Han pasado muchos años desde que el primer madrileño se tomara un vino en la “Taberna de Antonio Sánchez”. Tantos que ni siquiera podeos datarlo con exactitud, ya que este lugar legendario de nuestra ciudad es la taberna más antigua de la capital.
Solo se sabe que es en algún momento anterior a febrero de 1787, fecha en la que el «Diario Curioso, Erudito, Económico y Comercial” publicó su traspaso como negocio dedicado al despacho de vinos. Sea como fuere, son cuatro siglos de historia los que contemplan la actividad de un lugar en el que nunca ha cesado el trasiego de clientes sedientos y hambrientos.
Y es que la Taberna de Antonio Sánchez es uno de esos restaurantes en los que podemos disfrutar, con todas las letras, de todo el sabor de nuestra cocina, con platos característicos de la tradición culinaria española y mediterránea.
No importa si eres de sentarte a la mesa o si prefieres el “tapeo” rápido, ya que toda la carta está pensada y elaborada con el mismo mimo y cuidado, acorde con la decoración clásica. Los callos, el rabo de toro o el cocido madrileño son capaces de retrotraerte a ese Madrid castizo de calles empedradas con solo una cucharada. Igual que su famosísima torrija.
Aun así, hay espacio para los nuevos tiempos y para la técnica de vanguardia, del mismo modo que la carta de vinos, un pilar fundamental de la Taberna de Antonio Sánchez, evoluciona y mejora cada año, con nuevos y testados caldos.
Y, por supuesto, el trato está a la altura de un restaurante centenario. Flexibilidad de elección, menús para veganos y para alérgicos, pan sin gluten si el comensal lo señala con antelación… Una gestión, en definitiva, adaptada al momento actual y que, como no podía ser de otro modo, también da la posibilidad de pedir a domicilio.