En el paraíso de Julia de Castro, el cambio es presente continuo. El escenario se teletransporta después de cada canción. Tras el multitudinario entierro que despidió a De la Puríssima en 2019, el luto ha sido liberación. Es una sucesión
desprejuiciada de géneros musicales hilados con letras ardientes y procaces. La abulense prende las palabras y ata los sonidos con nudos explosivos. Arde por donde ella pisa. Porque ancha es Castilla. Traza en torno a sí una espectacular muralla románica. Ruge la piedra transformada en ranchera, flamenco, zarzuela y electrónica. Somos testigos de un espectáculo efímero que perdura.

La creatividad de Julia de Castro es expansiva. La que fue durante una década voz de la banda De La Puríssima, ese proyecto escénico que transgredió todos los circuitos de la noche madrileña con un cuplé posmoderno y exuberante, es también actriz, escritora y compositora. En 2020, ha publicado ‘La historiadora’, su primer álbum en solitario; un disco transicional concebido entre Túcson (Arizona), Roma y Ciudad de México, que fue grabado entre 2016 y 2019. La abulense canta ahora sobre bases de electrónica minimalista y cumbia. Llama a la feminidad desde su lado más masculino.