Quien ha pasado por el camerino de Arte&Desmayo sabe que sus paredes están forradas con los carteles de las producciones (propias y ajenas) que han pisado ese escenario: por ahí está la siniestra mariposa de El coleccionista, la cabeza silueteada en rojo de Equus, las formas inciertas de ¿Quién teme a Virginia Woolf?, el torso desnudo de Preludio, o las enigmáticas presencias de 405, entre otras figuras que parecían haberse convertido en fantasmas desnortados sin el bullicio de un camerino momentos antes de comenzar la función. Con el confinamiento parecían estar condenadas al olvido.
«Muchas veces me han preguntado qué significa para mí mantener abierta una sala como Arte&Desmayo. No he sabido muy bien qué responder. Pero ahora, echando la vista atrás y valorando estos más de diez años de actividad, puedo decir que ha sido, está siendo, una aventura vital», afirma Juanma Gómez, actor y director de la sala a pocos días de la reapertura de la sala. En marzo de 2020, cuando se decretó el confinamiento, las señales de que la aventura había llegado a su fin parecían evidentes. Como sala de teatro, se interrumpieron las representaciones de 405 y los ensayos de la producción que se iba a estrenar inmediatamente después, Descalzos por el parque. Las actividades que albergaba la sala (talleres, cursos y ensayos) tuvieron que suspenderse y dejaron en suspenso las energías y las ilusiones de muchas personas que pasaban por allí a diario. Económicamente, el cierre parecía la estocada definitiva porque se planteaba inasumible mantener una sala durante el tiempo que durase el confinamiento.
Pero, a pesar de todo, Arte&Desmayo volvió a ser un reclamo para la gente que necesitaba un hueco. Parecía un refugio para actores y creadores en general que buscaban un espacio para preparar el retorno. Pero la exhibición, en una sala con un aforo tan limitado, parecía haber dado de sí todo lo que tenía que dar.
Lo cierto es que el pulso de las personas que la utilizan a diario ha vuelto a dinamizar el espacio. Y en este ritmo que supone abrir a diario las puertas de la sala vuelve a surgir la pregunta (unas veces como cuestionamiento propio, otras veces como pregunta de interlocutores más o menos cercanos): ¿no te has planteado volver a hacer teatro en Arte&Desmayo? La posibilidad estaba abierta. Sólo hacía falta el motivo. Y éste no ha sido otro que Thom Pain (basado en nada). Este personaje, que protagoniza uno de los monólogos más bellos y desconcertantes con que yo me haya encontrado nunca, necesitaba, tras su paso por el Teatro Lara en otoño de 2021, un espacio para poder seguir dejando, ante sus confundidos oyentes, una confesión tan singular como lacerante, tan disparatada como íntima. Así que Arte&Desmayo ha abierto sus puertas a Thom Pain para volver a poner en circulación ese elemento que la sala parecía estar pidiendo tanto como este personaje: el público.
Ahora vuelven a encenderse de nuevo las bombillas de los espejos del camerino en esta nueva etapa, se acicala la sala para recibir a los espectadores y se apuran los últimos ajustes en los ensayos previos al estreno, para que todo vuelva a tener sentido. Para que el círculo del retorno se complete.
El día 12 de febrero se vuelven a abrir para el público las puertas de Arte&Desmayo. La experiencia da confianza y el oficio sabiduría. Ahora, es cuestión de que los personajes vuelvan a dejar ahí su (como dijo Hamlet) “sueño de pasión”.
Las entradas para THOM PAIN (sábados, 20:30h) ya están a la venta a través del correo [email protected] y en Atrápalo.