Estamos desde hace tiempo asistiendo a una campaña de acoso y derribo, de cacería política y de manipulación de la realidad para obtener, no ya algún rédito político, sino a la destrucción y eliminación del rival. Lo vimos cuando se ordenó, desde la Moncloa, una campaña de desprestigio contra la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso. Para alimentar esta campaña se utilizaron cuantos medios, sobre todo económicos, fueran necesarios. Los informativos de los medios de medios de comunicación “independientes” abrían siempre sus informativos con alguna noticia, bulo o rumor, relativa a la presidenta madrileña, donde la verdad era nula. El resultado lo vimos hace un año, cuando el Partido Popular conseguía un resultado electoral suficiente para gobernar en solitario. Y aunque aquella campaña contra Ayuso fue, por lo tanto, un fracaso, la izquierda aplicó ese axioma que dice: “calumnia, que algo queda”.
Así, pasadas las elecciones la izquierda continuó con su campaña contra la presidenta regional, inventándose un nuevo caso relacionado con su hermano. Todo ello a pesar de que ninguna estancia judicial había apreciado delito alguno ni irregularidad alguna en la operación. Al contrario, la transparencia había sido modélica.
Sin abandonar a Isabel Díaz Ayuso, ahora se ha iniciado una nueva cacería política contra el alcalde de Madrid, José Luís Martínez Almeida. De nuevo todos los medios afines y subvencionados, como un afinado coro atacan al alcalde para relacionarlo en la compra de comisiones en la compra de mascarillas. Y estos medios, que callan ante otros casos similares relacionado con miembros del gobierno socialista, o graves acusaciones contra miembros de Unidas Podemos o de otros grupos aliados de los socialistas, se lanzan al degüello en un asunto en el que la Fiscalía lleva tiempo investigando el caso y que, fruto de esas investigaciones, exonera al Ayuntamiento de Madrid, y a su alcalde, de cualquier responsabilidad penal e, incluso, le insta a que se persone como perjudicado. Todo quedará en nada, pero como en el caso de Ayuso, aplicarán de nuevo el “calumnia, que algo queda”, para futuras campañas. Y como siempre, y como ha ocurrido en otros casos relacionados con políticos del Partido Popular, las cacerías políticas no pararán, porque a la izquierda no les importa la verdad, sino acabar políticamente contra quienes le plantan cara y son un obstáculos a sus estrategias.
Ahora, una vez superada la pandemia podemos quitarnos las mascarillas. Pero esta izquierda manipuladora, corrompida hasta el límite y sin un asomo de ética, seguirá conservando su máscara de ignominia para ocultar su grotesco rostro.