos representan, sin duda, una gran oportunidad. La Comunidad de Madrid, con casi 7 millones de personas, presenta una gran superficie susceptible de implantar placas solares fotovoltaicas y térmicas destinadas al autoconsumo. La región ha recibido en torno a 91 millones de euros, que está tramitando en ayudas al autoconsumo. Según asegura González, “estamos en pleno boom de la situación fotovoltaica. Se han incorporado más megavatios en los últimos seis meses que prácticamente en toda la historia de la Comunidad de Madrid”.
El viceconsejero ha descrito los datos más recientes, recabados por el Gobierno regional a fecha 10 de mayo. Hasta ese momento, la administración madrileña ha recibido casi 16.500 solicitudes por parte de particulares, un 88% del total, y 1.585 solicitudes de empresas. Ante estos datos, el viceconsejero reflexiona que “el potencial del autoconsumo ya nadie lo cuestiona, pero falta mucha educación ciudadana. Empresas, instaladores y administraciones, tenemos que hacer mucha pedagogía para mostrar las características tan positivas que supone el autoconsumo”.
Un ejemplo de relevancia es el que están llevando a cabo grandes empresas como El Corte Inglés, en su centro de Valdemoro, o la planta en la que se fabrican en Madrid los coches del grupo PSA Peugeot, que están aprovechando su cubierta para implantar las señaladas placas solares fotovoltaicas. En la misma situación se encuentran grandes empresas del sector agroalimentario como ALBE, o el propio aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, “que ha hecho un despliegue masivo de solar fotovoltaica para reducir su factura energética”, indica González.
Autoconsumo energético en los hogares
Pablo Pérez-Bedmar ha introducido en la mesa un factor fundamental para la implantación del autoconsumo energético en los hogares, donde “aún no se ha generalizado como una opción real, especialmente en las comunidades de propietarios, que es donde se encuentra el meollo de esta cuestión”. A las ayudas fiscales, y la propia rentabilidad de estas energías, se han añadido los Fondos Next Generation “que pueden financiar a nivel particular hasta el 40% o a nivel de pymes hasta el 15% de la instalación, lo que se convierte en un factor acelerador brutal. Todos los programas están agotados excepto uno, en la Comunidad de Madrid”, indica.
González corrobora ese dato y lo amplía. “Hoy en día este tipo de energías revalorizan las viviendas, ya sean individuales, o edificios, y además supone un ahorro de costes. Al mismo tiempo, contribuye a la transición energética y a la descarbonización”, asegura. Tanto González como Pérez-Bedmar coinciden en la necesidad de analizar caso a caso y en la necesidad de realizar un análisis concreto que depende del régimen de vida que lleve cada ciudadano. Insisten en la necesidad de asesorarse por la gente que realmente conoce estos nuevos desarrollos energéticos y la necesidad de hacer un análisis específico de cada casa y cada cliente.
“El mensaje es que hay que apoyar el autoconsumo”, indica González, “es casi una obligación que tecnológicamente da soluciones, que económicamente es rentable, que ambientalmente es indiscutible por su aportación a la transición energética, pero que posteriormente, su implantación concreta requiere un análisis complejo”.
El papel de las entidades bancarias, mucho más allá de la financiación
Aquellas personas que quieran adentrarse en el mundo del autoconsumo energético, tienen una especial preocupación por los aspectos económicos de la inversión. Por ello, la entidad financiera BBVA, en palabras de su Director de Transformación y Productividad, “juega un papel mucho más importante que el soporte financiero”. “Primero tenemos que estar muy cerca del cliente, con acciones de sensibilización. Además, “aprovechar también la capilaridad que tenemos en la red para ofrecer al cliente un servicio integral, un servicio ‘llave en mano’”.
Tal y como ha desarrollado en este desayuno, las soluciones van desde la idea hasta la ejecución de la instalación. “El papel de las entidades financieras es estar en todo el proceso. En BBVA estamos bastante avanzados para dar una solución 360, soluciones que van desde la sensibilización con herramientas como el cálculo de la huella de carbono, pasando por la ayuda en la tramitación de las ayudas y, en caso necesario, poniendo en contacto al cliente con socios estratégicos para llevar a cabo la instalación”. Vázquez Fernández aboga porque los bancos estén en toda la cadena de valor, en base a una responsabilidad de concienciación que comparten todos los agentes implicados.
Una cuestión de vital importancia. Cuando acaben las ayudas, ¿seguirán siendo rentables estas instalaciones?
Ante esta cuestión, el Director de Marketing de Powen es tajante: “Sin duda”. Las subvenciones, según ha expresado, han sido un factor acelerador. “Empresas que llevan mucho tiempo analizando las posibilidades, se han decidido gracias a un factor como las subvenciones”. Entiende que el Gobierno debe seguir fomentando este tipo de ayudas, con este u otros programas, ya que “el potencial de mercado que hay en España, para el autoconsumo, es muy superior al que ha marcado en su hoja de ruta”.
Europa quiere ser en 2050, climáticamente neutra, lo que supone la necesidad de incorporar renovables y otras tecnologías que ayuden a no generar emisiones de efecto invernadero. Las grandes corporaciones, e incluso empresas públicas como Canal de Isabel II, disponen ya de sus planes estratégicos, en su caso, para convertirse en generadores de energía. Pero, ¿dónde está el reto?
Según indica Mariano González, “el reto está en el sector residencial, en el particular. No dudo que tenga la conciencia, pero no tiene un plan estratégico a desarrollar para reducir sus consumos energéticos y su huella de carbono. Ahí cuesta un poco más, hay que explicarle al consumidor privado que, efectivamente, la clave es el ahorro. Es que su factura energética sea cero, que la energía que consuma, la pueda generar él”. En este sentido, Vázquez Fernández indica que “los números salen por sí solos, sin ningún tipo de subvención, sin ningún tipo de bonificación fiscal, cualquier instalación es rentable per se”.
En el mismo sentido, González continúa explicando que “una vez que terminen las subvenciones, el modelo a seguir serán las desgravaciones fiscales. Hay que pensar en todo el proceso de vida, no sólo en la inversión inicial, pensar en cuáles son mis consumos y cómo puedo reducir mi factura energética. Incluso, los excedentes bien gestionados pueden generar unos ingresos”.
Una mirada al futuro, nuevos modelos hacia la transición energética
Los tres agentes implicados en el proceso coinciden en una necesaria colaboración con el cliente final, tanto entidades financieras, como administraciones e instaladores. Desde el sector financiero, Vázquez Fernández, avanza las Soluciones As a Service (SaaS), en las que la instalación está fuera del emplazamiento del cliente. En BBVA trabajan en financiación vía leasing y renting, en el caso de las subvenciones, para no consumir riesgo y convertirse en una nueva alternativa para el consumidor. Siempre, desde el punto de vista de ofrecer financiación que se adapta a las necesidades concretas de cada cliente.
Desde el punto de vista de los instaladores, en Powen trabajan por la labor educacional y consideran que todos los pasos que se han dado hasta ahora, han sido acertados. Aunque, a nivel regulatorio se necesitan mejoras que permitan desarrollar esas comunidades energéticas, en municipios más pequeños a mayor escala.
Desde el punto de vista de la Administración, la Comunidad de Madrid, tiene el reto de ejecutar los fondos, algo que González considera “una obligación”. Para ello, “tiene que haber buenos proyectos, proyectos bien analizados”. “El reto es que otorguemos todas las ayudas, que pidamos ampliaciones de crédito y que consigamos, a través de los fondos, que las dotaciones económicas que han asignado, se materialicen en proyectos concretos que contribuyan a esta transición energética y reduzcan la factura de nuestros ciudadanos”. Además, insiste en la vital importancia de la creación de comunidades energéticas, especialmente en pequeños municipios, aparte de desregular lo máximo posible.
González ha concluido este encuentro explicando que “la simbiosis entre autoconsumo e instalación solar fotovoltaica en nuestros domicilios y edificios y la movilidad eléctrica”, es la clave. “El esquema ideal sería que pudiéramos vivir en un edificio en el que las placas solares produjeran la energía eléctrica que consumimos, y que el vehículo eléctrico que tuviéramos se alimentara de los recursos que estamos generando gracias al sol. Así cerraríamos el círculo”.