Con la excusa del 6º informe del Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático, y en el contexto de la Cumbre COP26 que se celebra en Glasgow, la izquierda volvió a llevar el pasado jueves al pleno de la Asamblea uno de sus temas fetiches, el cambio climático.
Un intento más de convertir al Gobierno de la Comunidad de Madrid, en el culpable de todos los males, también el de la contaminación mundial. Y ello, a pesar de que somos la región que menos CO2 por habitante produce de toda España, a pesar de representar el 14 % de la población española y el 20 % del PIB nacional.
La izquierda obvia una vez más, que la lucha contra el cambio climático no entiende de ideologías: no es un dogma, ni es de unos ni de otros, es una exigencia económica, social y ambiental de primera magnitud.
El cambio climático es un reto internacional y no se le gana la partida desde el negacionismo, pero tampoco con alarmismo, demagogia o detrás de una pancarta con eslóganes grandilocuentes.
Debemos ser conscientes que la transición ecológica cuesta dinero, mucho dinero y es algo que no se combate en dos días, y menos en una situación como la actual de crisis e incertidumbre económica.
La izquierda debe entender que hay millones de ciudadanos que no pueden remplazar sus coches viejos por otros menos contaminantes, que no pueden hacer frente al pago de nuevos impuestos a los que apellidan “verdes” y que lo único que consiguen es empobrecerles aún más. Ciudadanos a los que no les falta conciencia ambiental, ni niegan la emergencia ni se desentienden de la salud del planeta, simplemente reclaman que la política tenga en cuenta su dificultad para adaptarse a una transformación que afecta directamente a sus vidas.
Es esto y no la falta de conciencia social, la que provoca incomprensión en la agenda ambiental de este gobierno, esto y su hipocresía verde, es incomprensible que el gobierno de Sánchez anuncie destinar 1.560 millones a los países en desarrollo para afrontar dicho cambio climático, cuando no hay medidas que ayuden a pagar el recibo de la luz, cuando pequeñas empresas y autónomos se ven obligados a cerrar sus negocios ante la pasividad de este gobierno.
La Comunidad de Madrid trabaja para ser neutrales climáticamente en 2050, y el camino que ha iniciado, permitirá a nuestra región realizar una transición inteligente y paulatina, que será también una oportunidad de crecimiento económico y de innovación.
La presidenta ya lo dijo en su investidura: la transición ecológica no se hará renunciando al progreso ni empobreciendo a los ciudadanos. Se hará haciendo compatible algo tan complejo como la libertad individual y empresarial con un medio ambiente sostenible, huyendo de limitaciones, prohibiciones e imposiciones fiscales, es decir, buscando una transición inteligente hacia una economía verde, este es el camino, y el Partido Popular lo tiene claro, por eso esta será, la legislatura más verde de la Comunidad de Madrid.