La adopción de las tecnologías digitales se convierte cada día más en algo universal. Si en 2019 un 9,28 por ciento de la población española declaraba no haberse conectado a Internet en los últimos tres meses, esa cifra se reduce cerca de 2,5 puntos porcentuales (6,79%) en 2020.
Un dato más favorable que el de la media europea, con un 13% de personas “desconectadas”. La población española no presenta brechas de género importantes en sus capacidades digitales relacionadas con la comunicación e información, pero sí con el manejo de software y la resolución de problemas.
Y se observan diferencias por edad en varias dimensiones. Estas son algunas de las conclusiones de un reciente análisis de BBVA Research ‘Competencias digitales en España. Un enfoque desde la diversidad’, publicado durante los Diversity Days de BBVA.
La pandemia y las soluciones digitales
En términos generales, la transformación tecnológica ha acelerado la adopción de soluciones digitales con la aparición de la pandemia y las capacidades en materia digital constituyen un elemento cada vez más esencial dentro de los procesos productivos y en el desarrollo profesional de los trabajadores.
La medición de las capacidades digitales es relevante no solo por cuestiones productivas y de competitividad, y está teniendo cada vez un mayor protagonismo en el bienestar social. Estas capacidades sirven para tener una relación más fácil y rápida con otros agentes e instituciones, tanto del sector público (entidades locales, Agencia Tributaria o sistema de salud), como del sector privado (entidades financieras, comercio electrónico u ocio).
En consecuencia, resulta necesario conocer el nivel de capacidades digitales que hay en España para poder plantear propuestas de mejora y alternativas inclusivas (que tengan en cuenta la diferencia en las capacidades digitales entre las personas) y que todos los ciudadanos puedan aprovechar las oportunidades que ofrecen las TIC.
El análisis de BBVA Research se basa en los datos de la Encuesta TIC-H, elaborada por el INE bajo una metodología similar aplicada por Eurostat a otros países de la UE, y estudia una serie de dimensiones de las capacidades digitales que serían deseables para que la población pueda sacar el mayor beneficio a la digitalización: comunicación (enviar y recibir emails, participar en redes sociales, videollamadas), información (encontrar, buscar y obtener información desde webs), resolución de problemas (compras y ventas online, uso de recursos educativos digitales o banca online) y software (uso más avanzado de aplicaciones o escribir código en lenguaje de programación).
Conclusiones del informe
Una de las primeras conclusiones del informe es que el porcentaje de la población que no se ha conectado a Internet en los últimos 3 meses se ha ido reduciendo durante los últimos años, un fenómeno que se ha seguido produciendo también durante la pandemia.
En este sentido, la población española muestra una mejor evolución al comparar con la media de la Unión Económica y Monetaria (UEM). En 2020, el porcentaje de españoles totalmente desconectados se situaba casi en la mitad de la media europea (6,79% frente al 13%).
España también ofrece mejores datos que Europa en diferencias de género de población sin haberse conectado a internet. Mientras que los españoles apenas se aprecia diferencia de género (0,05 puntos porcentuales), la brecha entre los europeos en 2020 es de 2 puntos porcentuales.
En términos de edad, se aprecian grandes diferencias, especialmente a partir de los 55 años, tanto en España como en la media de la UEM. La reducción del peso de este grupo entre 2019 y 2020 en España se produce en todos los intervalos de edad, de tal forma que se están mitigando las desigualdades entre las personas de más edad y los jóvenes.
Consideraciones sobre diversidad
Las diferencias que pueden existir entre hombres y mujeres en términos de capacidades digitales a nivel agregado están relacionadas especialmente en la resolución de problemas y el software, que incluyen las acciones más complejas y que pueden asociarse en mayor medida a tareas productivas. Por otro lado, las diferencias de género apenas existen en las dimensiones de información y comunicación, que parecen estar más conectadas con cuestiones sociales y de ocio. La pandemia no ha frenado el proceso de mejora de las capacidades digitales en hombres y mujeres: de 2019 a 2020, el aumento del nivel de resolución de problemas viene acompañado de una leve reducción de la brecha de género en España.
En términos generacionales, el análisis muestra que, a medida que aumenta la edad, el nivel de competencias digitales se reduce, tanto en España como en la UEM. Comparativamente, los jóvenes en España muestran mejores resultados que en la UEM, una relación que se va deteriorando para edades más avanzadas, de tal forma que los mayores de 55 años en España muestran un nivel de competencias menor que sus pares de la UEM.
Durante la pandemia, esta tendencia se ha mantenido y entre 2019 y 2020, aumenta el nivel de competencias de forma generalizada en España. Este resultado se aprecia sobre todo en las dimensiones de información y comunicación, que se van consolidando cada vez más rápida y fácilmente en todos los grupos de edad en la población que utiliza Internet.