Es imposible no haber reparado, al caminar por el Paseo de Recoletos, en su fachada exterior de mármol marrón y sus grandes ventanales. También sabemos que muchas veces, cuando bajáis por la Castellana, os habéis quedado embelesados, contemplando su terraza estival, reformada en 2005, y que es protagonista de innumerables postales de Madrid. Y, por supuesto, estamos convencidos de que su nombre os evoca a historia y mitología de nuestra ciudad: Café Gijón.
El 15 de mayo de 1888 fue la fecha elegida para abrir por primera vez este emblemático lugar, también conocido como Gran Café de Gijón, perdurando desde entonces hasta nuestros días y siendo en la actualidad uno de los doce Restaurantes Centenarios reconocidos en la capital y, a su vez, uno de los pocos cafés de tertulia que quedan en la capital.
Más de 120 años de charlas bajo sus techos, de mesas de mármol negro ocupadas por algunos de los personajes más importantes de la historia reciente de España, como Santiago Ramón y Cajal, José Canalejas o Benito Pérez Galdós. De aguante durante la Guerra Civil y de resurgir durante la dictadura, convirtiéndose en luz en los periodos más oscuros de nuestros días.
Y es que, como bien dicen en la web oficial del Café Gijón, “los Cafés literarios, como el Gran Café de Gijón, constituyen algo más que un café tradicional. Son instituciones culturales, símbolos de la ciudad que les alberga, son repúblicas de sueños para los artistas, los creadores, para los intelectuales”.
Porque, seguro, la historia de la Villa y Corte de los Milagros hubiera sido diferente, y más triste, si Don Gumersindo García no hubiera fundado, dándole el nombre de su Gijón natal, este rincón ubicado entre la Cibeles y Colón.
La propuesta gastronómica, como no podía ser de otra manera, rezuma tradición por los cuatro costados, ofreciendo al comensal algunos de los productos y platos más enraizados en la cultura madrileña y española. Cazón en adobo de Cádiz, callos de Gijón, pulpo a la gallega, gambas blancas de Huelva al ajillo… Recetas aparecidas mil y una veces en los escritos de los literatos que han pisado el suelo ajedrezado del Gijón, y que, por suerte, aun hoy podemos degustar.
Y ojalá podamos hacerlo, al menos y siempre con un libro en la mano, durante cien años más
Créditos imagen: ©Café Gijón