Todos aquellos amantes de las fotos antiguas, o algunos más entrados en años, saben perfectamente que la ciudad de Madrid no era esa urbe compacta que es en la actualidad hace algunas décadas. La mayoría de la zona norte estaba trufada de campos de cultivo y de pasto, con algunas casas desperdigadas y otras localidades que hoy forman parte de la capital tras el brutal crecimiento experimentado desde mediados del siglo XX.
Una de esas zonas es la de Fuencarral, que fue un pueblo independiente hasta el 20 de octubre de 1951 (ahora es el distrito 12) y que, debido a su ubicación, camino de Castilla, era muy frecuentado por ganaderos y todos aquellos que entraban y salían de Madrid. Algo que ya hacían en 1702, Pedro Guiñales fundó en esa (entonces) localidad el que hoy conocemos como Restaurante Casa Pedro, por supuesto uno de los reconocidos como centenarios.
Y es que hasta los años 40, el establecimiento se llamaba Casa de la Silvestra, momento en que uno de los descendientes de Guiñales lo modificó por la nomenclatura actual. Desde entonces es uno de los referentes de la cocina madrileña y en sus mesas han comido desde reyes como Alfonso XIII o Juan Carlos I, hasta artistas como Luis Buñuel, María Dolores Pradera, Sofía Loren o Raphael pasando por políticos, toreros, periodistas o empresarios, incondicionales de los fogones de Casa Pedro.
De hecho, el Ayuntamiento de Madrid reconoció a Casa Pedro como un icono de la gastronomía madrileña otorgándole una placa conmemorativa en agradecimiento por los servicios prestados a la ciudad.
La carta, una ‘Biblia’ de la cocina tradicional
En su carta aparecen infinidad de referencias de los platos típicos regionales, entre los que destaca las mollejas de cordero encebolladas y los tradicionales callos y caracolas a la madrileña. Sin embargo, la gran especialidad de Casa Pedro son los asados, especialmente de cordero y cochinillo, y elaborados en horno de leña. Tampoco podemos olvidarnos del solomillo a la brasa, el entrecot a la milanesa o su delicioso rabo de toro estofado.
Otro de los puntos fuertes de Casa Pedro es la vinoteca, fruto de la pasión de la familia por los vinos, y que les llevó a abrir una bodega colindante al restaurante en un edificio de arquitectura rústica: Bodega Pedro.
No hace falta ir al centro para deleitarte con la mejor cocina centenaria de Madrid. La capital es mucho más que Sol y Gran Vía, y Casa Pedro es claro ejemplo de ello.