El Teatro de la Abadía ha presentado su temporada 2021-2022. Una programación en la que el público encontrará obras del repertorio universal, en convivencia con piezas de creación contemporánea. Clásicos como García Lorca, Lope de Vega o Shakespeare. En ella se refuerza el vínculo con los creadores asociados, cuyas ideas y energía han contribuido a situar a La Abadía en el panorama de las artes escénicas a nivel nacional.
La consejera de Cultura, Turismo y Deporte, Marta Rivera de la Cruz, asistió al acto de presentación, en compañía del director artístico del teatro, Carlos Aladro. Durante su intervención, destacó que “la programación de esta temporada hace honor a la reputación de excelencia que se ha ganado a lo largo de estos más de 25 años de historia, que lo ha convertido en un referente de las artes escénicas en toda España.”
Programación
En la temporada que arrancará el septiembre, el Teatro de La Abadía ofrecerá
relecturas de varios grandes títulos del teatro occidental: un reencuentro con Mio Cid, de José Luis Gómez, figura esencial en la historia de nuestro teatro; y con Nise, la tragedia de Inés de Castro, de Ana Zamora y Nao d’Amores, que vuelve a la Sala Juan de la Cruz.
La uruguaya Marianella Morena propone en Fuenteovejuna un acercamiento
singular a la obra de Lope de Vega, al situarla en los pasillos de un supermercado,
mientras que la Companhia do Chapitô adapta a Shakespeare en Hamlet, al sustituir el castillo de Elsino por la oficina de una multinacional.
En el segundo semestre, el Teatro de la Abadía presentará una versión de El pato salvaje de Ibsen. También habrá piezas breves de Calderón, Moreto y Quiñones de Benavente en Andanzas y entremeses de Juan Rana, dirigida por Yayo Cáceres a partir de una versión de Álvaro Tato con la compañía Ron Lalá. García Lorca estará por partida doble, con el recital de Carmelo Gómez, en A vueltas con Lorca y, ya en el segundo semestre, con el Retablillo de don Cristóbal de Nao d’amores.
Presente
Estos clásicos (aunque revisitados) convivirán con creaciones que ahondan en
otros lenguajes escénicos. Como la propuesta por la compañía hispano-suiza
L’Alakran con Makers, en la que dos actores representan una pieza sobre lo
cotidiano en esta época de fragilidad.
En Cada átomo de mi cuerpo es un vibroscopio, inspirado en la vida y obra de la escritora sordociega Helen Keller, Rakel Camacho se adentrará en la diversidad
con un espectáculo que es un poema existencial sobre los límites de lo visible e
invisible. Gerardo Vera era el director previsto en Para acabar con Eddy, pero su
triste fallecimiento dejó huérfano el proyecto en la pasada temporada. Ahora, José
Luis Arellano se hará cargo de la dirección de una obra sobre el acoso que sufre
un joven homosexual en una pequeña ciudad obrera.
Ana Vallés y Matarile regresan a La Abadía con El diablo en la playa para hablar
de la fragilidad, el caos, las tentaciones y el desarraigo. Por su parte, Suspensión, de la Compañía de Circo Nueveuno, es un espectáculo de circo llamado a conmover a través de los testimonios personales de sus creadores, los juegos de malabares y las coreografías.
La memoria de nuestro país estará presente con la adaptación de Anatomía de
un instante de Javier Cercas por parte de Àlex Rigola, sobre el 23-F, que llegará
a La Abadía al comienzo del segundo semestre. También lo hará Casa, con texto
y dirección de Lucía Mirada y el nuevo espectáculo de Pont Flotant.
Ya en abril, el Teatro de la Abadía seguirá dando continuidad a su relación con el
Teatro Real, a través de una propuesta de Agrupación Señor Serrano a partir de
dos misas del siglo XVII de Joan Cererols, bajo el título Extinción.